Fuente : El indagador

En materia de compartir espacio aéreo con esos horribles y ruidosos aparatejos, los drones, se pasó ahora simplemente a “tolerancia cero” (es decir, en rigor, se les paga con la misma moneda.) El asunto, a estas alturas, se transformó en un verdadero dolor de cabeza para la Policía de París. Periodistas de “Le Parisien”, alertados por el rumor de una baja importante en las maquinitas voladoras, empleadas para espiar los movimientos de los manifestantes, solicitaron a la Prefectura detalles de los supuestos ataques. Sin éxito.
El endurecimiento de las políticas de vuelo por parte de las aves ha obligado a las fuerzas represoras al repliegue: durante las últimas jornadas de los Chalecos Amarillos, la policía ha decidido dejar en tierra, o bien, aplicar aterrizaje forzoso, a las decenas de aparatos de televigilancia.
Pero los uniformados tampoco dan la batalla por perdida. Ya idean sumarle altoparlantes a las máquinas, de manera de ahuyentar las arremetidas de las gaviotas mediante la emisión de los gritos de sus depredadores.
No hay comentarios:
Publicar un comentario