Artículo de
Opinión
(Las
opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien
las emite y no representan necesariamente el pensamiento ni la línea editorial
de este Diario)
¿Cual es la estrategia del desarrollo del turismo para Algarrobo? ¿Qué política tienen diseñada el Municipio y la Dirección de Turismo? ¿Con qué dotación y presupuesto cuenta al año?¿Cómo está coordinada la acción entre los diferentes departamentos del Municipio? o ¿Es la improvisación de lo que manda el mercado la que nos guía en el desarrollo del turismo?
¿Qué tipo turismo y servicios nos conviene ofrecer, pensando en mejorar la calidad de vida de la población residente?
Algarrobo
tiene o tenía una identificación de ser una ciudad balneario de excelencia, caracterizado
por su tranquilidad, amabilidad y hospitalidad de sus residentes, arenas blancas,
playas y entorno aseado, libre vista y acceso a su extenso borde costero, aguas
sin contaminación, aire fresco con un clima excepcional, facilidad de
comunicación vehicular y peatonal, ausencia de congestión, ausencia discotecas de
contaminación acústica y que atraen riesgos de accidentes y violencia propio
del desmedido consumo de alcohol y drogas, en fin, era su atractivo.
La
modernidad y el desarrollo del país con el incremento del poder adquisitivo de
la población ha llevado a ser de esta comuna un muy atractivo lugar para los
inversionistas inmobiliarios para desarrollar mega proyectos por un lado, conjuntos
habitacionales menores, millares de construcciones de casas de veraneo y parcelación
y subloteos de predios aledaños, que ha incrementado el número de viviendas a
cifras insospechadas. Hoy se estima, Algarrobo cuenta aproximadamente con una cifra
cercana a las 20 mil viviendas, lo que permite una capacidad de alojamiento de casi 100 mil personas. Si a
ello, le sumamos una población flotante de 20 mil personas diaria en la
temporada de verano, resulta que una ciudad con infraestructura de servicios
adecuada para una población de 14 mil habitantes, deben soportar un nivel casi
10 veces sin estar preparada ni las autoridades se hayan preocupados de ello en
sus Planes de Desarrollo, Plan Regulador ni Ordenanzas.
Una simple
racionamiento aconseja que en bien de la calidad de vida de su población residente
se arbitren medidas de regulación y coordinación integral a fin seleccionar que
ese gran flujo de veraneantes y turistas temporales sean de un adecuado nivel
de cultural, educación y económico para permitir por un lado captar mayores
ingresos con menor público (ingresos para vivir el resto del año) y cuidar nuestras playas, paseos peatonales,
borde costero y tranquilidad en cada sector.
La persona y
familia que vive en hogares deseados y en sectores en que no hay cuidado por
las áreas verdes y entorno, cuando vacaciones buscan lugares con similitud, que
es lógico para sentirse en su propio ambiente y no como extraños. Un Algarrobo en
que no sea prioritario el aseo, el orden, libertad para comer y jugar fútbol en
las playas, beber alcohol y otros comportamientos de baja educación social en
cualquier parte, será siempre un atractivo a ese nivel de turismo.
Por el
contrario, un Algarrobo hermoseado, tranquilo, no contaminado, cuidado,
protegido, con ordenanzas restrictivas, playas y bordes costero cuidados, atraerá
otro tipo de veraneantes y turistas, que al comercio y a los servicio de los residentes
le proporcionar mejores y más altos ingresos. A la vez, al Municipio le significará
mejores recaudaciones y menores gastos en aseo.
En el último
tiempo un sector de nuestra población que tiene una denominación precisa para identificar con sus características especiales ha ido haciendo de Algarrobo su
lugar preferido. Razones para ello hay muchas y ya he indicado algunas. ¿De quién
estoy hablando? Del flaite, que es un vulgarismo chileno equivalente a otros
como cuma, punga, mal educado, picante, grosero, etc. En un sentido estricto,
este término se utiliza para denominar a personas de malas costumbres,
pertenecientes sectores que presentan atributos vulgares y socialmente en
general, de barrios humildes de bajos
ingresos.
Por los
lugares que prefieren para reunirse y vacacionar, como por la música de altísimo
volumen y vestimenta, presentación, corte de pelo y tatuajes, comportamiento de
“volados”, ornamentos como aros y similares, se suele extender y denominar a
esos lugares específicos como flaites. El
término se amplía más allá de una persona y se hace extensivo a grupos de
personas y/o familias.
El flaite y similares no es humilde, sumiso, ni respetuoso
o temeroso de la ley y la autoridad; el flaite es al contrario, un tipo parado
en la hilacha, agresivo, bullicioso y absolutamente desprovisto de toda noción
de jerarquía, bebe de la misma botella o lata y la bota en cualquier parte, incluso en la playa, aunque sea un envase de vidrio. Es
reconocible a primera vista, por su apariencia física, posturas, jerga,
vestuario y apariencia. En ambientes ordenados, restrictivos, de respeto por
los vecinos, se siente extraño, se molesta y se va. En jóvenes familias de este
perfil, en verano, los pañales en que mudan a sus guaguas, los entierran en la arena,
al igual que los restos de comida.
En fin, el tema da para mucho, pero es una
realidad que Algarrobo debe enfrentar mirando hacia su futuro como como ciudad balneario
de turismo de excelencia y con actividad todo el año.
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Artículo realista y genial
ResponderEliminarPreciso, directo al grano. Efectivamente se hace necesario establecer un plan estratégico para que todas las actividades, ordenanzas y acciones tiendan a buscar atraer un turismo de selección, que el que aporta a la comunidad mayores ingresos, menos suciedad y congestión, con consiguiente contaminación, Felicitaciones señor Gómez.
ResponderEliminarEfectivamente hay que fijar el rumbo y ordenar todo a ese destino. La basura en la playa y la tomatera de melón con vino o pisco es algo que ya esparte de la identidad de Algarrobo, la avalancha de gente que llega en los buses del litoral y de Santiago por el día. No gastan en nada traen su comida y trago. Las radios en las playas, hacen un ambiente que espanta a cualquiera que tenga un mínimo de educación y urbanidad
ResponderEliminarEn el verano bajé a la playa con mis nietos y alcancé a estar no más de 10 minuto, entre olor a trago, marihuana, una radio a alto volumen, garabatos, viendo también como enterraban en la arena pañales sucios y restos de comida, debí tomar mis cosas y nietos y huir espantada. No encontré a nadie cerca de la armada ni inspectores para reclamar. ¿Qué fue de el Algarrobo famoso?
ResponderEliminar¿Hacia dónde tenemos orientado nuestro ordenamiento para el turismo? Competir con Cartagena mejorando las facilidades recreativas y de alimentación en playas, con apoyo en servicios de comida chatarra y frituras a menores precios, incluso llegar a tener melones tuna heladito con vino blanco (como en la foto) y tutos de pollo
ResponderEliminarAlgarrobo querido, tranquilo, hermoso ¿que te han hecho?
ResponderEliminarPor falta de educación, cultura, gusto y buenos hábitos, aspiran a igualarse a Cartagena y parece que lo estan logrando, aunque dicen que necsitan cuatro años mas ¿quines? alcalde y concejales
ResponderEliminarQue responde el Sr Galvez y sus concejales viajeros
ResponderEliminarUna pena este artículo. No solo mal redactado y con errores, es importante pero no sustancial. Pero si una velada discriminación estigmatizante y generalizada. Hay turistas y locales que responden a la infeliz descripción, personas de "a pie" o de autos alemanes de próximos años. Indudablemente no sabe como se construye un modelo turístico, nada tiene que ver con lo que señala, y sobre quienes recae la función y responsabilidad de controlar esto. Confunden la desidia de Alcalde, Consejales y funcionarios estatales actuales y pasados, con las herramientas para definir y atraer perfiles de turistas "deseados". Muchas veces he caminado por la playa levantando latas de cervezas, cigarrillos y cuanta basura se imaginen días de semana lejos de las temporadas o fechas de "alta". Cartagena nos está dando una lección de esfuerzos, creernos más es de soberbios, además de mala educación. Para mejorar Algarrobo hace falta humildad, trabajar en el largo plazo, con suficiencia técnica y asociatividad. No sé que me asusta más si la demagogia de los párrafos o el apoyo de algunos lectores. Sinceramente espero que Patricio Gomez Bahamonde nunca conduzca una gestión estatal sobre el turismo porque claramente no tiene idea.
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