(A propósito de la playa de Tunquén y la codicia de algunos)
Por Antibes, Algarrobo.
En la edición del 15 de Febrero de 2016, de “Algarrobo Digital”, se publica una carta supuestamente enviada por el señor Richard Maser (ciudadano de EE.UU. de Norteamérica), dueño de la “Inmobiliaria e inversiones Punta de Gallo SpA”; enseguida, se publica la respuesta que se le envió al “remitente” del correo electrónico al que se adjunta esa carta.
En la respuesta se dejó planteada que la lectura e interpretación de lo que se señalaba en dicha carta era un texto inusualmente cínico, por varias razones. Para que la comunidad algarrobina esté debidamente informada, recomiendo leer tanto la carta, como la respuesta.
Y a propósito de lo mismo, conviene hacer notar que el tema que las inmobiliarias deliberadamente eluden, es el de los “riesgos” que se corren al comprar o construir en las playas del litoral central; los riesgos y los daños. Los riesgos los corren quienes compran parcelas o sitios; los daños, los sufrirán las casas de esos mismos compradores. La inmobiliaria vende y se desentiende por completo del tema (riesgos y daños), y simplemente se lleva sus utilidades al extranjero.
Después de los terremotos y tsunamis de los últimos años, nadie en su sano juicio podría siquiera considerar comprar un sitio o construir en la playa de Tunquén; hasta la fecha, los efectos de esos eventos catastróficos, no se han hecho sentir mayormente, ni en Algarrobo, ni en Tunquén. Pero es obvio que el litoral central está muy cerca del epicentro de estos eventos.
¿Cómo, entonces, se puede ser tan cínico de ofrecer sitios en la playa, sin siquiera tocar el tema de los riesgos y los eventuales daños que deberán soportar los compradores de sitios? ¿Qué organismo serio podría sostener que no hay riesgos en esa playa? [Casi todos los organismos que tienen alguna relación con el tema hacen notar que la recomendación internacional es construir sobre la cota de 30 metros; pero esto se calla y oculta.] ¿Cómo puede la Municipalidad de Algarrobo aprobar proyectos de parcelación y construcción, teniendo presente la magnitud de los riesgos, y la cuantía de los daños, que normalmente se corren y se producen junto al mar?
Traigo a colación este tema, porque un titular de El Mercurio de Santiago, el día 27 de febrero, señala: “Fisco tiene 52 demandas vigentes por víctimas del maremoto de 2010, por más de $ 91 mil millones.” Se agrega, que “Familias piden indemnizaciones por daño moral y alegan “falta de servicio” porque autoridades no dieron alerta.”
Según la información que entrega ese periódico, “se han presentado 63 acciones judiciales en contra del Consejo de Defensa del Estado. El organismo está alegando prescripción en algunos casos, y la falta de responsabilidad en un hecho fortuito como fue el terremoto del 27-F.”
El organismo que defiende al Estado de Chile alega: a) La prescripción de la responsabilidad; es decir, las acciones judiciales, las demandas, se interpusieron y notificaron pasados los 4 años contados desde el 27-F de 20120; no es que el Estado no sea responsable: quienes demandaron, se demoraron mucho en demandar; b) Que el terremoto y posterior maremoto es un “hecho fortuito”. ¿Se puede sostener, con un mínimo de seriedad e inteligencia, que los terremotos en Chile son hechos fortuitos? ¿Y que el Estado no tiene responsabilidad en las muertes de gente inocente, y en la destrucción de cientos de casas?
En una sola causa se habría ordenado, finalmente, pagar una indemnización a la familia de un hombre que murió, por la suma de $ 55.000.000; los tribunales chilenos evalúan la vida de esa persona y el dolor que ha causado su fallecimiento, en la muy módica suma de $ 55.000.000. Esto, hay que tenerlo presente; estamos advertidos: podría ser un poco más, o podría ser menos. ¿De qué depende el valor de la vida una persona, y cómo se valoriza el sufrimiento causado con la pérdida de esa vida?
Pero estos son temas que no interesan a las inmobiliarias; hay que callar, hay que conversar de otra cosa; hay que prometer que habrán áreas verdes en el condominio que se forme, y que se va a proteger el medio ambiente.
Silencio, cinismo e hipocresía, de parte de las inmobiliarias; indolencia respecto de las autoridades, sobre todo alcaldes; modorra funcionaria generalizada; impavidez de los funcionarios relacionados con el medio ambiente, los riesgos que corre la ciudadanía, los daños que se podrían causar a las construcciones. El lema de las autoridades y del Poder político, parece ser “Dejar hacer, dejar hacer…”.
Pero es el Estado de Chile, el responsable; pero es la inmobiliaria el vehículo que genera el riesgo, el daño y el dolor. Unos se hacen los lesos, otros son indiferentes y se conforman con lo ganado; todos callan, todos son cómplices.
Ese es nuestro escenario…
Tiene toda la razón, el lema de las autoridades y del poder político, es “Dejar hacer, dejar hacer…” y en la comuna de Algarrobo es evidente....¿Que sugiere, al menos, para Algarrobo, don Antibes?
ResponderEliminar