Para quienes gustan de la buena literatura
Boletín literario preparado por Eduardo Trucco B. (*) en
el cual ofrece una selección de párrafos, invitando a compartirlos y comentar.
“UN JARDÍN EN
BADALPUR”. Kenizé Mourad. Editorial Planeta Chilena S.A.
Resumen del libro: La fascinante historia de la princesa Selma,
madre de la escritora nos traslada a los ambientes exóticos de la corte
otomana, al Líbano y a la India de los rajás. Asistimos a la formación de una
gran personalidad femenina y a la lucha contra los fanatismos. En esta nueva
novela Mourad nos invita a viajar a la India. La protagonista, Zahr, es una
joven nacida en Francia que viaja a Lucknow para conocer a su padre, rajá de
Badalpur y musulmán de la minoría chiíta donde debe enfrentarse al
resentimiento y el fanatismo de su familia.
Bibliografía del autor: Kenizé Mourad (París, 14 de noviembre de
1939) es una periodista y escritora francesa, de origen turco-indio. Nacida
Kenizé de Kotwara, es la hija de una princesa turca, Hanim Selma Rauf y del
Nawab Amir al-Kotwara; es por tanto descendiente, por línea paterna, de Hazrat
Hussein, nieto del profeta Mahoma, cuyos descendientes llegaron de Arabia a la
India en el siglo XI.
Su madre descendía del sultán Murad V. Con el fin del
Imperio Otomano en marzo de 1924 la dinastía otomana se exilió, la madre de
Kenizé, siguiendo a su vez a su propia madre, huyó al Líbano, donde fue educada
en una escuela católica francesa y se casó en 1937 en Lucknow con un príncipe indio
musulmán a quien no conocía y que le había sido recomendado encarecidamente a
su madre por el mulá Chaukat Alí. Se trasladó a París en marzo de 1939 para dar
a luz a Kenizé, a pesar de que hizo creer a su marido que había nacido muerta
razón por la cual el nawab no supo de la existencia de su hija hasta el fin de
la Segunda Guerra Mundial. La madre de Kenizé murió de septicemia en un hotel
de París en enero de 1941 en circunstancias trágicas, dejando a su hija al
cuidado de un siervo fiel que la acompañó a Francia desde la India y que había
estado al servicio de la familia desde los tiempos de Estambul. Tras estar a
punto de morir de inanición, Kenizé se crió desde 1941 en la sede del consulado
de Suiza y se educó en un convento de monjas católicas, que la dieron en
adopción a dos sucesivas familias francesas y a una española.
A los veinte años
de edad y en busca de sus raíces, se lanzó al descubrimiento del Islam mediante
la lectura de los textos de los sabios del sufismo. Kenizé realizó viajes a la India
y Pakistán, mientras realizaba sus estudios en los campos de la psicología y la
sociología en La Sorbona. Se unió al Nouvel Observateur en 1970, donde comenzó
a trabajar en el servicio de documentación antes de escribir artículos. Se
especializa en el Oriente Medio y el subcontinente indio, habiendo hecho la
cobertura de las guerras en el Líbano, el conflicto palestino-israelí y la
Revolución iraní.
La vida de
su madre (de la que la escritora llevará el apellido como seudónimo literario
Mourad') se convertirá en objeto de su primera novela titulada De parte de la
princesa muerta,2 publicada en 1987 (título original De la part de la princesse
morte), se convirtió inmediatamente en un best-seller de ventas de libros
publicados en todo el mundo en más de veinte idiomas, incluido el turco. En
Turquía, el libro tuvo un éxito particular, contando por primera vez el final
del Imperio a través de los ojos de un miembro de la familia imperial: sólo las
partes de la novela en la que la figura de Kemal Ataturk, del que la madre de
Kenizé estuvo enamorada platónicamente de niña, contaba con un trato
favorecedor, no se tradujeron. La
escritora ha publicado en 1998 una nueva novela, titulada Los jardines de
Badalpur, y que narra la historia de la reunificación de la autora con la parte
india de su familia. Kenizé Mourad ha vuelto a vivir en la tierra de sus
antepasados, Turquía y vive en Estambul en su casa en el Bósforo.
Selección de párrafos de " Un Jardín en Badalpur"
1. “En el principio fuiste mineral,
después te volviste planta;
luego te convertiste en
animal;
¿cómo ibas a ignorarlo?
Después te volviste hombre.
Cuando hayas trascendido la
condición
de hombre te convertirás, sin
la menor duda,
en ángel.
Supera incluso la condición
angélica:
penetra en el Océano,
para que de gota de agua
puedas transmutarte
en mar…
(Yalal Ud-Din Rumi) pág. 9.
Del Prólogo:
2. Pienso en todos los que no llegan nunca,
en los que cada día se topan con el racismo o las incoherencias de la
Administración, sin ningún medio para defenderse. Pág. 14.
3. …tengo la suerte de ser una privilegiada
que ha conocido la injusticia y el desprecio…
4. Discretamente, mi tía se ha eclipsado.
Pág. 15.
5. ¿Cómo evaluar el grado de fuerza y lucidez
de un ser llegado al umbral de la muerte?
6. Abrió los ojos y me dirigió su mirada, y
esa mirada era de una dulzura tan intensa que, de pronto, no ha existido nada
más. Pág. 17.
7.
…justo bajo los golpes de la emoción es cuando se revelan los
sentimientos más hondos. Pág. 19.
8. …el
ser que, toda mi vida, fue para mí el
más cercano y el más misterioso. Pág. 21.
De la obra:
9. Era la educación de meras apariencias que
convenía a las perfectas mujeres de mundo en que se suponía nos convertiríamos.
Pág. 43.
10. Los adultos no se dan
cuenta del daño que hacen a los niños, de las heridas imborrables que su
despreocupación les inflige y que mutilarán su corazón para toda la vida. Pág.
45.
11. Reprimida todo el año, me
emborrachaba de libertad, por mucho que me amenazaran y castigaran no podía
evitarlo: la vida era demasiado apasionante, no quería perderme ni una migaja.
Pág. 48.
12. La inconsciencia de los
adultos es apabullante: como, por orgullo, yo ostentaba un aire indiferente, se
creían que todo me daba igual. Pág. 57.
13. Mi primer año de
universidad, mi primer año de libertad, fue de una felicidad sin nubes. Pág.
68.
14. Como siempre estaba de
acuerdo con ellos – motivo había -, opinaban que era muy inteligente. Pág. 69.
15. Algunos seres se pasan la
vida tratando de “formar parte”, de “pertenecer”. En vano. Pág. 85.
16. La vara de medir la
felicidad y la infelicidad es diferente para cada cual y jamás cabe juzgarla
desde afuera. Pág. 91.
17. …se las ingeniaba para
mostrarse hermético, pensando quizá, como muchos filósofos orientales , que el
saber no puede ser dispensado, ha de merecerse. Pág. 92.
18. La conocí dos años
después. Salía de una larga depresión, que añadía un encanto trágico a su
belleza. Pág. 97.
19. Se sintió aún más halagado
al enterarse de que lo había preferido a un príncipe, sin entender que no lo
había preferido a él, sino a cierta idea de mí misma. Pág. 99.
20. …las teorías resisten mal
las heridas del amor… Pág. 100.
21. Recuerdo el despecho que
aquellos filósofos revolucionarios fueron incapaces de disimular el día en que
Judith Lacan, la hija del maestro, una preciosa morena de ojos azules, sacó el
número uno en la oposición a cátedra. Pág. 105.
22. Pero sigue siendo una
diosa inalcanzable, con sus ojos oscuros atravesados por resplandores de
tormenta para, un instante después, velarse con peligrosa dulzura. Pág. 117.
23. Sé que ya no me dirá nada,
que tendré que adivinar. Pág. 119.
24. Tiene ganas de dejarse
fluir largamente hacia lo indecible y lo intangible, de fundirse en la unidad
infinita del mundo. Pág. 130.
25. Pero, al hacerlo, ha
experimentado concretamente, por primera vez, el potencial de violencia que
encubre la miseria, los tornados que puede provocar la desesperación. Pág. 135.
26. …las leyes indias, a cuya
adopción contribuí yo mismo, son desfavorables para los propietarios. Yo
pensaba que al menos beneficiarían a los pobres, pero ay!, sólo son provechosas
para los comerciantes, esos nuevos ricos, la peor ralea de toda sociedad. Pág.
144.
27. No es que se doblegue, es
simplemente que reconoce una parte de sí hasta entonces ignorada. Pág. 161.
28. No se puede rechazar lo
que no se ha conocido. Pág. 167.
29. Cada vez que se ve forzado
a comprobar que el poder se ha limitado a cambiar de manos, que el servilismo curva los espinazos
todavía más que antaño y que le corrupción es omnipresente, tiene la sensación
de haber sido estafado y, amargado, se dice que su vida no ha servido para
nada. Pág. 174.
30. Aquí vivimos en comunidad;
quizás no sean muy ricos, pero saben que son queridos y respetados, y están
seguros de que, ocurra lo que ocurra, los cuidaremos hasta su muerte. Para
ellos la independencia es sinónimo de soledad. No la quieren. Pág. 181.
31. Más que la riqueza, esas
joyas evocaban el refinamiento de Oriente; hubiérase dicho que eran poemas, la
hacían soñar… Pág. 196.
32. Se vio obligada a
transigir, pero nunca logrará admitir la absurda idea de que una mujer sólo es
respetable siendo invisible. Pág. 206.
33. Después se ha tendido en
el suelo caliente y se ha dejado invadir por las vibraciones que suben de la
tierra, de ese universo oscuro en perpetuo movimiento, de las escondidas
profundidades donde germina la vida. Pág. 207.
34. Zahr sacará de eso una
moraleja fundamental: jugar limpio, no tratar de cargar los dados. Porque,
cuando las cosas no se hacen por ellas mismas, terminan infaliblemente por
volverse contra uno. Pág. 215.
35. En el silencio que se ha
restablecido se le oye sollozar, sollozos aún más desgarradores que sus gritos,
gemidos de una gran fiera que se siente perdida. Pág. 229.
36. De repente comprendía que
las contradicciones son sólo superficiales… Pág. 241.
37. Pero es la voz la que, en
la India, es el instrumento fundamental, precisa Amir; Pág. 249.
38. Como repite Amir: “Yo soy
un filósofo, no un profeta”. Pág. 270.
39. En esas sociedades tan
educadas, lo importante es que no haya escándalos. Pág. 276.
40. En Lucknow, como en el
resto de la India, los abogados empiezan a recibir al atardecer. Por la mañana
están en los tribunales; por la tarde el calor es demasiado aplastante para
otra cosa que no sea dormir la siesta. Pág. 343.
41. …uno se habitúa con gran
facilidad a la miseria ajena. Pág. 351.
42. La emoción que no halla
salida en la acción es un veneno para el alma… Pág. 358.
43. …como si aceptara la
amarga verdad que, hasta estos últimos tiempos, siempre había rechazado: que no
sirve de nada estar en su derecho si no se es el más fuerte. Pág. 380.
44. Aquí, como en todas partes,
las condiciones de vida se han degradado; cada año aparecen nuevos barrios de
chabolas, donde se hacinan pequeños campesinos arruinados que buscan trabajo;
la atmósfera se carga, la miseria engendra desconfianza y odio, una
insignificancia bastaría para prender la chispa. Pág. 384.
45. No cederá ante su hermano.
Por orgullo, pero sobre todo por sentido de la justicia: no hay derecho a
dejarse aplastar. Pág. 388.
46. Las barreras de las
convenciones sociales no son las barreras del alma. Pág. 390.
47. Mandjú se salvó de
milagro, pero, del joven de mirada vacía cuya inquietante belleza fascinaba,
sólo queda un pobre cojo con el rostro cosido a cicatrices. Pág. 394.
48. Nuestros textos sagrados
enseñan que todo ser humano, sea cual sea su religión, porta en sí la chispa
divina, y que alcanza la realización suprema mediante la piedad y el trabajo
interior. Pág. 403.
49. Los hombres no comprenden
que, al encerrar a las mujeres, el peor daño se lo hacen a sí mismos. Pág. 414.
50. ¿Cómo explicarles, si la
vida no se lo ha enseñado, que la verdadera fuerza proviene de la certeza de
ser humanos, libres a cada instante de elegir el camino entre infinitas
posibilidades? Pág. 426.
51. Que todos hemos salido de
la misma matriz, una etapa entre la piedra y el Espíritu, una parcela de
infinito, una parte del Uno que hay en cada uno de nosotros. Pág. 430.
52. Hay recuerdos que es
menester cultivar como flores raras, como joyas, piedras de vida que, cada vez
que se miran, devuelven esperanza y fuerza.
Del Epílogo:
53. ¿Zahr habrá partido
simplemente hacia otros horizontes, ligera, por fin capaz de bailar su vida?
Pág. 431.
(*) Eduardo
Trucco Burrows, es abogado de la U. de Concepción. Reside en Algarrobo, en
el condominio “Campomar” (camino a Tunquén).Ha estado ya casi dos años
interviniendo por la defensa y protección de los ecosistemas de la playa de
Tunquén, contra la invasión de inmobiliarias y demás personas que no tienen escrúpulo
alguno en destruir toda la playa, el humedal y el santuario de la naturaleza.
Lo que se presenta es un trabajo sencillo: leer obras escritas en español,
subrayar lo que nos parece interesante, bello, atractivo, divertido o
sorprendente; enseguida, haciendo una cuidadosa selección de todos los párrafos
que se ha subrayado, se traspasan las citas – generalmente sin comentarios – al
boletín.
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Al parecer una novela difícil de seguir para quienes no tenemos la mínima idea de la cultura y mentalidad de países lejanos. Por ejemplo la selección 41. …uno se habitúa con gran facilidad a la miseria ajena. En mi caso, no lo veo posible. o la selección 32. Se vio obligada a transigir, pero nunca logrará admitir la absurda idea de que una mujer sólo es respetable siendo invisible.
ResponderEliminarHola María Paz: a) Respecto de la cita 41: En el fondo, critica que mucha gente se olvida pronto de la miseria de otros y sólo se siente verdaderamente afectada por la miseria propia (si es el caso); b) Respecto de la Cita 32: La protagonista, Zhar, se crió en Occidente (en especial en Francia); pero su familia paterna vive en India y es de religión musulmana; al llegar a conocer a su padre y familia, se vio sometida a una serie de obligaciones y restricciones, como es el caso de la generalidad de las mujeres musulmanas; para no crear tensión en la familia, transigió en ciertos detalles, pero lo que no está dispuesta a aceptar es el uso del velo o de la burka...Gracias por los comentarios.
EliminarDon Eduardo, me refiere a la selección 15. Algunos seres se pasan la vida tratando de “formar parte”, de “pertenecer”. En vano. ....
ResponderEliminarLas personas somos sociables, no es cierto? Estamos condicionados a vivir en comunidad, en sociedad. Entonces, me parece lógico, natural y propio del ser humano el buscar pertenencia. Incluso, está en gran parte de la vida animal
Con una vida sacada como de un cuento de las mil y una noches, es imposible que la autora de este libro no se sintiera tan tremendamente motivada a plasmar sus profundos sentimientos y vivencias, convirtiéndose en una gran escritora.
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