“Algarrobo
Digital” comprometido con la cultura, el arte y las letras
Un posible relato de posguerra
Cuento. Marcia Cabrera D. (*)
Al mirar el reloj del andén en
la estación de ferrocarriles, que marcaba ya las siete de la mañana aquel día
frío invernal, donde muy pocos pasajeros esperaban la llegada del tren expreso,
notó que un hombre mayor vestido de negro que se encontraba a pocos pasos de
él, lo miraba intensamente.
Sintió una cierta inquietud y
una extraña sensación, cuando se cruzaron sus miradas. Nervioso por esa
circunstancia se acomodó el sombrero y empezó a caminar lentamente en dirección
contraria para no demostrar su inquietud. Después de un par de minutos volvió
la cabeza y el individuo se había perdido entre un grupo de alborotados
pasajeros.
Preguntándose quien sería y
qué pretendía, subió al tren y se sentó en el primer departamento que estaba
vacío. Quería hojear el diario matinal, pero no podía concentrarse, sólo
escuchaba entre los monótonos ruidos de los vagones, las entrecortadas
conversaciones de los pasajeros de los departamentos contiguos. Trató de
dormitar, ya que se sentía todavía cansado de la noche anterior.
Después de un largo tiempo
abrió los ojos y mirando por la ventanilla el paisaje familiar, se dio cuenta
que no faltaba mucho para llegar a su destino.
Cuando bajó del tren se
dirigió rápidamente a la salida de la estación. Tenía que darse prisa, faltaban
sólo diez minutos para que se iniciara la famosa reunión. Pero cuando comenzaba
a correr, alguien lo tocó en el hombro. Era el hombre vestido de negro que
había visto en la estación ferroviaria, antes de subir al tren.
- Perdone le dijo el extraño,
Ud. a mí no me conoce, pero me hace recordar a un buen amigo y camarada que
conocí hace mucho tiempo atrás y a quién he buscado por más de 4 décadas, sin
éxito alguno. Ud. se parece muchísimo a él incluso en un momento pensé que mi
amigo estaba frente a mí, pero no puede ser ha pasado mucho tiempo, Ud. podría
ser su hijo.
Él lo miró extrañado e incluso
molesto y trató de correr nuevamente, dándole a entender que no le interesaba
lo que estaba escuchando, pero el hombre insistía.
- Perdone, le dijo nuevamente, pero quisiera presentarme.
Mi nombre es Max, Max Delius.
Al oír ese nombre, se
estremeció de pies a cabeza y temblando le volvió a la memoria lo que su padre
le había confiado y por lo cual había sufrido la vida entera, hasta su muerte.
Él no podía dar crédito a sus
ojos. Max Delius frente a él, entonces no había muerto. Después de un momento y
recuperándose de la impresión, sólo se atrevió a decir con voz entrecortada:
- Sr. Delius, yo a Ud. lo conozco mucho de nombre. Mi
padre solía hablar con frecuencia de Ud. cuando recordaba con mucho dolor a sus
amigos y camaradas que había perdido, cuando había estado en el frente de
guerra.
- Sí, yo fui salvado por una patrulla de los aliados que
me llevaron a un hospital de campaña, donde me recuperé después de un largo
tiempo, dijo rápidamente y muy excitado.
- No sabe qué tristeza y qué dolor siento al pensar que
mi padre no alcanzó a vivir para conocer la verdad. Él sufrió muchísimo porque
no podía perdonarse de haberlo tenido que abandonar por orden de su superior y
haberlo dejado moribundo después de ese terrible ataque aéreo. Él falleció hace
recién un mes atrás.
Bajando la cabeza y tratando
de ocultar sus sollozos el hombre mayor se alejó cojeando dificultosamente.
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Marcia Cabrera Ditzel nace en
Santiago de Chile el año 1944. Luego de terminar sus estudios secundarios,
estudia Pedagogía en Alemán en la Universidad de Chile. Viaja a Alemania donde
estudia en la Universidad Friedrich-Wilhelm de Bonn, Germanistik y Romanistik
(Lingüistica y Literatura alemana, española y portuguesa). También recibe el
título de traductora en español-alemán; alemán-español, mención Literatura,
Economía y Derecho. Después de trabajar en Alemania, por casi 40 años como
profesora de español en una Institución estatal preparando a expertos alemanes
para su trabajo en Latinoamérica, regresa a Chile definitivamente el 2009. En
el año 2010 se viene a vivir a Algarrobo, ingresando al Taller Literario
Naciente, dando sus primeros pasos en la prosa. El año 2012 obtiene el Premio
al Segundo Lugar en la categoría "Cuentos Adultos" con "Hotel
Savoy”. Luego muy motivada por sus compañeros comienza a encantarse por la
poesía. El año 2013 obtiene mención honrosa en la categoría “Poesía” con su
poema "Agua”.
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Hola,
ResponderEliminarOjalá organicen talleres literarios!!
Felicitaciones por esta iniciativa. Un cuento muy atrayente, da tema para conversar
ResponderEliminarHe disfruta leyendo este cuento de Marcia. Tiene gran talento. En pocos lineas una se sumerge en este relato que tiene el atractivo de un puzzle
ResponderEliminarUn gran aporte del diario. Felicitaciones.La escritora nos entrega una historia que siendo seguramente algo ficticio nos llega profundamente como algo real, algo que debe haber sucedido
ResponderEliminarBravo ¡¡¡ Gran cuento y lindo espacio para la difusión. Felicidades a Marcia y estaremos a la espera de nuevas publicaciones ¡¡
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