El fenómeno digital de difundir fotografías antiguas de nuestras ciudades, encierra más que un impulso de nostalgia. Es probable que ese acto nos esté hablando del futuro, de lo que nos gustaría ser, de lo que quisiéramos recuperar y de lo que tenemos que trabajar para conseguirlo.
Gonzalo Cowley y Alexandra
Garín
Integrantes
Corporación Metropolítica
Diario El Mercurio
de Valparaíso
Ejemplo de falta de visión de futuro de las autoridades, la que hasta el día de hoy se mantiene |
Una de las bondades que nos regalan
las redes sociales virtuales, son ese bálsamo fotográfico con que recorremos el
pasado y las distancias geográficas.
Continuamente,
tanto en Facebook, Twitter o Instagram nos encontramos con las experiencias de
viajeros que suelen compartir sus mejores ángulos, paisajes o lugares
emblemáticos y singulares de los sitios que visitan.
Junto a
ellos, se ha instalado otra tendencia vinculada a mostrarnos el pasado de
nuestras ciudades. En Chile, aquello tiene una alta adhesión, a juzgar por los
"me gusta" que quedan estampados en cada una de las redes. Plazas,
calles, espacios públicos, edificios, eventos y otros, singularizan la ciudad
que se quiere mostrar y el modo de vivir y apreciar la condición urbana.
De lo
anterior, surgen dos reflexiones que proponemos: la primera, vinculada al modo
de valorar la belleza urbana que hacemos como sociedad y, la segunda, en torno
al modo de encarar el futuro, las herramientas con que contamos y el rol que
queremos jugar en ello.
Sobre lo
primero, llama poderosamente la atención que en la mayoría de las fotografías
que se muestran son de entornos limpios, ordenados y cuidados que nos remiten a
una visión de ciudad donde lo común tiene cierta homogeneidad urbana, al menos
en los centros principales. Antofagasta, Punta Arenas, Santiago centro, Viña
del Mar o Valparaíso son ejemplos referenciales de lo que estamos señalando.
En
contraposición, podemos también evidenciar que hoy los niveles de deterioro que
presentan muchos de estos centros urbanos son altos, como consecuencia de un
deterioro de la vida social y del entramado urbano que se teje con las
relaciones entre las personas. Quizás, como explicación del fenómeno, existe
entre algunas comunidades una sensación parecida al dicho de que "todo
tiempo pasado fue mejor", estableciendo un catálogo de memoria urbana que
nos ayuda a reflexionar sobre las ciudades que hemos tenido, las que tenemos y
las que podríamos tener y, de paso, hacer nuestra propia reflexión acerca del
modelo de desarrollo y cómo se construye un tipo de ciudad para las personas,
que son las que finalmente las habitan.
Sobre lo
segundo, el futuro y las herramientas, por un lado internet nos ha mostrado que
colaborativamente trabajamos mejor. Los ejemplos de innovación abierta para
solucionar problemas al interior de empresas globales, las crecientes consultas
ciudadanas para resolver presupuestos como los casos brasileños y españoles y
la tendencia mundial en torno al fenómeno del crowd que busca que las
multitudes se expresen, nos hablan que juntos trabajamos mejor y que las
escalas de trabajo son importantes.
En materia urbana, el cambio
climático nos traerá importantes desafíos y la participación ciudadana es
fundamental. Se trata de qué hacemos con lo común, con base en mínimos
denominadores que nos aseguren avanzar en soluciones que nos generen orgullo y
sean decisiones conscientes ambientalmente hablando. En Valparaíso, para no ir
más allá, la recuperación del Arco Británico y el Parque Italia, la
restauración del edificio Cousiño, el inicio del proceso de construcción del
anhelado Centro de Neurociencias o los esfuerzos de las universidades y centros
de estudios superiores en un sector de la Avenida Brasil, son todos motivos de
orgullo que la ciudadanía aprecia y también comparte.
El fenómeno
digital de difundir fotografías antiguas de nuestras ciudades, encierra más que
un impulso de nostalgia. Es probable que ese acto nos esté hablando del futuro,
de lo que nos gustaría ser, de lo que quisiéramos recuperar y de lo que tenemos
que trabajar para conseguirlo.
Estamos en
un año presidencial y se escucha poco de propuestas urbanas de los candidatos y
candidatas.
Fuente:
Diario El Mercurio de Valparaíso. 16.07.2017. Página 8.
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Algarrobo creció sin planificación urbanística y con un Plan Regulador que en 20 años ha permitido la pérdida de sus mayores encantos. Es inconcebible que a medio año de haber asumido un nuevo gobierno municipal no haya una palabra de preocupación al respecto. También nada hay sobre priorizar la apertura de una segunda vía de comunicación vial a través de unir las quebradas, como en Val paraíso y la parte alta de Viña del Mar, de modo de seguir dependiendo de la única vía que es la la avenida Carlos Alessandri. Este diario está cambiando a Algarrobo no solamente por las noticias sino por los temas que va poniendo en tabla. Así, va abriendo la mirada dormida que llevaba por tantos años.
ResponderEliminarAl algarrobino original no le interesa. No son sectores, barrios ni terrenos
ResponderEliminarInteresante y oportuno artículo. ¿Como soñar con un Algarrobo que ha sido charqueado? Fotos de un recuerdo que indigna
ResponderEliminar¿Por donde se comunicaba el sector de Mirasol y Algarrobo Norte con el Algarrobo Central?
ResponderEliminarEstimado la ruta desde la Redoma de Mirasol hasta la entrada del antiguo camino El Bochinche, hoy ruta F-840, es la misma que hay en la actualidad, desde dicha interseccion, el camino antiguo subia hasta la entrada ubicada a unos 50 metros a mano derecha, y se prolongaba unos 200 metros bordeando el deslinde sur del CENDYR hasta girar al Sur atravesando el Estero el Membrillo a unos doscientos metros aguas arriba de donde se encuentra el actual puente.
EliminarMe pregunto si habrá alguien en la muní con los conocimientos y sensibilidad para cachar estos temas.
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