TRIBUNA CIUDADANA: EL REGALO PROMETIDO

Artículo de Opinión Ciudana

(Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, por tanto, el pensamiento ni la línea editorial de este Diario)

Por Alien Carraz. Algarrobino residente

Sr. Fantuzz,  Presidente de Asexma y su "inaceptable regalo" 

Desde tiempos antiguos se ha pregonado que Chile es un país muy conservador; y hasta nos acusan que somos asiduos modelos con aburridos ropajes en los que resaltan el color azul marino,  el café, el gris o el negro. Cualquier persona que se pasee en algún lugar público con una chaqueta de color rojo, corre el riesgo de que la gente se dé vuelta para mirarlo y que además de ser observado como un bicho raro, se transforme en un tema de conversación y pelambre.

-¿Y ese qué se cree?

-Debe ser un excéntrico

-¡Qué tipo más farsante!

-¿Viste al gallo de la chaqueta roja?

      Sometidos a esta misma condición de conservadores y tradicionalistas, resulta muy sorprendente que al Sr. Fantuzzi , como presidente de los exportadores (Asexma) se le haya ocurrido la estrambótica idea de regalarle al Ministro de Economía, una muñeca inflable, “para incentivar la economía” (¿?)

Claro que como antecedente de este “regalito” estaba el del otro año cuando  el presente fue un indio pícaro. O sea, el sentido del humor del empresariado parece tener especial afición por las representaciones desde la cintura para abajo (y para arriba en este último caso).

El asunto no sería tan escabroso si no fuera porque la susodicha muñeca de tamaño natural no sólo traía las pechugas al descubierto (que hoy en día es como mostrar los calcetines y que también las exhiben para vender neumáticos, tractores o algún remedio para los callos) sino además mostraba en todo su esplendor la otra parte íntima del cuerpo femenino en una representación tan explícita como espeluznante.

El pajarón de Fantuzzi no se tomó la molestia de revisar el “regalo prometido” que sus asesores habían elegido, y estuvo presto para salir en la foto con la muñeca en cuestión, la cara llena de risa, y el concurso en igual tono de un lote de contertulios donde resaltaban los pre-candidatos presidenciales José Miguel Insulza y Alejandro Guillier.

Lo básico que uno puede decir de este desafortunado intento por ser graciosos de una parte del  empresariado exportador, es que la idea fue malísima y que Chile es un país lleno de personas exaltadas y/o calculistas que usan la treta de rasgar vestiduras para sacarle ventajas a una tormenta perfecta.  De hecho, algunas damas de la política nacional arremetieron en contra de Fantuzzi acusándolo de ser cabeza de un “acto machista asqueroso”.  Otras señoras de muy buenas costumbres, trataron a los de Asexma de “viejos verdes” y que “todo está podrido”.

Aprovechando el momento en que la ola alcanzaba su altura máxima, apareció Piñera para sacar sus dividendos, y se soltó con un símil de las consabidas frases que la retórica politiquera acumula por miles: “…refleja una vulgaridad y ordinariez inaceptable y constituye una afrenta inaceptable para la mujer” (¡clap clap clap!)

Mientras tanto, Guillier e Insulza, balbuceaban algo así como un “no me di cuenta” respecto de la parte “cochina” de la chica con aire, al tiempo que Fantuzzi se descargaba con una metralla de excusas, pidiendo perdón a diestra y siniestra (literalmente).

La señora Presidenta también salió a formar parte de las indignadas y dijo algunas cosas que parecieron sobrepasar largamente el acto chillón y poco lúcido de la “muñeca en pelotas con la cuestión al aire”. La mandataria, se soltó con que “…Me parece inaceptable. Para mí no es novedad que en Chile haya machismo, sexismo y en algunos caso misoginia…”.

Al parecer “inaceptable” es la palabra mágica de la política contingente.

Creer que detrás de este fallido intento de chistosismo pueda haber algo premeditadamente machista, sexista o de aversión a la mujer, es una exageración muy propia de nuestra condición de sociedad pusilánime e inconsecuente que se vuelve histérica y moralista por un tonto acto de mal gusto, pero que a la vez es capaz de convivir abúlicamente sometida por la delincuencia sin que los tribunales de justicia cumplan su rol de tales, o dejar que los jubilados mal-vivan con un ingreso miserable, o permitir que atiendan a sus enfermos más indefensos con esperas de meses para sus tratamientos.

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