En carta dirigida a la comunidad
algarrobina, la educadora relata hoy en detalle la forma cómo ella conoció y trabajó
directamente con la alumna con discapacidad, lo que fue noticia en diciembre
pasado a raíz de denuncia de su madre en las redes sociales de grave discriminación.
Situación que, finalmente, fue resuelta una vez clarificada las circunstancias.
Jamás pensé que podría verme
envuelta en una situación tan mediática como la que he vivido desde diciembre
de 2017 a la fecha, en la que se me denostara públicamente, se me cuestionara
como docente y se me hicieran falsas imputaciones por diversos integrantes de
la comunidad escolar, afectando la integridad de mi familia, mi integridad
psíquica, la de mis alumnos, apoderados, ex alumnos y ex apoderados, quienes me
han apoyado durante todo este tiempo, y que son la razón que me motiva a romper
el silencio en torno a las imputaciones injustamente realizadas.
Me han acusado de discriminar
a mi alumna, de no haberla incluido, de evaluarla injustamente. Sin embargo, la
alumna en comento, es una alumna dulce, afectuosa, sencilla, perseverante, que
se emociona con pequeños e importantes detalles. Dos años me bastaron para
conocer sus virtudes y debilidades, sus competencias, sin olvidar lo difícil
que es incluir a en un aula común a personas con necesidades educativas especiales,
muchas veces son los otros compañeros los que no quieren o no saben incluir a
sus pares con necesidades educativas especiales. Por dichas dificultades, me
emociono al recordar lo feliz que mi alumna estaba cuando fui su pareja de
evaluación (porque sus compañeras no querían participar con ella), en la que me
convertí en una alumna en mi propia clase.
Orgullosa también estuve
cuando durante el segundo año en que fuimos sus docentes, logramos convencerla,
con mi colega de educación física, que participara de la muestra folclórica,
pues el primer año no lo quiso hacer. También pude ver los avances del curso en
materia de inclusión, que con el transcurso del tiempo, integraron a su
compañera, lo que hizo que ésta cada vez se sintiera más cómoda y feliz con el
curso al que pertenecía.
Esos dos años me permitieron
conocerla, entendí las actividades en las que le gustaba participar y otras que
no. Viví experiencias complejas en materias de integración, pues en mí
asignatura no existe apoyo del programa de integración escolar, sólo somos mi
colega de educación física y yo.
Pude constatar el año 2016 que
mi alumna le disgustaba correr en tramos largos y que había ciertas pruebas
diagnósticas que debía adaptar curricularmente, tal como mandata el ministerio,
pues el principio de igualdad y la prohibición de no discriminar
arbitrariamente, no consiste en tratar a todos por igual, sino que incluir y
respetar las diferencias. Esa es la base del programa de integración escolar.
Por dicha razón el día de hoy nos han capacitado en un diseño universal de
aprendizaje (DUA).
Pues bien, teniendo el
conocimiento de las adaptaciones curriculares que hemos realizado a la alumna,
he realizado el test de naveta con un nivel de exigencia menor, sin obligarla a
rendir la prueba diagnóstica que consiste en correr dos kilómetros (prueba que
le disgusta, ofusca y molesta).
Decidí el año 2017 preguntarle
a mi alumna si deseaba rendir la prueba de resistencia que consiste en correr
dos kilómetros en la costanera, ella señaló que no quería ir con el curso a
rendir la prueba. Jamás se le prohibió rendir la prueba, jamás se le prohibió
ir con el curso, jamás se le ha privado de participar en actividades fuera del
establecimiento y la actividad en comento jamás consistió en un paseo, como
erróneamente informaron a la madre. Los alumnos con necesidades educativas
especiales son personas capaces de demostrar su voluntad. En este caso
particular, la alumna expresamente señaló no querer ir con el curso a la
costanera y yo respeté dicha voluntad, pues jamás obligaré a un alumno con
necesidades educativas especiales a realizar algo en contra de su voluntad.
Creo que dicha manera de proceder no va de acuerdo con la línea del programa de
integración ni con el DUA.
Sin embargo, los apoderados de
la menor fueron mal informados, ellos creyeron que la alumna quedó sola en el
establecimiento mientras el curso se fue de “paseo”, lo que jamás fue así, la
alumna jamás quedó sola, sino que se procedió a aplicar el protocolo del
establecimiento, y jamás se le excluyó de un paseo, la actividad consistía en
una prueba diagnóstica en la que los alumnos debían correr 2 kilómetros por la
costanera, en la que no fue excluida, ella manifestó no querer ir.
Después de dicho mal
entendido, la alumna no concurrió más a clases. A fines del año 2017, los
padres se comunicaron con el colegio para cerrar el año escolar de la alumna.
Los apoderados decidieron no llevar a la alumna a ninguna de las dos citas que
el colegio les otorgó para que rindiera la prueba de educación física. Luego de
ello, los padres en su negativa requirieron que la alumna fuera evaluada con
nota mínima. Obviamente, frente a dicha solicitud yo me negué, los padres no
pueden negar a un hijo el derecho a recibir una educación, y a que ésta sea
proporcionada, encontré tremendamente injusto que mi alumna fuera evaluada con
nota 1.0, pues ella tiene las capacidades y potencialidades para rendir las
pruebas de educación física (así lo demuestran sus promedios los años
anteriores), además, es muy difícil para mí poner nota a un alumno que yo no he
podido evaluar.
Soy docente de profesión, no
sólo porque cursé y aprobé todos mis ramos universitarios, adquirí técnicas,
metodología y herramientas de trabajo en mi formación universitaria, pero
también es importante señalar que mis valores y convicciones, las obtuve de dos
grandes referentes, mis padres, que también son educadores, ambos hicieron una
hermosa tarea en una pequeña escuela rural a la que entregaron su vida por
completo y la que fue mi hogar desde niña, a pesar de lo mal pagada que era
esta profesión y lo poco valorada que hasta el día de hoy es mantuve siempre mi
convicción de estudiar pedagogía, y lo hice.
Son tiempos difíciles, pues me
han cuestionado públicamente como docente, como persona, me han denostado y me
han insultado en redes sociales, muchos se han sentido con el derecho de
juzgarme, de calificarme y ni siquiera han dimensionado el daño que han hecho,
tanto a mí como a mí familia. Han sido tantos los insultos que me vi en la
obligación de denunciar diversos actos en el Ministerio Público por el delito
de amenazas, ya que diversas personas publicaron mis datos (entre ellos mi
nombre y dirección).
Mi caso no es más que un
ejemplo del arduo trabajo de los educadores, que muchas veces con nada debemos
hacer todo, en que constantemente la sociedad nos cuestiona por los resultados
de pruebas estandarizadas, en que frecuentemente se nos exige legitimar nuestra
labor frente al resto.
Tengo la convicción de que
todo lo sucedido se aclarará y a pesar de la angustia que me invade el hecho de
tener que dar explicaciones de los hechos antes mencionados, creí necesario
hacerlo por el respeto que tengo a mi familia y a todos los que en este tiempo
me han dado su apoyo y cariño.
Leticia Berrios Pincheira
Profesora Educación Física
Algarrobo, 25 Enero 2018
Notable la carta de la profesora, sería interesante contrastarla con la visión de la familia afectada.
ResponderEliminarEl ser juzgado por la opinion publica, es un entierro social, ya que sale a la luz, una sola vision y creo que cualquiera que vio las noticias basureo a esta profesional, lamentablemente comparto simil situacion, pero creanme la familia es el pilar de apoyo, no le doy importancia a comentarios, porque nunca tuve derecho a replica en un canal de television
ResponderEliminarSolo diré que el papel aguanta mucho, lindas palabras que no cuandar con una historia tan cruel y triste.
ResponderEliminarQue buen aporte sr anónimo muy positivo no se le rompió la cabeza de tanto pensar?
EliminarUn abrazo para ti Leticia, te conoci como alumna y vi como crecias en los inicios de esta profesion tan linda pero a veces tan ingrata por lo que estoy seguro que lo que planteas es lo que verdaderamente sucedio, pero animo somos unos quijotes en esta vida, tengo la seguridad que vas a seguir adelante, con cariño.
ResponderEliminarFidel Osorio Fernandoi
Una respuesta muy esperada por un hecho que tuvo gran difusion. De lo que he leido el problema esta en la mama y papa de la niña.
ResponderEliminarMuy estimada Sra. Profesora, solo me atrevo a escribir esta opinión,porque creo que ud. desea que opinemos sobre lo que le ha sucedido y que sepamos el dolor que siente por el resultado del mismo. Yo creo que ud., a raíz de lo que explica de su trabajo con la niña,ha actuado con sincera actitud y prodriamos decir que de acuerdo a las normas,creo que de esto ultimo nace parte del problema. No se educa "especialmente" de acuerdo a las normas, si no de acuerdo a las personas todo el tiempo. Para trabajos "especiales" de este tipo no se requiere de "funcionarias", si no de humanidad real.Pero la entiendo, el sistema no la acompaña.Porque seguramente, los compañeros no aportan y lo peor de todo, los papas de los compañeros no aportan. Si esto se supo de tan mala manera, entiendo que los padres lo iniciaron asi o no hicieron nada para que no hubiese sido así. A lo mejor ellos esperaban que el colegio resolviera el problema y solo iban a dejar a la niña para que esto sea posible, algo así como decir, "te estoy vigilando sobre lo que haces con mi hija", la actitud de los padres de esta niña ha sido inútil, ignorante y amargada que parte por considerar una desgracia lo que sucede con su hija y eso no es amor hacia su hija, es solo emoción de pena hacia su hija.Pero esto ha servido que todos los demás hablen de discriminación sin importarles en nada lo que sucede con la niña, transformando algo increiblemente personal y delicado para ella en un gran cauin egoísta,deshumanizado y mal intencionado. ¿ Como se arregla? Ya no hable mas de cual ha sido su problema,que los padres se pongan las pilas y dejen de estar tristes por su hija y se alegren que este para que construyan un ambiente nutritivo para que su hija alcance su maximo desarrollo armónico,que el colegio entienda y tome una politica humana,cierta e individual sobre como hacer inclusión que permita que las personas alcancen su máximo potencial y habilidades y enseñar a los demás que dejen ser inhumanos y "chusma"en su actuar. Lecciones, no para tener miedo,si no para hacerlo aun mejor es la actitud que todos debieran tener en esto, porque lo importante son los niños y su desarrollo en un ambiente inspirador y animado.
ResponderEliminarSra. Profesora, linda sus palabras, bien por su descarga pero me podria decir que hacemos cuando en noviembre del 2016 usted le dijo a su madre que usted no podia cuidar a su hija y que tenian que colocarle una asistente, que hacemos con su declaración que la niña es lenta y retrasa al equipo y por ultimo que hacemos con las otras dos denuncias que estan en la superintendencia que existen en su contra con otros casos de diferentes niños, puede explicar eso? Lo digo con conocimiento de causa
ResponderEliminarCuando el Río suena !!!
ResponderEliminarAcá los descargos del Padre: http://www.algarrobodigital.cl/2018/01/padres-denunciantes-de-discriminacion.html
ResponderEliminarCreo que de alguna forma el colegio debiera dar explicaciones, ya que el equipo directivo es quien toma ese tipo de decisiones como dar de baja a una alumna, tengo entendido que con la ley de inclusión no se puede ni siquiera suspender a un niño, lo de la nota para cierre de año queda a responsabilidad de la profesora jefe, utp, etc. Acá se ataca a la profesora y a los padres según leo en algunos comentarios, y que hizo el colegio?
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