Día de la Madre Leer más abajo Poema de Ramón Ángel Jara |
(Segundo
domingo de mayo)
Este año, en Algarrobo no
habrá celebración oficial, por cuanto el alcalde ha dispuesto juntar esta
celebración con otras de directa relación de modo de realizar una gran celebración
del día de la Familia. La fecha está en estudio. No obstante, a través del
Facebook Municipal, junto con el Concejo, envió un afectuoso saludo con los
mejores deseos de un Feliz día a todas las madres de Algarrobo.
¿Cómo nació el Día de la Madre?
Las primeras celebraciones del
Día de la Madre se remontan a la antigua Grecia, donde se le rendían honores a
Rea, la madre de los dioses Zeus, Poseidón y Hades. Igualmente, los romanos
llamaron a esta celebración Hilaria cuando la adquirieron de los griegos.
El Día de la Madre o Día de
las Madres es una festividad que conmemora a las madres. Se celebra en
diferentes fechas del año según el país. El moderno Día de la Madre fue creado
en los Estados Unidos, en 1870, por Julia Ward Howe, autora del Himno de
batalla de la República, sugiriendo que esa fecha fuera dedicada a honrar la
paz, como un día de madres por la paz, que luego devino en un día para cada
familia en honor a su madre convirtiéndose en una fiesta en muchos lugares del
mundo, y comenzó a festejarse cada año encuentros en la ciudad de Boston,
Massachusetts en conmemoración a las Madres.
En Chile la celebración se
incluye en el Decreto Supremo 1.110 del Ministerio del Interior, documento
firmado en que también fijo la fecha del 10 de mayo. No fue sino hasta los años
ochenta que algunos miembros del comercio se plegaron a la conmemoración
internacional, que se celebra el “Dia de la Madre” el segundo domingo de mayo,
esto es, en Chile es este domingo 13 mayo.
El sacerdote chileno, monseñor
Ramón Ángel Jara (1852-1917) escribió, según cuenta la tradición, una carta a la
familia que un día lo acogió en su hogar, al cabo de lo cual, escribió el
famoso poema “Hay una Mujer”
Hay una mujer que tiene algo
de Dios por la inmensidad de su amor, y mucho de ángel por la incansable
solicitud de sus cuidados.
Una mujer que, siendo joven
tiene la reflexión de una anciana, y en la vejez, trabaja con el vigor de la
juventud.
Una mujer que si es ignorante
descubre los secretos de la vida con más acierto que un sabio, y si es
instruida se acomoda a la simplicidad de los niños.
Una mujer que, siendo rica,
daría con gusto su tesoro para no sufrir en su corazón la herida de la
ingratitud.
Una mujer que siendo débil se
reviste a veces con la bravura del león.
Una mujer que mientras vive no
la sabemos estimar porque a su lado todos los dolores se olvidan, pero que
después de muerta, daríamos todo lo que somos y todo lo que tenemos por mirarla
de nuevo un instante, por recibir de ella un solo abrazo, por escuchar un solo
acento de sus latidos.
De esa mujer no me exija el
nombre si no quieres que empape de lágrimas vuestro álbum, porque yo la vi
pasar en mi camino.
Cuando crezcan vuestros hijos,
léanles esta página, y ellos, cubriendo de besos vuestra frente, os dirán que
un humilde viajero, en pago del suntuoso hospedaje recibido, ha dejado aquí
para vosotros y para ellos, un boceto del Retrato de su madre.
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