Para quienes gustan de la buena literatura
Boletín literario preparado por Eduardo Trucco
B. (*) en el cual ofrece una selección de párrafos, invitando a compartirlos y
comentar.
El Africano |
“EL AFRICANO”. J.M.G. Le Clézio. Adriana Hidalgo, Editora. Buenos Aires, 2008.
Escritor francés, nacido en Niza el año 1940. Ha escrito ensayos y novelas; ha recibido
diversos premios, y el Nobel de Literatura el año 2008. (Las iniciales J.M.G.
significan Jean-Marie Gustave.) El, padre del autor vivió y trabajó muchos años
en Nigeria, África; el autor también vivió allá, pero regresó antes a Francia.
J.M.G. Le Clézio |
Resumen del libro: Jean-Marie Gustave Le
Clézio, ganador del Premio Nobel de Literatura, está considerado el más grande
escritor vivo en lengua francesa. En "El africano", Le Clèzio cuenta
su infancia en el África colonial, las relaciones con su padre y con el
exhuberante entorno geográfico y humano del continente negro. "Durante
mucho tiempo imaginé que mi madre era negra. Me había inventado una historia,
un pasado, para huir de la realidad, a mi regreso desde África a Francia, donde
no conocía a nadie, donde me había convertido en un extranjero. Más tarde
descubrí, cuando mi padre, al jubilarse, volvió a vivir con nosotros en
Francia, que el africano era él. Fue difícil admitirlo. Debí retroceder,
recomenzar, tratar de comprender. En recuerdo de todo eso he escrito "El
africano", dijo este notable escritor.
1. Todo ser humano es el resultado de un
padre y de una madre. Se puede no reconocerlos, no quererlos, se puede dudar de
ellos. Pero están allí, con su cara, sus actitudes, sus modales y sus manías,
sus ilusiones, sus esperanzas, la forma de sus manos y de los dedos del pie, el
color de sus ojos y de su pelo, su manera de hablar, sus pensamientos,
probablemente la edad de su muerte, todo esto ha pasado a nosotros. Pág. 7.
2. Allí aprendí a olvidar. Pág. 10.
3. En África, el impudor del cuerpo era
magnífico. Pág. 13.
4. En esa época estaba muy lejos de los
adjetivos, de los sustantivos. No podía decir, ni siquiera pensar: admirable,
inmenso, potente. Pero era capaz de sentirlos.
5. …las siluetas anchas de las mujeres, los
niños colgados de sus caderas, todo esto formaba un conjunto coherente,
desprovisto de mentira.
6. África era el cuerpo más que la cara. Era
la violencia de las sensaciones, la violencia de los apetitos, la violencia de
las estaciones. Pág. 17.
7. Sin embargo era la libertad total del
cuerpo y del espíritu. Pág. 21.
8. Todavía hoy, cuando veo imágenes de
África, los grandes parques de Serengeti o de Kenia, siento un vuelco en el
corazón y me parece reconocer la llanura por la que corríamos cada día, en el
calor de la tarde, sin objetivo, como animales salvajes. Pág. 32.
9. Sí, creo que nunca había conocido tales
momentos de intimidad, tal mezcla de lo ritual y lo familiar. Pág. 46.
10.
(refiriéndose a su padre, médico) …se había vuelto irritable debido a la
teofilina que tomaba para luchar contra sus crisis de asma, y la soledad lo
había amargado por haber vivido todos los años de la guerra apartado del mundo,
sin noticias de su familia, imposibilitado de abandonar su puesto para ir a
socorrer a su mujer y a sus hijos y hasta de enviarles dinero. Pág.49.
11. Largos años
de alejamiento y de silencio, durante los cuales siguió ejerciendo su oficio de
médico en urgencias, sin medicamentos, sin material, mientras en todo el mundo
la gente se mataba entre sí. Pág. 50.
12. (refiriéndose
a su madre y a las mujeres que estaban sin sus maridos, durante la guerra) …la
fuerza que esa inhumanidad hacía nacer en ella. Pág. 51.
13. Había
elegido otra cosa. Por orgullo, sin duda, para huir de la mediocridad de la
sociedad inglesa, también por gusto de la aventura. Y esta otra cosa no era
gratuita. Pág.53.
14. En cuanto a
mi madre, ella era la fantasía y el encanto. Pág. 57.
15. Sin duda,
en el momento de su partida tenía una determinación que nunca lo abandonó. No
podía ser como los otros. No podía olvidar. Pág. 63.
16. En sus
fotos aparecían la soledad, el abandono, la impresión de haber llegado a la
orilla más lejana del mundo. Pág. 65.
17. Un mundo
misterioso y frágil… Pág. 66.
18. Sonrió
apenas y creo que dijo: “Hace diez años hubiera ido”. Era demasiado tarde, el tiempo no se remonta
ni aun en los sueños. Pág. 68.
19. …ese hombre
no podía sino sentir náuseas por el mundo colonial y su injusticia presuntuosa,
sus cócteles parties y sus golfistas de traje, su domesticidad, sus amantes de
ébano, prostitutas de quince años que entraban por la puerta de servicio, y sus
esposas oficiales muertas de calor que por unos guantes, el polvo o la vajilla
rota descargaban su rencor en la servidumbre. Pág. 74.
20. Hay
misterio y salvajismo, a pesar de la playa y a pesar de las palmeras. Pág. 76.
21. …y en todas
partes, en los caminos, en los pueblos, los mismos rostros, las mismas risas de
chicos, la misma despreocupación indolente. Pág. 77.
22. Era un país
de horizontes lejanos, con cielo más vasto y extensiones inabarcables. Mi padre
y mi madre sintieron allí una libertad que nunca habían conocido en otra parte.
Pág. 89.
23. …un África
real, de gran densidad humana, doblegada por la enfermedad y las guerras
tribales. Pero también fuerte e hilarante, con sus innumerables chicos, sus
fiestas bailadas, el buen carácter y el humor de los pastores que encontraban
por los caminos. Pág. 93.
24. La
proximidad del sufrimiento lo fatigaba… Pág. 111.
25. Trato de
imaginar lo que podía haber sido, para un niño de ocho años, que había crecido
en el encierro de la guerra, ir a la otra punta del mundo para encontrar a un
desconocido al que le presentaban como padre. Y que fuera allí, en Ogoja, en
una naturaleza donde todo era excesivo, el sol, las tormentas, la lluvia, la
vegetación, los insectos, un país a la vez de libertad y limitación. Pág. 118.
26. Aún lejos
de Banso mi padre no podía ignorarlo. Debía de sentir el paso del tiempo como
la ola que se retira abandonando la playa del recuerdo. Pág.125.
27. Mucho
tiempo después me sentí atormentado por el poema de Chinua Achebe, Navidad en
Biafra, que empieza con estas palabras:
No, ninguna
Virgen con el Niño podrá igualar
El cuadro de la
ternura de una madre
Hacia ese hijo
que muy pronto deberá olvidar. Pág. 128.
28. A esa
África quiero volver sin cesar, a mi memoria de niño. A la fuente de mis
sentimientos y de mis determinaciones. Pág. 129.
29. Todo está
tan lejos y tan cerca. Una simple pared fina como un espejo separa el mundo de
hoy del mundo de ayer. No hablo de la nostalgia. Esa pena desamparada nunca me
causó placer. Hablo de sustancia, de sensaciones, de la parte más lógica de mi
vida. Pág. 133.
30. Algo me fue
dado, algo me fue quitado. Lo que está definitivamente ausente de mi infancia:
haber tenido un padre, haber crecido al lado de él en la dulzura del hogar
familiar.
31. Cuando un
hombre, día tras día, mira cambiar la luz en el rostro de la mujer que ama,
cuando espía cada resplandor furtivo de su hijo. Todo esto, que jamás ningún
retrato familiar ni ninguna foto podrá captar.
32. Pero me
acuerdo de todo lo que recibí cuando llegué por primera vez a África: una
libertad tan intensa que me quemaba, me embriagaba y la gozaba hasta el dolor.
33. Ese tesoro
está siempre vivo en el fondo de mí y no puede ser extirpado. Mucho más que de
simples recuerdos, está hecho de certezas. Pág. 134.
****
****
(*) Eduardo Trucco Burrows, es abogado de
la U. de Concepción. Reside en Algarrobo, en el condominio “Campomar” (camino a
Tunquén).Ha estado ya casi dos años interviniendo por la defensa y protección
de los ecosistemas de la playa de Tunquén, contra la invasión de inmobiliarias
y demás personas que no tienen escrúpulo alguno en destruir toda la playa, el
humedal y el santuario de la naturaleza. Lo que se presenta es un trabajo
sencillo: leer obras escritas en español, subrayar lo que nos parece
interesante, bello, atractivo, divertido o sorprendente; enseguida, haciendo
una cuidadosa selección de todos los párrafos que se ha subrayado, se traspasan
las citas – generalmente sin comentarios – al boletín.
****
****
¡BIENVENIDO A UN NUESTRO ESPACIO DE
OPINIÓN: PARTICIPA, COMENTA, OPINA, INVOLÚCRATE...! Te invitamos a leer y
participar de nuestra sección “Comentarios”, pinchando al pie de esta noticia o
artículo, en donde está en rojo la palabra “comentarios”. Algarrobo Digital
entrega un espacio único en los medios de comunicación de Algarrobo para que la
ciudadanía pueda expresarse libremente, con la única salvedad de hacerlo en
forma respetuosa, sin injurias, calumnias ni descalificaciones. Escribe,
identificándote, qué piensas al respecto
y sé parte activa del tema.
El tiempo pasa, corre, no nos espera, no sabemos controlarnos, nos arrastra ... Por eso me quedo con la siguiente frase:18. Sonrió apenas y creo que dijo: “Hace diez años hubiera ido”. Era demasiado tarde, el tiempo no se remonta ni aun en los sueños. Pág. 68. Me encantó esta sección. Gran diario para Algarrobo. Sale de la mediocridad. Un acierto.
ResponderEliminar