ENTREVISTA A PABLO SALINAS, EDITOR DE “ALGARROBO AL DÍA”

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“Algarrobo, la ciudad-balneario más próxima y de acceso más rápido y expedito desde Santiago, con sus más que notables bondades naturales, ha sido la presa favorita de los colmillos de las inmobiliarias por muchos años. Ya es tiempo que deje de serlo. Por el bien de todos nosotros, los algarrobinos, y de las futuras generaciones”.

reporteado por Rodrigo Peralta para "Algarrobo Digital"

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Algarrobo ha experimentado en las últimas dos décadas uno de los crecimientos urbanos más significativos de la región. Poco queda de aquel balneario mayoritariamente constituido por añosas casas de piedra, limpias playas de suave arena y un flujo vehicular casi inexistente entre marzo y diciembre. Hoy, la comuna se ha transformado en una ciudad con una no menor población estable, sembrada de extremo a extremo por condominios y complejos inmobiliarios de diversa índole y tamaño. En temporada alta, la ciudad colapsa, las calles se saturan, la tranquilidad de otrora simplemente se esfumó. Velar por el crecimiento armónico de la comuna dejó, por tanto, hace ya mucho tiempo de ser mera retórica para convertirse en una de las materias que despiertan mayor interés, y muchas veces también abierta preocupación, entre los vecinos.

            Como editor del blog "Algarrobo Al Día", Pablo Salinas conoce con particular profundidad este tema. En los casi seis años a cargo de este medio, ha tenido oportunidad de ir interiorizándose sistemáticamente en esta materia y es por eso que hoy Algarrobo Digital lo entrevista, en busca de brindar antecedentes exclusivos para sus lectores.

 -Durante la pasada administración comunal vimos cómo su opinión respecto a la planificación urbana de la ciudad fue variando desde una crítica leve a un tono mucho más duro, incluso hostil.

-Es posible. Me parece que hay que dejar que las autoridades a cargo tengan tiempo para desarrollar su trabajo, su plan de trabajo. Es lo que corresponde. Ahora, pasado un lapso razonable, lo justo es empezar a evaluar resultados. Más todavía cuando se está a cargo de un medio. Sin el ejercicio de un análisis crítico, los procesos de desarrollo tienden a empantanarse. Ahora, no es que se haya tratado de mi opinión personal, exclusiva. En el blog era mucha la gente que expresaba, ya sea a través de simples comentarios o de columnas de opinión, su malestar por la forma cómo Gálvez manejaba el asunto.

-En resumen, el anterior alcalde hizo mal las cosas.

-No sé qué tan mal las haya hecho. Bien no las hizo, en todo caso. En materia de planificación urbana y resguardo de nuestro patrimonio natural, al menos no. Pero creo que el mayor problema de Gálvez estribó en un tema comunicacional, en su escaso gusto por comunicar las cosas de buena manera, sobre todo, enfrentando críticas. Al principio tenía un comodín, el de "por más que quiera no puedo hacer nada porque la ley no me faculta", que con el tiempo fue desapareciendo, de a poco. Ante el caso de Tunquén y la amenaza del proyecto inmobiliario en la playa, fue emblemático, y también algo vergonzoso, cuando repetía ante la prensa ese tipo de discurso. Al parecer quería hacernos creer que los cambios de uso de suelo simplemente no existían, que eran algo imposible o que requerían poco menos que de mediación papal para hacerse. Con el tiempo se fue ablandando.

-¿En qué se basa para decir que se fue "ablandando"?

Bueno, modificó su discurso. Al parecer, se informó bien y captó que los planes reguladores sí se pueden modificar, que un alcalde bien puede decretar que cierto sector de la comuna pase a ser un área donde solo se permite construir casas con un máximo de dos pisos y nada de edificios. Se abrió también, por ejemplo, cuando autorizó a Marcelo Inostroza, jefe del Departamento de Medio Ambiente, a participar en las gestiones para acercar la asistencia de un profesional que se hiciera cargo de defender en términos legales determinados puntos importantes de nuestro patrimonio. Gestiones en las que yo personalmente participé, por lo que doy fe que sin la venia de Gálvez,  Inostroza, al menos, no habría podido desarrollar toda la importante labor que hizo.

-Y, dejando a Gálvez atrás, ¿cómo lo está haciendo ahora el actual alcalde José Luis Yáñez en esta área? Lleva ya más de seis meses en el cargo, no creo que sea prematuro para hacer una primera evaluación.

-A Yáñez le toca hacerse cargo de la redacción de un nuevo plan regulador comunal (PRC). Esa es la tarea, su tarea, no solo pendiente, sino urgente. El actual PRC tiene veinte años. Está completamente caduco. Es, además, un PRC que nació en forma espuria (irregular), en sintonía casi escandalosa con los intereses inmobiliarios. Todo el seccional (Costa Dorada) que permitió que todo el sector norte de Algarrobo pasara de área de uso agrícola a zona edificable fue redactado en escritorios  de las grandes inmobiliarias -por todos conocidas-, lo que es una completa vergüenza. Ya ese solo antecedente debería bastar para hacerlo de nuevo. En síntesis, Yáñez tiene que hacer frente a esa cuestión álgida. El problema es que hasta la fecha, y considerando que es una tarea lenta, que se resuelve en varios años, todavía no da señales. O las pocas señales que ha dado no son demasiado halagüeñas.

-¿Cómo así?

-He seguido de cerca la discusión que se ha reactivado ahora último en "Algarrobo Digital", respecto a esto mismo, la urgencia de un nuevo PRC y la preocupación por la escasa información emanada desde la autoridad municipal. Hace ya un par de semanas, personalmente le dirigí, a través del conducto formal, es decir, a través de su encargada comunicacional, un par de preguntas al alcalde. Desgraciadamente, me respondió solo una. Insistí que ambas, sobre todo la sin respuesta, eran importantes. Se trataba de preguntas simples, abiertas, sin la menor nota capciosa, lo que tampoco es mi estilo. No hubo caso. Pero más allá de que no me haya contestado a cabalidad mis preguntas, lo paradojal es que la participación ciudadana es ya un ítem instalado en el pulso ciudadano y, ojo, dentro de la institucionalidad también. Y si la institucionalidad absorbe esta clase de asunto es porque capta que de otra forma es nadar contra corriente. Y, en este sentido, me alarma un poco que una camada relativamente renovada de autoridades, por una mala política comunicacional, empiece a emitir las mismas malas señales de sus antecesores.

-Ante la escasez de información oficial, ¿cuál es su visión respecto al grado de avance en las gestiones de protección del patrimonio natural de Algarrobo, ante la amenaza del avance inmobiliario?

Me parece adecuado presentar las cosas de la siguiente forma: ante el mal diseño de un PRC obsoleto, los puntos de controversia son muchos, pero que de alguna manera se sintetizan en tres puntos fundamentales: el Parque Canelo-Canelillo, el humedal El Membrillo-El Yugo y el sector de la playa de Tunquén. El PRC es tan malo que permite aberraciones como construir sobre un humedal. Es lo que pasa en El Membrillo. Afortunadamente, gracias al esfuerzo desplegado en su momento en Algarrobo Al Día y por el del mismo Patricio Gómez (Algarrobo Digital), en su labor de indagación permanente, el proyecto inmobiliario que se pretendía realizar ahí se detuvo. Hoy, la autoridad central exige un estudio que redefina los márgenes reales del humedal, y corrija los absolutamente ridículos considerados en el ordenamiento territorial actual. En otras palabras, el proyecto inmobiliario original no se hará. Lo que es necesario que todos los algarrobinos sepan es que sobre estos tres puntos de nuestra comuna, tan emblemáticos, tan relevantes, existieron anteproyectos inmobiliarios aprobados por la Dirección de Obras municipal (DOM). Es decir, si no se hubiera reaccionado a tiempo, es probable que ahora tendríamos sendas moles de cemento. Hacer desaparecer un humedal como El Membrillo, que es el último tramo de reserva silvestre en un otrora gran paño de naturaleza y vegetación, equivaldría a hacer desaparecer el cerro Santa Lucía, en Santiago, para construir en su lugar una plaza de estacionamientos. Algo que descompone radicalmente un sector completo de la ciudad, en términos paisajísticos, urbanos, históricos, de identidad.

-Y ¿Parque El Canelo? Y, ¿Tunquén?

 Respecto al Parque Canelo, específicamente frente a la Peñablanca, una sucesión familiar, actual propietaria del área edificable ahí existente, pretende levantar un complejo de varias torres. La vigencia del anteproyecto, aprobado en su momento por la DOM, caducó ya hace un par de años. Lo mismo pasó en Tunquén con el proyecto de cerca de 200 casas que se pretendía levantar en la playa misma, a escasos metros del Santuario, el humedal, también caducó en 2015. En ambos casos, la oportuna intervención de la ciudadanía jugó un rol importante en cuanto a haber impedido que proyectos aprobados por la autoridad comunal finalmente no se realizaran.

-¿Cómo ve el futuro?

Como le decía antes, en Algarrobo la oportuna intervención de la ciudadanía ha jugado jugó un rol importante. Por ello, soy optimista. La comunidad ya ha dado significativas demostraciones que la defensa del patrimonio natural es un tema que no le es indiferente y frente al cual está dispuesta a comprometerse seriamente. La ciudad es el hábitat que compartimos todos, por tanto, la construimos y diseñamos entre todos, y no solo el alcalde, los concejales y algunos pocos privilegiados. Esta tendencia a resolver aspectos del ordenamiento urbano entre cuatro paredes es algo que suele repetirse en todas las comunas de Chile, sobre todo en las que presentan mayores atractivos. Algarrobo, la ciudad-balneario más próxima y de acceso más rápido y expedito desde Santiago, con sus más que notables bondades naturales, ha sido la presa favorita de los colmillos de las inmobiliarias por muchos años. Ya es tiempo que deje de serlo. Por el bien de todos nosotros, los algarrobinos, y de las futuras generaciones.

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