Artículo de
Opinión. Actualidad Nacional
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por tanto, el pensamiento ni la línea editorial de este Diario)
“En democracia la tolerancia permite el respeto y
dignidad de todos los seres humanos, respetando la libertad de conciencia y
aceptando la evolución cultural de los pueblos como una sociedad pluralista”.
Sergio Carrasco
Gouet
Desde los albores de la
Independencia de Chile hay antecedentes de la doctrina de la separación de la
sociedad y más particularmente del Estado, de cualquier confesión religiosa. Intentar definir el Laicismo, en términos simples, nos lleva necesariamente a
esclarecer la separación del Estado de cualquier Institución Religiosa, esto no
significa que, individualmente, cada persona tenga sus propias ideas o profese
un credo en particular y los valores que los inspira.
Lo anterior, obliga a mantener
el respeto por el pensamiento de cada individuo, que se logra con la práctica
real de la tolerancia, virtud
humanista que permite y sostiene la
convivencia armoniosa de una sociedad diversa y civilizada, por lo que, por
extensión, un Estado Laico debe
garantizar la libertad de culto y de conciencia.
Es importante recordar que en
la Constitución de 1925 se estableció la separación del Estado de la Iglesia, y
garantizó la libertad de conciencia y de culto que no se oponga a la moral, a
las buenas costumbres o al orden público (art 10, numeral 2),
Desde que se inició el proceso
y la definición de un Estado Laico podemos concluir que es un proceso que ha
evolucionado, pero que no ha concluido.
Cabe señalar que en la actual
Constitución lo señala en el articulo19.
En una semana tan especial, en
donde el orgullo de nuestro sentir patriótico, recuerda y ensalza a
compatriotas que otrora lucharon por nuestra independencia la ciudadanía
participa entre otros actos, ceremonias religiosas cuyo propósito es dar
gracias a Dios y pedir bendiciones para la población y sus autoridades, y que
“se supone con profundo sentir republicano”. Por protocolos particulares de
cada Institución, las autoridades políticas y diplomáticas son invitadas a honrar
la Patria y el Bien Común. Pero en esta oportunidad, nos encontramos que las
Iglesias aprovecharon las circunstancias para realizar verdaderos actos
políticos contingentes para hacer evidente sus sectoriales molestias y
disconformidades en aquellos asuntos que el Estado ha propiciado por expreso
deseo de la mayoritaria de los habitantes.
En un Estado Laico no se puede
permitir que, aprovechándose de una conmemoración republicana, las Iglesias
pretendan coaccionar, una hasta ayer soterrañamente, y hoy de manera evidente
la voluntad de cogobernar en asuntos propios del Estado. Chile, en la
Constitución de 1925 en su artículo 3 establece que “ninguna o reunión de
personas pueden tomar el título o representación del pueblo, arrogarse sus derechos,
ni hacer peticiones en su nombre”. Idéntico espíritu lo señala la actual
Constitución en el artículo 5.
Es evidente la
desnaturalización del concepto Tedeum; “es un Canto de gratitud y de profesión
de fe. Las palabras Te Deúm significan “A ti, oh Dios”, y en nuestro país en
esta ceremonia la Iglesia agradece y pide a Dios por la patria, en presencia de
las más altas autoridades del Estado.” (Ediciones Paulina) y podemos afirmar
que en el caso de las Iglesias Evangélicas el Tedeum tiene idéntico significado
que no siendo aún una tradición ya que fue autorizado como una actividad
pública bajo la dictadura militar en el 1975, y que se supone fue para
contrapesar el Tedeum Católico que en ese entonces presidía el Cardenal Raúl
Henríquez y que propiciaba entre otros temas los Derechos Humanos.
Es hora de revisar la
presencia de autoridades de Estado en estas actividades que han orientado sus
organizadores a áreas más allá de los altares, aunque en el caso de la Iglesia
Católica le hayan dado un carácter de Ecuménico. Quizás sea el momento que el
Estado, respetando la diversidad religiosa, a través de su capellanía de
Palacio organice, en un lugar simbólico de la Patria un real acto Ecuménico,
entregando la presidencia del acto, de manera rotativa a cada representante de
las Iglesias reconocidas.
Es posible que las
atribuciones que se arrogan las autoridades religiosas (dentro de su grey) se
fundamenten en el hecho que aún se mantengan en las mallas curriculares de los
Establecimientos educacionales financiados por el Estado la asignatura de
“Religión” que se sigue aceptando como sinónimo de “Catecismo católico”. En
este punto se debería reemplazar las “clases de religión” por las asignaturas
de Filosofía y Ética y Educación Cívica.
No se puede negar que hemos
avanzado, pero ha sido muy alto el costo de la tolerancia para aceptar que hay
sectores que postulan ser poseedores de la verdad absoluta respaldándose en su
fe y dogmatismo de sus creencias.
A la luz de los hechos reales,
el Estado sigue siendo un ente Benefactor de las Iglesias, en particular la
Católica y Evangélicas, lo que implica entre otros aspecto, el financiamiento
de capellanes en las Instituciones públicas, y en el caso de las Fuerzas
Armadas, los capellanes tienen emulación a grados y sueldos equivalentes y en
el caso del Ejercito, la Iglesia católica tiene un cupo en el cuerpo de
Generales.
Luego de las declaraciones del
Cardenal y algunos laicos relevantes han apelado a la “Objeción de conciencia”,
por lo que en una consecuencia doctrinaria, La Iglesia Católica, como las
Evangélicas deberían abandonar las Instalaciones del Estado, ya que la doctrina del Estado está establecida
en la Constitución y las leyes vigentes.
El Estado debe seguir
avanzando en temas de interés de todos los ciudadanos respetando el interés
general y el Bienestar comuna por lo que temas como el matrimonio igualitario,
la eutanasia y la educación universal y humanista en los establecimientos
educaciones que reciban de manera directa o indirecta financiamiento del
Estado.
Una reflexión final. Las
religiones y credos son un componente más del Universo llamado Patria Chilena,
por lo que, en la interacción ciudadana, es su obligación moral, respetar el
modo de vivir y su ordenamiento jurídico. Lo
que a intramuros realicen quedan sujeto a sus propias normativas, pero a
extramuros, se deben acomodar al estado de derecho vigente.
En democracia la tolerancia
permite el respeto y dignidad de todos los seres humanos, respetando la
libertad de conciencia y aceptando la evolución cultural de los pueblos como
una sociedad pluralista.
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Chile no es un estado laico, desde el instante que el estado, a través del gobierno de turno, obliga a todos aquellos chilenos no creyentes a pagar, de su bolsillo, la próxima visita del Papa. Nos sacará, como si nada, la módica suma de mas de ocho mil millones de pesos del erario público. De los impuestos que todos pagamos. Una falta de respeto y un abuso, por decir lo menos, contra todos los que no profesan esa religión.
ResponderEliminarBuena lectura para este domingo. Felicitaciones al diario por este columnista. Una mirada cierta en un país con algunos que siguen en la edad media
ResponderEliminarUn buen aporte para este diario comunal que cada día crece y se desarrolla como un medio de importancia que traspasa lo meramente local. El tema del señor Carrasco es oportuno y necesario considerando que estamos próximos a elecciones presidenciales en que sectores que siguen anclados en el pasado centran y promueven sus preferencias en temas que no están orientados al bien común.
ResponderEliminarDon Sergio, efectivamente es la tolerancia la clave y ahí estamos muy mal como país
ResponderEliminarEn consecuencia de la tradición española y del poder de quienes profesan credos de iglesias cristianas. Se quedaron en el pasado y no quieren aceptar que los tiempos cambiaron. No practican la tolerancia. Buen articulo. don Sergio siga escribiendo
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