Una amistad que da pie a un triángulo donde se
entremezclan amor, desencuentros, traiciones y esperanzas. Para la Navidad del
2001, por primera vez, Theo viaja rumbo al país de sus antiguos amigos, Clara y
Antonio. No sabe bien por qué aceptó la intempestiva propuesta de su compañero
de universidad, sin antes pensarlo, sin medir consecuencias, sin recordar sus
esfuerzos para olvidarlo todo, sin indagar siquiera si Clara estaría ahí. La
sorpresa de verlos juntos, esperándolo en el aeropuerto de Puerto Montt, le
hace preguntarse con mayor fuerza la razón por la cual, después de quince años
de silencio, Antonio lo ha buscado. Cuando se conocieron, Antonio era un joven
exiliado chileno en el Londres de los años ochenta, y Theo, un inglés
estudiante de sociología. Su amistad nació en gran parte de la admiración de
Theo por Antonio, quien anhelaba regresar a su país, luchar por la democracia y
demostrar su valentía. Fue Antonio también quien le presentó a Clara. Ella
ejercerá su encantamiento sobre ambos, desatando oscuros sentimientos con los
cuales los tres tendrán que lidiar. A través de una voz masculina, intercalada
por el diario de Clara, Carla Guelfenbein, nos presenta en esta, su segunda
novela, una deslumbrante historia donde no todo es lo que aparenta ser.
Boletín literario preparado
por Eduardo Trucco B., en cual comenta obras literarias de actualidad. Al igual
que las demás publicaciones, el lector tiene la oportunidad de compartir sus
opiniones usando nuestro espacio de “Comentarios”, ubicado al pie de cada
publicación. Eduardo Trucco Burrows, es
abogado de la U. de Concepción. Reside en Algarrobo, en el condominio
“Campomar” (camino a Tunquén).Ha estado ya casi dos años interviniendo por la
defensa y protección de los ecosistemas de la playa de Tunquén, contra la
invasión de inmobiliarias y demás personas que no tienen escrúpulo alguno en destruir
toda la playa, el humedal y el santuario de la naturaleza. Lo que se presenta
es un trabajo sencillo: leer obras escritas en español, subrayar lo que nos parece
interesante, bello, atractivo, divertido o sorprendente; enseguida, haciendo
una cuidadosa selección de todos los párrafos que se ha subrayado, se traspasan
las citas – generalmente sin comentarios – al boletín.
BOLETÍN N° 201: Selección de párrafos.
“LA MUJER DE MI VIDA”.
Carla Guelfenbein. Escritora chilena.
1. ,Me abandono al placer de
existir, al goce de ser amigos. Pág. 13.
2. Estoy seguro
que cada momento contiene los momentos futuros, sólo que no podemos
descifrarlos. Pág.24.
3. La gracia de
sus gestos, el vigor de su cuerpo, el ímpetu de su mirada, todos aquellos rasgos
que en una adolescente aparecían excesivos, con la madurez se habían asentado,
volviéndose más poderosos. Pág. 29.
4. Hace rato que
estás en edad de conformarte con lo que tienes. Y de gozarlo. Pág. 31.
5. Ya sabes,
cuando los buenos no hacen nada, los malos triunfan – dije, a sabiendas que
estaba siendo insoportablemente correcto. Pág. 33.
6.
Por primera vez
desde mi llegada reconocí las huellas que había dejado el tiempo en su rostro.
Era como si bajo su piel, aún tersa pero no tan brillante como en su juventud,
yaciera un fondo de cansancio, incluso de dolor. Pág. 34.
7. Recogí en su
expresión una inmensa tristeza, y en esa tristeza, un resplandor, como si algo
se hubiera movido dentro de ella. Pág. 37.
8. Sin embargo,
con los años, me había dado cuenta que la ironía no es más que una forma de
evadir el dolor. Pág. 43.
9. la que estaba
siempre atenta porque, según decía, cada instante tiene un lado oculto que sólo
los más valientes se atreven a explorar.
10. Me han hecho creer que las cosas simples
desaparecen pronto. Pág. 53.
11. La naturaleza no tiene tiempo para el hastío
ni para el duelo, concentrada como está en llevarse a cabo a sí misma.
12. Estaba lejos de ser una mujer ruda, como me
había parecido en un primer momento, sólo que no hacía concesiones. Ninguna
sonrisa de más, ningún gesto sin sentido. Pág. 68.
13. Al cabo de un rato apareció una francesa
pequeña y delgada, que tenía una de esas apariencias ojerosas, cuidadosamente
trabajadas para representar a la intelectual cosmopolita. Pág. 69.
14. Caí en la cuenta que Clara tenía una de esas
bellezas silentes que, en lugar de golpear, se van adentrando en los ojos y en
el cuerpo. Algo en su feminidad inquietaba. Pág. 72.
15. Sentí miedo, miedo de los estragos que deja
el dolor en las personas,... Pág. 83.
16. Creer es tal vez el gesto más noble y también
el más pueril. Ellos creían. Pág. 84.
17. Me gusta su reserva, tras la cual parece
tejer un mundo propio. Pág. 88
18. Su lucidez me produce temor. Pero también expectación.
19. No sabía con exactitud qué había cambiado en
él. La sensación general que producía era de alguien cuyo voltaje de vida se
había atenuado. Pág. 116.
20. Yo hacía esfuerzos colosales para que mi
conversación no se volviera insulsa pero tampoco impertinente, los dos
acantilados por donde suele despeñarse la ignorancia.
21. La miré moverse con esa seguridad de quien
conoce el efecto que produce su cuerpo. Lo usaba para que mis ojos no se
apartaran de ella. Pág. 123
22. Es tal vez, el vértigo de estar suspendido en
el borde de un momento donde todo es aún posible. Pág. 126.
23. Todas las mujeres queremos algo. Eso dicen
los hombres, al menos. No sé qué quiero. Pág. 138.
24. Nunca nos gustó la realidad. Pág. 141.
25. No fue algo repentino, me fue persuadiendo
poco a poco de que el amor no sólo es imposible, sino también inútil. Pág. 145.
26. Me desprendí de todo lo que me era familiar
en ella y la miré como la hembra recia y dulce que era. Me sentí afortunado de
ser yo quien la acompañara. Pág. 148.
27. Recordé que habíamos llegado juntos a la
conclusión de que la lealtad estaba incluso por encima de la verdad. Pág.177.
28. [Refiriéndose a la intimidad:] La auténtica
es escurridiza y escasa, se manifiesta en el cuerpo como un calor pacífico, placentero,
y provoca una ilusión de permanencia. Pág. 199.
29. Tal vez fuera uno de esos seres que, atrapado
por la llamada de la acción, prefiere ir al encuentro de la muerte con plenas
facultades antes de ser sorprendido en ese estado indigno en que la vida
termina por sumirnos. Pág.214.
30. Ninguna señal me conduciría a su alma, porque
las señales son infinitas y van cambiando, y no hay intimidad, ni siquiera ésa,
que permita a un ser tocar el espacio único y solitario del otro. Pág. 283.
Excelente iniciativa, felicitaciones para el Sr. Inostroza
ResponderEliminarNo he leído nada de esta escritora nacional, pero después del resumen y de los párrafos destacados por Eduardo Trucco, es una invitación para comprarlo y entrar a ese " triángulo donde se entremezclan amor, desencuentros, traiciones y esperanzas". Muchas gracias Eduardo por tus valioso aportes que fomentan la lectura y enriquecen a este diario comunal de Algarrobo, en donde se necesita incentivar y apoyar todo actividad cultural.
ResponderEliminarDe los párrafos me que do con el N° 22 "Es tal vez, el vértigo de estar suspendido en el borde de un momento donde todo es aún posible". Es muy cierto, la vida es una suma continua de instantes, momentos fugaces, que elevan y nos hacen soñar, a veces, cosas imponibles, pero si lo soñamos es porque es algo posible. El soñarlas, ya nos hace felices, aunque sea unos instantes. Y, acá en Algarrobo, tenemos tantos instantes para soñar, en este paraíso maravilloso en que vivimos lejos del mundanal y loco quehacer de la gran ciudad, fría, gris, contaminada ...
Muchas gracias don Eduardo, sus libros recomendados y los párrafos destacados son muy útiles para las que somos amantes de la literatura. Como el señor Gómez escogió un párrafo, lo sigo, y elijo el 27 Recordé que habíamos llegado juntos a la conclusión de que la lealtad estaba incluso por encima de la verdad. En un tema conflictivo, la verdad la aurora la subordina a la lealtad. ¿Puedo mentir, por lealtad? A veces, es preferible callar para no herir ni quebrar la unidad de la lealtad?
ResponderEliminarInteresante y novedoso artículo. Invita a leer la novela. Muchas gracias.
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