Por Mario Astorga
La gran mayoría de la gente que vive y trabaja en Algarrobo está convencida que el alcalde reelecto el domingo pasado fue cómplice activo y pasivo del ex alcalde Yáñez, hoy preso por desfalco de más de 1.200.000 millones de las arcas municipales. Hay muchas preguntas sin respuestas. ¿Porqué Marco Antonio Gonzalez cuando asumió la alcaldía en reemplazo de defenestrado alcalde no cuestionó los contratos vigentes y en cambio los siguió pagando, a pesar de las observaciones de la Contraloría? ¿Porque se siguió aplicando la misma manga ancha hacia los microtraficantes como durante el gobierno del alcalde hoy preso? Todos los algarrobinos recordamos los desfiles para cerrar la campaña del entonces candidato Yáñez y el desfile celebrando su victoria electoral, ambos con impresionantes fuegos artificiales, mismos que afectan seriamente a las familias TEA, fuegos a los que los narcotraficantes nos tienen acostumbrados, mismos que tan atemorizados y molestos tienen a los algarrobinos de los distintos barrios. Por eso y muchas otras razones era muy difícil que personas que viven y/o trabajan en Algarrobo quisieran reelegir al alcalde, aunque era esperable que los funcionarios municipales, los empresarios y trabajadores de las empresas contratistas, los militantes más obsecuentes de partidos de derecha y los microtraficantes si lo harían, incluidas las familias y amigos de todos ellos.