Por Pablo Salinas
El 6 de agosto de 1945 la humanidad se consternaba con el espectáculo de la primera bomba nuclear arrojada sobre población civil en Hiroshima. Los ensayos por parte del gobierno de USA para alcanzar el mortífero objetivo, la super-arma que aseguraría el fin de la guerra, la rendición incondicional de Japón, se concentraron a ritmo febril en escasas semanas, previas al hongo atómico que reduciría a escombros la ciudad nipona.
El punto escogido, las desérticas extensiones de Nuevo Mexico; a la cabeza de la operación, Robert Oppenheimer, físico de ascendencia judía, de origenes acomodados y formado en el prestigioso Christ's Church de Cambridge. Tipo refinado -en su casa la colección de pinturas incluía obras de Picasso, Vuillard y Van Gogh-, nombró a la operación, desarrollada en total hermetismo, como "Trinity", en homenaje nada menos que al poeta isabelino John Donne. Específicamente, a su "Holy Poem XIV", que en sus dos primeras estrofas dice:
"Batter my heart, three-personed God; for you
As yet but knock, breathe, shine, and seek to mend"
Los esfuerzos del refinado Robert se verían coronados con el éxito. La primera detonación nuclear sacudiría el planeta en la madrugada del 16 de julio de 1945. 425 personas fueron testigos de ese primer resplandor atómico petrificando los cielos, desde el campamento base.
33 años después, el 16 de julio de 1976, Allen Ginsberg, también judío, también estadounidense, replicaría a Trinity con su poema de protesta "Plutonian Ode".
En la foto, Oppenheimer y parte de su equipo de trabajo, minutos previos a la detonación de Trinity.
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