La nave pirata
de la Hermandad de la Costa, dirigida por el algarrobino Michel Etchevers
Cazanave, recibirá a las delegaciones del país en una jornada que se extenderá
desde el 19 al 20 de octubre próximo.
Michel Etchevers C. Capitán de la nave Hermandad de la Costa, del Puerto de Algarrobo |
Reportaje especial, preparado por
Alberto Herrera Lara
Alberto Herrera Lara
La Moderna Hermandad de la
Costa es una institución fraterna de origen chileno, que reúne a los más locos
amantes del mar, que buscaron como un símbolo romántico, el considerarse
herederos de los antiguos Hermanos de la Costa, que fue una antigua cofradía de
grandes navegantes del siglo XVII, galantes de auténtico coraje, camaradería,
espíritu aventurero y también de algunos aspectos no tan altruistas
relacionados a su acción pirata, pero esto último por cierto abolido del
espíritu organizacional.
Los inicios de la agrupación
se remontan a mediados del siglo pasado, cuando un grupo de aficionados de la
navegación a vela se reunieron para dar vida a un colectivo, que pudiera
afianzar los lazos de amistad entre los deportistas náuticos, los cuales solo
se reunían en los periodos estivales.
La organización fue creciendo
al alero del mar y en la actualidad cuenta con más de 38 “naos” a lo largo de
todo Chile y más de 3 mil fervientes corsarios. Incluso han traspasado las
fronteras del país, difundiendo entre los hombres de mar, sin credo ni razas,
los principios de amistad y convivencia que los rigen.
Nao Algarrobo
Le llaman “nao” a cada una de
las agrupaciones locales, las cuales simulan que van en una embarcación. En
Chile hay 38 “naos”, repartidas desde Arica hasta la Antártica. Algarrobo es
uno de las “nao” del Litoral Central (hay otro en San Antonio) y es capitaneado
por Michel Etchevers Cazanave, quien ejerce su segunda "singladura"
(segundo año) como capitán de la “Nao Algarrobo” y se nota por todos lados que
le encanta. Pero este es su último ciclo y dejará el cargo, ya que por
estatutos no puede permanecer más de dos años liderando una “nao”. "Es una
forma de distribuir el poder, pero luego de un año se puede repostular",
comenta Etchevers.
-¿Cómo comienza su aventura en esta cofradía?
-Llevo cerca de ocho años. Uno entra como polizón y después de tres
asistencias al zafarrancho, que son las convivencias con almuerzo o cenas, se
le pregunta a esa persona si quiere pertenecer a la nao y, si acepta, en el
zafarrancho siguiente -hacemos uno mensual- se le "engancha" como
bichicuma, que es la pañoleta amarilla. Hay una ceremonia en donde el capitán
lo nombra el último bichicuma de la nave y le hacemos algunos suplicios.
-¿Que son los suplicios?
-Juegos que ponen a prueba la humildad. Hay que pensar que estamos
simulando ir en un barco pirata y se supone que la tripulación menor, es decir,
los que todavía no son hermanos, viven en la sentina, no salen a cubierta.
Comen mugre, el agua es sucia, el olor es feo.
-¿Y es tan así en esta “nao” imaginaria?
-La gracia de la tripulación menor es que tiene que servir a los
hermanos. Y eso es un código para demostrar humildad. En tu vida real puedes
ser Presidente de la República, pero el que entra en este juego se tiene que
despojar de todos sus títulos para servir y tratar con respeto a los hermanos.
Pero está todo dentro de un marco fraterno. Hay un octálogo y una serie de
códigos internos. (Ver recuadro)
-¿Qué grado viene después?
-La ordenanza y el protocolo establecen plazos. Es un mínimo de ocho
meses participando para que el capitán te designe a enganchar como
"muchacho", incluso pueden pasar años para que eso suceda. Luego
tienen que participar y hacer méritos para ser hermanos.
-¿Cuánto tiempo se es hermano?
-Después de un año y tanto, con asistencia a los zafarranchos, pasas a
hermano. Para postular a ser capitán necesitas cinco años como hermano y
demostrar que eres correcto y que haces las cosas bien.
Gruñoncito
Dueño de una personalidad
extrovertida, carismática y un alma muy jovial, Michel Etchevers es conocido
entre sus compañeros como "Gruñoncito" (todos tienen un apodo),
porque el hombre también tiene su carácter. Él es un navegante aficionado de 69
primaveras, con cerca de 30 años de experiencia sobre las olas y fanático de
los códigos marinos, pues cree que la “nao” (la nave) es como la propia vida.
Michel vive hace más de tres
décadas en Algarrobo y empezó a navegar cuando conoció a su amigo Eduardo
Friedman, que tenía al "Vagabundo", un velero chico. "En ese
tiempo no había capitanía de puerto, ni nada; salíamos del Club de Yates y navegábamos
todo el día. Después hicimos los cursos de patrón de bahía y empezamos a
participar en regatas, que son carreras entre veleros y en eso estuve más de 25
años. Ahora más viejo dejé de competir y solo me embarco en travesías",
cuenta Etchevers con entusiasmo.
-¿Qué tipo de travesías?
-Hemos ido a Punta de Choros, a Puerto Montt unas cuatro veces, y a la
Isla Juan Fernández otras tantas. Ahora estoy planificando subirme a una
travesía desde Ecuador a las Islas Galápagos.
-¿Con qué licencia para navegar cuenta?
-Soy capitán deportivo costero. Significa que con costa a la vista yo
puedo navegar en todo el mundo. La licencia que sigue es la de capitán de alta
mar.
Junta Nacional
El 19, 20 y 21 de octubre,
Etchevers será el anfitrión de una reunión general de la Hermandad de la Costa
chilena, convocada por la máxima autoridad nacional, el capitán Julio
"Abolengo" Alveal Flores.
-¿En qué consistirá esa gran reunión nacional?
-Parte el viernes 19 de octubre en la noche con una reunión en el Club
de Yates, que se llama la "Fiesta de los abrazos". Ahí nos
conoceremos. El sábado nos juntamos en el Club Deportivo Nacional durante todo
el día, hasta las 18 horas y luego a las 20.30, en el mismo lugar y
caracterizados de piratas, tenemos una fiesta que dura hasta las tres de la
mañana. Y el domingo, con los que quieran, saldremos desde la Cofradía Náutica
en dos yates, el "Koala" y el "Viejo bronces", a dar una
vuelta a Tunquén. Hay muchos de las nao que son "de rulo", es decir,
que nunca han navegado.
- ¿Los piratas vienen con familia?
-Vienen cautivas, sirenitas y escualos, en lo posible caracterizados.
-A ver, ¿cómo es eso?… ¿Cautivas, sirenitas, escualos?
-Así es. A las mujeres de la hermandad las llamamos cautivas, a las
niñas sirenitas y los niños escualos.
Mar futuro
El mar se ha transformado en
la vida de Michel Etchevers y motivo por lo cual vibra y respira. En ese
contexto la Hermandad de la Costa es una nave que lo encantó con sus principios
y fraternidad.
-¿Cuál es el aprendizaje que se saca de esta cofradía de piratas?
-Siendo un juego; el respeto y el apoyo a los demás. Es un encuentro
fraterno entre hermanos que aman lo mismo que tú: el mar, y que cuidan el mar.
-¿Interactúan con navegantes jóvenes?
-Vienen muchos. También estamos trabajando con algunos colegios en
estos momentos.
-¿Qué hacen?
-Los incentivamos a que vengan a jugar. Les escondemos tesoros y los
sacamos a pasear. También les enseñamos el amor al mar y que debemos cuidarlo,
que es nuestro futuro.
Articulo publicado en la edición
de hoy sábado 25 de agosto 2018, páginas 08
y 09 del diario El Líder de San Antonio, preparado por el periodista Alberto
Herrera Lara
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OCTÁLOGO
1. Acata con respeto las órdenes del capitán como
si fueran las de tu padre espiritual, hermano mayor.
2.
No acometas con armas o malas palabras al
hermano de tu misma caleta, ni de ninguna del litoral.
3. Recibe en tu nave al hermano que te visita;
ofrécele refrigerio en tu mesa y el mejor coy de tu camarote.
4.
Como trates a tus hermanos serás correspondido y
el capitán alabará tu fraternidad o te castigará.
5.
No tengas envidia de la nave de tu herma no, ni
de sus velas y motores.
6.
Trae al piloto sin puerto a tu caleta y si no
posee otra riqueza que su corazón embárcale en tu yate y considérale como
hermano.
7. No seas orgulloso ni violento; al serlo,
conseguirás que tus hermanos se alejen de ti y quedarás solo con tu peste.
8.
El amor aI mar debe ser el culto de tus días;
haz sacrificios a él observando estas leyes.
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es posible asistir a un almuerzo?
ResponderEliminarEstupenda la idea. Les sugeriría agregar una novena norma: súmate a una acción solidaria del grupo en favor de uno de los tantos casos de niños que hay en Algarrobo y que padecen de una grave y costosa enfermedad. Por ejemplo, apadrinar un niño o niñita, siendo parte de la tripulación de ese navío de los sueños y la felicidad
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