Qué duda cabe que Raúl Ruiz es una de las grandes figuras de la cultura chilena. Que su estatura como creador no sea hoy, quizá, valorada en su justa medida, es posible que se deba tanto porque su talento descolló en el cine y no en el ámbito de la poesía y las letras, terreno donde nuestras figuras suelen descollar, como también por la naturaleza misma de su obra, heterogénea, vibrante, altamente creativa y profundamente antisolemne.
Destacado como uno de los cineastas más prolíficos del siglo XX, su vastísima producción que se empina a la impresionante cifra de 124 obras, entre largos y cortometrajes, series, culebrones y documentales, es estudiada en las más importantes escuelas de cine de todo el mundo. Su insólita capacidad y rapidez para armar una película -escribir un guión, elegir locaciones, sumergir en su universo a un elenco de actores- es ya mítica, difícilmente superada por algún otro director de la historia.
Es por eso que la publicación de sus Diarios en 2017, a seis años de su muerte, ofreció una oportunidad única para escudriñar en una de las mentes más fascinantes y creativas de las últimas décadas, transformándose en todo un acontecimiento editorial para esta parte del planeta. La tarea de revisión y edición de miles de páginas manuscritas, repartidas en una veintena de cuadernos, recayó en el académico y poeta Bruno Cuneo. Una experiencia de tres años de trabajo intenso que el público de nuestro litoral tendrá la ocasión de conocer más de cerca este sábado 9 de marzo, cuando Cuneo se presente en la Casa-Museo Neruda de Isla Negra, dando inicio al ciclo de charlas de la temporada 2019.
En exclusiva, quisimos que el mismo editor -doctorado en Estética y Teoría del Arte- nos adelantara algunos aspectos de la interesante conversación de este sábado.
¿Puedes contarnos de qué manera llegas a hacerte cargo de la edición de los diarios de Raúl Ruiz?
La edición me la encargó su viuda, la cineasta Valeria Sarmiento, a quien le había gustado mucho el Ruiz. Entrevistas escogidas – filmografía, un libro que publiqué en Ediciones UDP el año 2013 y en el que seleccioné algunas de las entrevistas más importantes que dio Ruiz en castellano, inglés y francés, a lo que sumé una larga sección en la que él mismo comentaba gran parte de sus más de 120 películas (eso lo armé pegando fragmentos de distintas entrevistas). El diario fue un encargo, pero Valeria me lo hizo muy tímidamente, porque sabía que el trabajo sería muy largo y dificultoso. Lo fue, efectivamente, pero estoy contento con el resultado y creo que ella también, y varios lectores exigentes. El escritor argentino César Aira, por ejemplo, publicó hace un tiempo atrás una reseña en el diario francés Libération en la que él decía que para él el diario de Ruiz era “el libro del año” y Aira es un lector muy fino, además de un escritor extraordinario.
Tras esta exhaustiva labor que obliga a adentrarse en un aspecto más pormenorizado de la vida de Ruiz, ¿de qué manera varió tu vínculo con la figura del cineasta, con su dimensión como artista?
El diario, efectivamente, amplía la figura artística de Ruiz, porque lo muestra no sólo como un realizador infatigable sino también como un artista integral y como un pensador de alto vuelo sobre muchas otras cosas. Aparecen sus intereses como dramaturgo, como narrador, como profesor de cine e incluso como poeta. Actualmente, de hecho, estoy editando una selección de los casi 500 poemas que dejó inéditos. Al final del diario, dice que ya sería hora de arriesgarse a publicar un libro en este género y que el libro debería constar de unos 120 poemas. Pero no alcanzó a hacer la lista, y en eso he estado. El libro saldrá este año.
"DIARIOS DE RAÚL RUIZ", charla con Bruno Cuneo (editor). Sábado 9 de marzo, 19 horas. Casa-Museo Neruda, Isla Negra. Entrada Liberada.
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