¿ERES TÚ EL QUE HA DE VENIR O DEBEMOS ESPERAR A OTRO?

 Artículo de Opinión

(Las opiniones vertidas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las emite y no representan, por tanto, necesariamente el pensamiento ni la línea editorial de este Diario)

Fernando Alfaro Bravo

Administrador Publico. Magister Políticas Públicas

Si bien he adoptado el humanismo cristiano como una convicción filosófica y no por la Fe, la cual perdí hace muchos años, no me resisto en citar la pregunta que Juan, quien estando encarcelado, le envía a través de sus seguidores a Jesús cuando le pregunta “¿Eres tú el que ha de venir o debemos seguir esperando a otro?” Y este le responde, diciéndole a sus seguidores, que le cuenten a Juan lo que han visto que los ciegos ven, que los cojos caminan y que los muertos resucitan.

¿Qué tiene que ver esta historia de la biblia con la política Chilena, en donde podemos hacer la analogía de esta historia, que supuestamente ocurrió hace ya más de 2000 años, con nuestra política actual? Creo que mucho, especialmente en épocas de elecciones, ya que cada cuatro años -tanto a nivel nacional como local-siempre nos preguntamos ¿Es esta la autoridad que queremos, que necesitamos o que resolverá nuestros problemas?

Con cierto temor miro algunas veces, el debate de quienes intentan ocupar o ya ocupan en nuestro Parlamento un escaño y también la Presidencia de la República, y no deja de sorprenderme el populismo y la falta de consistencia en las propuestas, en materias tan serias como delincuencia, economía y políticas a favor de la niñez y nuestros adultos mayores. Siempre me pregunto ¿qué pensarán aquellos que ocuparon estos puestos hace años atrás y que hoy miramos con admiración? ¿Qué opinará Balmaceda, Frei Montalva, Alessandri y tantos otros que ocuparon estos cargos, respecto de nuestros actuales políticos?

Lo importante que debemos sacar como lección (creyentes o no) de esta cita bíblica, es que Jesús le responde a Juan por la vía de los hechos y no de las promesas. Le dice a los seguidores de Juan que le cuenten lo que vieron y no lo que promete que hará. Es esa la lección que deberíamos tomar -entonces- de nuestros políticos, el ver cómo actúan y no como dicen que actuaran, como votan y no como dicen que votarán. El papel, la pancarta y el tríptico de campaña aguantan tanto que ya no deberíamos gastar nuestro valioso tiempo en ellos, sino en el cómo se comportan en las sesiones de trabajo, pero principalmente, en si cumplen o no con lo comprometido en la campaña.

Lo lamentable es darnos cuenta, que muchas veces creímos que ellos eran los que debían de venir, pero no ha sido así y debemos seguir esperando la llegada de aquel que cumpla realmente con la promesa de mejores tiempos. Mientras tanto, mientras las esperanzas de muchos se quedan sentadas a la vera del camino mirando cómo pasan otros cuatro años de frustración y de rabia, ya que el sentido de urgencia de nuestros políticos nunca va de la mano con el de la ciudadanía que dicen representar.

El estándar que les pedimos, que es el mínimo con el cual se deben comprometer y a pesar de eso han sido incapaces de cumplir, implica actuar dentro de los márgenes de las leyes que los rigen, transparentar sus intereses, que los actos de su vida pública sean conocidos por todos y por sobre todo, que las leyes, que deben evaluar, corregir y promulgar y para lo cual han sido elegidos, sean iguales para todos y no solo beneficien a los privilegiados de siempre.

Mi abuelo, quien era un hombre de izquierda y que ya murió hace ocho años, se quedó esperando como muchos, la promesa de una pensión digna, mejor acceso a la salud y más justicia social. Ante esto yo me vuelvo a cuestionar ¿hemos avanzado estos años? Creo que sí, pero aun no damos el salto para transformarnos en un mejor país y esa es la gran tarea que tienen nuestras autoridades, demostrar que trabajan por el bien común y no por sus intereses particulares. 

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