La
Editorial Salamandra escribe sobre esta obra: “Sin duda uno de los más destacados narradores contemporáneos de los
Países Bajos, el escritor de origen iraní Kader Abdolah —autor de El reflejo de
las palabras— ha obtenido un rotundo éxito con esta nueva novela, que ha sido
elegida por los lectores neerlandeses como segundo libro preferido de todos los
tiempos.
Durante generaciones, la poderosa
familia de Aga Yan ha ocupado una posición privilegiada en la tranquila ciudad
de Seneyán. Siguiendo una tradición secular, el clan habita un caserón de
treinta y cinco habitaciones adosado a la mezquita, una enorme y animada
colmena llena de abuelas, niños, sirvientes, comerciantes y santones.
Por el edificio fluyen a toda velocidad
historias fascinantes, y allí conviven el poder económico y el poder
espiritual, la religión y la vida social, las pasiones y los rezos. Sin
embargo, todo cambia en los años setenta, cuando la religión se convierte en
arma política y pone fin a décadas de armonía. Los grupos de izquierdas
contrarios a la occidentalización del país y los extremistas islámicos provocan
la caída del sah, y el regreso del ayatolá Jomeini marcará drásticamente el
destino de la familia.
Epopeya familiar de marcado tono
autobiográfico, en La casa de la mezquita confluyen la rica cultura persa con
la vida cotidiana de los iraníes. Gente, arte, religión, sexo, literatura,
cine, incluso el mundo de la radio y la televisión; el autor retrata, con el
conocimiento que le otorga su experiencia personal, una sociedad islámica
moderada, ligada a una sabia y fértil tradición milenaria y alejada de todo
radicalismo”.
BOLETÍN N°
221: Selección de párrafos.
Boletín literario preparado por Eduardo Trucco B., en cual
comenta obras literarias de actualidad. Al igual que las demás publicaciones,
el lector tiene la oportunidad de compartir sus opiniones usando nuestro
espacio de “Comentarios”, ubicado al pie de cada publicación. Eduardo Trucco Burrows, es abogado de la U.
de Concepción. Reside en Algarrobo, en el condominio “Campomar” (camino a
Tunquén).Ha estado ya casi dos años interviniendo por la defensa y protección
de los ecosistemas de la playa de Tunquén, contra la invasión de inmobiliarias
y demás personas que no tienen escrúpulo alguno en destruir toda la playa, el
humedal y el santuario de la naturaleza. Lo que se presenta es un trabajo
sencillo: leer obras escritas en español, subrayar lo que nos parece
interesante, bello, atractivo, divertido o sorprendente; enseguida, haciendo
una cuidadosa selección de todos los párrafos que se ha subrayado, se traspasan
las citas – generalmente sin comentarios – al boletín.
“LA CASA DE LA MEZQUITA”. Kader Abdolah.
Ediciones Salamandra, Barcelona, 2ª edición 2009. Escritor Iraní, asilado en
Holanda; autor de varias novelas.
1. Las abuelas formaban parte de la casa,
igual que el viejo grajo, el cedro y los sótanos. Una de ellas había criado al
imán y la otra a Aga Yan, ambas eran las confidentes de este último y se
encargaban de velar por las costumbres de la casa. Pág. 19.
2. Durante siglos, los zocos
habían sido el principal centro económico del país.
3. Con la
primavera llega también el nuevo año persa, el Noruz. Pág. 28.
4. Las mujeres
se ocupan de todos los detalles y sólo cuando todo está dispuesto se toman un tiempo
para sí mismas.
5. Fagri Sadat
era una mujer respetada en los círculos privilegiados de la ciudad. Pág. 29
6. Tal vez lo hicieron en la primavera. En esa estación, los tejados de
las casas, hechos con una clase especial de barro y una mezcla de plantas del
desierto, desprendían un delicioso aroma. Pág. 30.
7. Las abuelas entraron con un pequeño hornillo encendido y echaron un
poco de esfand al fuego, que desprendió una nube de
delicioso y fragante humo. Pág. 33.
8. La novia le daría al novio un ejemplar del Corán con tapas de oro y
abandonaría la casa paterna con un velo blanco y un libro del poeta medieval
Hafiz. Pág. 49.
9. Los invitados fueron agasajados con té y los mejores dulces de la
panadería, y tanto los hombres como las mujeres fueron rociados con perfume de
rosas sobre las manos. Pág. 54.
10. Por un segundo, a Aga Yan le
pareció ver algo ruin en su mirada, como si de pronto se le hubiese caído la
máscara que ocultaba su verdadero rostro. Pág. 57.
11. Kazem Kan era frugal en las
comidas, tenía un aspecto saludable y disfrutaba de la vida. Había vivido mucho
y había perdido mucho, pero a lo largo de los años tres cosas habían
permanecido inalterables: su amor por la poesía, el opio y las mujeres. Pág.
73.
12. Nada más verlo entrar, ponían su
pipa de opio sobre la ceniza caliente y las bolitas de opio picado en un
platito de porcelana china, que dejaban junto al hornillo en el que ardían
tiernas ramas de cerezo con una tenue llama azul.
13. Los habitantes de la casa veían en
él una cara distinta de la vida. Pág. 77.
14. - ¡Es una obra maestra! –
exclamó Aga Yan. ¿De dónde sale tanta belleza? Pág. 118.
15. Él cogió su Corán y buscó el
sura Aan
kahto, que un hombre recita cuando quiere
acostarse con una mujer que no es su esposa. Después de leer el sura y de que
Zinat hubiese pronunciado la palabra qabelto (accedo), él podría desnudarla, según la doctrina del libro. Pág. 136.
16. La tercera noche, Aga Yan supo
que la muerte de Kazem Kan era inminente; fue hasta su cuarto y cerró la
puerta, besó a su tío en la frente y le susurró:
- Puede irse si lo desea. Nunca lo olvidaremos y en la cámara del tesoro
guardaré sus zapatos y sus poemas. Estoy aquí, a su lado, con su mano entre las
mías. Pág. 158.
17. Deseaba encontrar respuestas a
sus preguntas. Pero era imposible, la cámara del tesoro era un secreto que
permanecía en la oscuridad, un secreto que pertenecía a la mezquita, al Corán y
a la historia. Pág. 160.
18. Nadie podía creer que existiera
una mujer tan hermosa. Su rostro deslumbraba como el día de la victoria y sus
cabellos eran tan oscuros y tan largos como la noche en que uno espera a la
amada que no llega. Pág. 163.
19. La sonrisa que antaño bailaba
siempre en sus labios había desaparecido; un velo de tristeza le ocultaba el
rostro. Pág. 178.
20. Iban erguidos en las monturas
como si fueran sultanes, uno no ve a gente así por las montañas. Pág. 183.
21. Andaba encorvado, con el aspecto
de un viejo vagabundo que no se hubiese lavado en mucho tiempo. Pág. 280.
22. Pero les habían prohibido cualquier
manifestación de dolor. Pág. 315.
23. En los pueblos como aquél se
vive permanentemente a la espera de algo: de que alguien llegue o se vaya; de
que nazca una criatura o alguien fallezca. La aldea adormecida aguardaba
siempre un suceso, sólo después se ponía en movimiento. Pág. 317.
24. La revolución había despertado
el lado más siniestro de las personas. Ya no se podía confiar en nadie, ni
siquiera en la propia familia. En los libros sobre la vida de los reyes había
leído que siempre había habido gente así. La traición y el crimen no eran
ajenos a la naturaleza humana. Pág. 322.
25. Los años pasaron y la pena de la
casa creció como un árbol en el jardín. Pág. 358.
26. Han sabido reconciliarse. Son
gentes experimentadas, estos viejos lugareños. Son sabios y su sabiduría procede
de las ricas tradiciones de esta tierra; saben cómo curar viejas heridas. Pág.
363.
27. No debes dejar que tu mujer se
acostumbre a tus brazos. Déjala que pase una noche sola, le vendrá bien –
bromeó. Pág. 370.
28. – Esta noche tú y yo tenemos
sobradas razones para brindar. Es una hermosa y nostálgica noche, lo leo en tu
rostro. Pág. 371.
29. Habría podido quedarse vivir en
la Ciudad Luz para siempre, pero al cabo de cierto tiempo algo cambió. Ya no se
sentía feliz allí, echaba de menos su hogar, los cerros de su juventud y las
mujeres de las montañas. Pág. 372.
30. - ¿Por qué pareces afligido?
- Es parte del dolor de un amigo
– le dijo. Pág. 373.
31. Usted no morirá. Permanecerá hasta
que todos se vayan y todos lleguen. Pág. 376.
32. El cristal es como una estrella
fulgurante
Se alimenta del aceite de un olivo bendito. Pág. 377.
Muchas gracias. No sabía nada de este autor. Siempre leo estos articulos
ResponderEliminarLeyendo la presentación atrae, pero luego al ir leyendo la seleccion de frases, me desmotivo, me da la sensación de un relato costumbrista de una historia y ambiente muy lejano a lo nuestro. ¿Se habrá llevado al cine alguno de sus libros?
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