PERSONAS Y PINGÜINOS

Artículo de Opinión. Solicitada su Publicación

(Las opiniones vertidas en este reportaje son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, por tanto, el pensamiento ni la línea editorial de este Diario)

Por Paulino Manríquez Barros

“Cada cual ya tiene suficiente con el pasado, a todos nos afectó, pero nadie puede volver atrás en el tiempo. Cada uno de nosotros que tiene los ojos abiertos y el cerebro disponible, debe apoyar la enorme, pero preciosa tarea que tenemos, de amar y respetar a la fauna, amar y respetar sus espacios de vida”.

Foto de archivo.

El jueves 10 de agosto recién pasado, asistimos a una brillante exposición, donde los personeros de medio ambiente de la Municipalidad de Algarrobo, nos informaron sobre su loable labor de conservación desde que los hicieron responsables oficialmente del Santuario de Vida Silvestre “Islote Pájaros Niño”. Entorno en donde en realidad existe una variada comunidad de especies de vida silvestre, incluyendo nutrias que nadan de espaldas alrededor del islote comiendo cangrejos con sus manitos parecidas a las nuestras.

Nos quedó claro a todos los asistentes que, en un pasado reciente, el islote rocoso fue un cerrito aflorando del mar cubierto  con una considerable capa de suelo, vegetación y muchos más pingüinos, cuya población se está derrumbando en picada hacia la desaparición.
 Actualmente el islote es una gran roca prácticamente desnuda de vegetación, con escasos pingüinos, muchas gaviotas y también pocos pelícanos y otras especies.

Al término de la charla, la cual, hay que decirlo, fue brillante y tremendamente importante y contingente para que entre todos despertemos ante esta crítica situación y reaccionemos como comunidad humana inteligente, no sólo para frenar el proceso de degradación de este ecosistema, sino restaurarlo, valorarlo, quererlo, disfrutarlo y mostrarlo al mundo en todo su esplendor, lo que nos proporcionará regocijo y beneficios en todos los aspectos de nuestro vivir.

Decía que, al término de la exposición se ofreció la palabra  y desde la primera intervención del público se desataron las emociones y los argumentos, siempre valiosos, de cada cual. Los dardos comenzaron a volar dirigidos a quienes, por el entender de la gran mayoría de los presentes, han sido responsables de deteriorar el islote, con la grave consecuencia mencionada.

Un representante directivo de la organización privada que tuvo en sus manos la concesión del Islote, fue uno de los primeros en tomar el  micrófono y exponer de cara al público  su punto de vista y su férrea posición de defensa de sus acciones, además de la clara intención de mantener las cosas como están, con barreras de piedras que unen el continente con este islote y toda la infraestructura extraordinariamente ventajosa para sus fines e intereses, pero extremadamente nefasta para el ecosistema. Obviamente, no tuvo apoyo su postura y fueron demolidos sus argumentos con los emotivos y también fundamentados argumentos de quienes intervinieron en la polémica.

Según la opinión de quien escribe estas palabras, que están brotando después que se decantó en el fondo de su entender todo lo ocurrido antes de ayer  en el auditorio de la biblioteca de la ciudad – en el  momento era difícil que se calmara la concurrencia y el tiempo fue demasiado acotado para intervenir, quedando mucha gente con las palabras a flor de labios-, es claro que a todos nos atañe, nos interesa, nos conmueve la situación de estos seres silvestres que sólo requieren su espacio y tranquilidad para vivir a su modo. Sin embargo, también necesitan de nosotros en este momento de crisis de su medio ambiente.
       Lo que no se enfocó complemente ayer, en mi opinión, fue el modo de abordar el problema –por una  parte de la audiencia-, dado que, sin considerar la objetiva y científicamente correcta charla, lo que ocurrió con las personas asistentes fue una exacerbación de emociones y expresión de culpabilidades, dirigidas a quienes son consideran los responsables de deteriorar el ecosistema, aun cuando haya sido bajo cobertura legal, con oscuros entretelones de apaleo irracional de huevos de pelícanos, pingüinos, etc. , lo que  obviamente no tiene ningún viso de humanidad inteligente, sea cual hubiese sido la tortuosa decisión de hacerlo. 
       El modo en enfocar el problema no se ve que vaya por la vía de la lucha de ideas recriminatorias respecto a las acciones y decisiones pasadas, acumuladas desde hace varias décadas. Las decisiones actuales y las acciones a realizar deben estar libres de ese pasado monstruoso, muy libres, de lo contrario no surgirán nuevos enfoques inteligentes para rescatar a la vida un moribundo Islote de Pájaros Niño.

La comunidad debe tomar las riendas de sí  misma desde ahora y hacia adelante con toda la energía necesaria para comprender lo que pasa ahora mismo con los pingüinos y los demás habitantes del islote y con el islote mismo y su entorno.

           Todavía no sabemos a ciencia cierta cuales son las demás causas del abandono de los pingüinos, por qué están desapareciendo de nuestro lado. Es posible que haya razones aún por descubrir, que provienen de todo nuestro impacto sobre el medio ambiente, ya que las aguas que proveen de vida a los innumerables seres, donde los pingüinos son un eslabón solamente de la  infinita cadena de interrelaciones y procesos vitales, están conectadas con todo el agua del planeta y con todo el cielo que nos envuelve. Por lo tanto,  habitantes de estas hermosas costas, tomemos con mente y corazón las mejores ideas para restaurar nuestra alma colectiva, sin pelearnos o culpabilizarnos mutuamente.

Cada cual ya tiene suficiente con el pasado, a todos nos afectó, pero nadie puede volver atrás en el tiempo. Cada uno de nosotros que tiene los ojos abiertos y el cerebro disponible, debe apoyar la enorme, pero preciosa tarea que tenemos, de amar  y respetar a la fauna,  amar y respetar sus espacios de vida. Lo que, por supuesto, debemos hacer entre nosotros mismos también y, sobre todo, colaborar; primeramente entendiendo que se puede devolver de alguna manera lo perdido. Cada uno desde sus posibilidades, sea con su trabajo de ciencia, de administración, de educación. O ya sea con su silencio cuando se contempla esta maravillosa existencia  de vida silvestre que tenemos tan cerca; ya sea buscando el apoyo de las autoridades, o con las propias decisiones por ser autoridad responsable; o participando en posibles campañas globales de difusión y de enseñanza; o con nuevas ideas creativas, para, así, en conjunto, todos nosotros,  ser dignos de vivir junto a esta riqueza natural admirable, donde puedan asomarse desde sus cuevas rocosas cada vez más inocentes nuevas miradas de crías de pingüinos, sin riesgo de ser aniquilados por perros vagos, o, antes de nacer por un siniestro garrote.   

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