Por Marianela Jarroud (IPS)
ALGARROBO, Chile, 30 ene 2016
(IPS) - “La pesca no solo sirve para vivir, sino también para
pasarlo bien”, asegura Pedro Pascual, un pescador de 70 años, que
desde hace 50 toma su lancha y se interna mar adentro de madrugada
para buscar el sustento diario, en las costas del océano Pacífico
de Chile.
Pícaro y entusiasta, cuenta a IPS
que ya no le gusta comer tanto pescado, aunque sabe bien sus vastas
propiedades nutritivas que lo convierten en un producto clave para la
seguridad alimentaria mundial. “Es que pescarlo y comerlo es medio
aburrido”, dijo.
“A veces mi mujer tiene que
salir a comprar pescado, porque yo llego a la casa sin ni una presa,
las vendo todas para no comerlo”, confesó, con un tono de voz
semejante al de un niño que comete una travesura.
Pascual nació y se crió en el
balneario de Algarrobo, en el litoral central chileno, a 100
kilómetros al oeste de Santiago.
Hijo, nieto y bisnieto de
pescadores, subraya que la pesca es todo para él y su familia,
mientras en la playa que usan unos 70 pescadores de la zona, prepara
la carnada en una instalación al aire libre.
Allí mismo, venderá al día
siguiente su captura, junto con otros compañeros, en una lonja que
funciona en el lugar, construida por el municipio.
“Antiguamente pescábamos mucha
corvina (Argyrosomus regius) en esta zona. Ahora pescamos merluza
(Merluccius) en el invierno y en el verano jaiba, como se llama en
Chile al cangrejo (Callinectes sapidus), y algo de congrio
(Genypterus chilensis)”, precisó.
Mientras ensarta cabezas de
pescado que luego ata con un hilo grueso que las convierte en
carnada, Pascual relata que él y sus compañeros de faena abordan
las pequeñas lanchas pesqueras al atardecer, dejan las carnadas en
alta mar, regresan a tierra y a las 6:00 de la mañana retornan mar
adentro para extraer lo capturado.
“Las jaibas me gustan, porque
hay diferentes formas de comerlas. Me encanta el chupe (pastel
salado) de jaiba. Es más variada su preparación”, afirmó.
Durante la conversación, repite
que ama su oficio y se muestra muy preocupado porque son cada vez
menos los que lo practican.
Al menos en esa zona “somos
puros viejos” y los jóvenes “ya no se interesan por la pesca”,
detalló. “Mejor que estudien, este trabajo es muy sacrificado”,
reflexionó, para ampliar que su ganancia mensual llega con suerte a
300 dólares.
¿Y qué sucederá cuando ya no
hayan pescadores artesanales?, se le inquiere. “Habrá que
comprarle a los industriales”, respondió entristecido.
Valor de pesca artesanal
Se trata de un tema no menor,
principalmente si se considera que el modelo de explotación pesquera
desarrollado en la última década en América del Sur, y que
convirtió a esa industria en una potencia mundial, arrasa con la
pesca artesanal en las costas regionales del Pacífico.
La pesca artesanal representa más
de 90 por ciento de la pesca de captura del mundo y de los
trabajadores del sector pesquero, cerca de la mitad de los cuales son
mujeres, afirmó a IPS la Oficina Regional para América Latina y el
Caribe de la Organización de las Naciones Unidas para la
Alimentación y la Agricultura (FAO), con sede en Santiago.
Añadió que la pesca artesanal
suministra alrededor de 50 por ciento de las capturas mundiales de
peces y se estima que la pesca y la acuicultura sostienen los medios
de subsistencia de entre el 10 al 12 por ciento de la población
mundial.
“La pesca en pequeña escala
hace una contribución importante a la nutrición, la seguridad
alimentaria, los medios de subsistencia sostenibles y la reducción
de la pobreza, sobre todo en los países en desarrollo”, señaló
el organismo regional en respuesta a un cuestionario.
Según estudios, el pescado tiene
un valor nutritivo excelente, proporciona proteínas de gran calidad
y una amplia variedad de vitaminas y minerales, como las vitaminas A
y D, fósforo, magnesio, selenio, y yodo en el caso del pescado de
mar.
Sus proteínas, como las de la
carne, son de fácil digestión y complementan favorablemente
aquellas aportadas por los cereales y las legumbres que suelen ser la
base alimentaria en muchos países del Sur en desarrollo.
Los expertos coinciden en que,
incluso en pequeñas cantidades, el pescado mejora considerablemente
la calidad de las proteínas consumidas diariamente.
Además, las grasas de algunos
pescados proporcionan mejor que ningún otro alimento el tipo de
grasa vital para el desarrollo normal del cerebro en los niños en
gestación y en los recién nacidos.
La amenaza extractiva
Chile, un país largo y estrecho
delimitado a sus dos lados por la cordillera de Los Andes, al este, y
el océano Pacífico, al oeste, posee 6.435 kilómetros de costa y
gran diversidad de recursos marinos.
Cifras oficiales indican que 92
por ciento de la actividad pesquera y acuícola se relaciona con la
captura de peces, cinco por ciento con la extracción de algas y el
resto de mariscos.
En el rango de los peces, las tres
grandes capturas del país se concentran en el jurel (Trachurus
murphyi), la sardina y anchoveta, que aportan en promedio más de
1.200 millones de dólares anuales, pero que se encuentran en crisis
por sobreexplotación.
La pesca extractiva da trabajo a
más de 150.000 personas y representa 0,4 por ciento del producto
interno bruto del país. Del total de trabajadores del sector, 94.164
son pescadores artesanales y de ellos, poco más de 22.700 son
mujeres, según cifras del Servicio Nacional de Pesca y Acuicultura.
Se estima que cada año se
capturan unos tres millones de toneladas de peces en este país
sudamericano. Sin embargo, en el mejor de los pronósticos, el
consumo de pescado en Chile alcanza solo los 6,9 kilos per persona al
año.
Este volumen representa menos de
ocho por ciento de los 84,7 kilos de carne por habitante que
anualmente ingieren los 17,6 millones de chilenos.
El bajo consumo de pescados en
Chile se explicaría por dos razones principales: disponibilidad y
precios. En el primer caso, la poca oferta responde a que, un
porcentaje importante de los recursos desembarcados por la pesca
industrial se destinan a la exportación.
En este escenario juega un papel
relevante una controvertida Ley General de Pesca y Acuicultura, en
vigor desde 2013 y que fue promovida por el gobierno del derechista
Sebastián Piñera (2010-2014).
La norma otorga concesiones por 20
años prorrogables y establece que los derechos de pesca de las
grandes empresas podrán entregarse a perpetuidad y ser heredables.
“Los pescadores artesanales que
antes tenían una cuota, una participación en la actividad económica
de la extracción de peces del mar, se quedaron sin derechos y por lo
tanto, muchos quedaron cesantes”, denunció Juan Carlos Quezada,
portavoz de la Consejo Nacional por la Defensa del Patrimonio
Pesquero.
El representante de esta
asociación gremial añadió en diálogo con IPS que “90 por ciento
de los pescadores artesanales se quedaron sin cuotas de pesca”, al
ser asignadas solo a la industria y a los armadores.
Mientras los pescadores luchan por
la revocación de la ley, el gobierno mantiene la entrega del Fondo
de Fomento para la Pesca Artesanal que, contradictoriamente, busca
promover el desarrollo sustentable del sector pesquero artesanal
chileno, y apoyar los esfuerzos de las organizaciones de pescadores
artesanales legalmente constituidas.
Con todo, Pascual lo tiene claro:
“La pesca es mi vida y lo seguirá siendo. El mar siempre nos
entregará algo, aunque sea cada vez menos”.
Fuente:
http://www.ipsnoticias.net/
Muy buen articulo. Es cada día el informativo que Algarrobo necesitada. Felicitaciones al equipo de este medio.
ResponderEliminarGrave lo que declara Juan Carlos Quezada,vocero del Consejo Nacional por la Defensa del Patrimonio Pesquero cuando nos señala “Los pescadores artesanales que antes tenían una cuota, una participación en la actividad económica de la extracción de peces del mar, se quedaron sin derechos y por lo tanto, muchos quedaron cesantes”.