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lunes, 26 de agosto de 2019

HIJOS, LAMENTABLEMENTE VIENEN TIEMPOS MUY DUROS

Por Cristián Warnken

“Hijos: van a ser difíciles los tiempos que vienen, en el mundo que les tocará vivir. No se crean el cuento de que la tecnología lo solucionará todo, que la vida del hombre del futuro será mucho mejor que la del pasado. Lamentablemente vienen tiempos muy duros. 

Ustedes saben que siempre les he tratado de transmitir esperanza, que no creo se pueda tener hijos o educar sin ella. Pero mi esperanza no está puesta afuera, en los grandes adelantos técnicos. Me temo que muchos de esos adelantos -algunos notables, es verdad- puedan ser manipulados por fuerzas destructivas o alienantes, como siempre ha sucedido en la historia. Y por eso deposito mi esperanza en otra dimensión: en la interioridad, en esa palabra tan despreciada hoy, por "vaga": la palabra "espíritu". Si algo salvará al hombre y a la humanidad será el espíritu, la conciencia, la libertad interior del hombre. 
Hubo un ruso que ustedes todavía no conocen, un hombre del siglo XIX, Fédor Dostoievski, que dijo que el corazón del hombre es el verdadero campo de batalla entre el bien y el mal. Ahí se juega todo. Él fue el profeta de todos los horrores que devastarían el siglo siguiente, el de nuestros abuelos. Muy pocos le creyeron. 

Muchas veces se reconoce a los profetas porque no son escuchados: hoy día -y tal vez con razón- desconfiamos de ellos, porque es fácil confundir a los falsos con los verdaderos. Nos falta un Dostoievski del siglo XXI. Puede que ya haya nacido y sea un muchacho de algún país periférico, como el nuestro. ¿Llegarán a tiempo sus palabras, sus visiones? Porque el desierto avanza, hijos, y a una velocidad impresionante. 

Yo sé que ustedes están preocupados del cambio climático. Tal vez sean ustedes y sus hijos de los últimos que puedan conocer y disfrutar la Tierra tal como la conocemos y amamos hoy: con sus primaveras, inviernos, veranos y otoños estables, claros, distintos. Tal vez ustedes sean los últimos en escuchar los cantos primaverales de los zorzales en nuestros jardines. Deténganse a oírlos y no los olviden jamás, graben los sonidos, los colores, las maravillas y milagros de la Tierra en su alma. Necesitarán volver a ellos en tiempos de sequía. 

Ustedes mismos todos los días me obligan a reciclar los papeles, separarlos de los plásticos, me hacen tomar conciencia de los pequeños gestos para cuidar este frágil planeta. Pero, hijos, maestros míos en muchos sentidos, eso no basta. Porque esa desertificación es el resultado de otra, más profunda e invisible: la desertificación interior. No sacamos nada con separar la basura reciclable del plástico y materiales tóxicos si no lo hacemos también adentro de nosotros mismos.

La desertificación interior crece cuando perdemos la capacidad de asombro, cuando no nos maravillamos ante una nube que pasa, cuando nos olvidamos de abrazar un árbol, cuando creemos que todo se puede comprar y vender, cuando a todos le ponemos precio, y el reino de la cantidad es más importante que el reino de la gratuidad. ¿Gratuidad? Sí, lo más esencial, lo que nos puede salvar como especie es gratis, es un don, un regalo. Todavía no le han puesto precio a las estrellas ni al aire... todavía no se venden en el mercado los abrazos que nos damos antes de dormirnos o al despertar. 

Pero miren alrededor, el hombre ya está haciéndose esclavo de sus propios inventos, y lo peor de todo: cree que es más libre que nunca. En suma, hijos, hay dos desiertos que avanzan: el de afuera y el de adentro. Pero el de adentro es el que más me preocupa, porque es muy fácil no verlo. Sobre todo hoy día, en que pareciera que lo tenemos todo... ¿Qué pasaría si les dijera que estamos más indigentes que nunca? ¿Me dirían: "estás loco, papá"? Tal vez estoy loco... Pero quisiera terminar esta carta con esperanza. Los acabo de mirar mientras duermen... ¡Y en sus rostros puros acabo de reencontrar la esperanza... sí, ahí está, intacta aún!... Más que en estas torpes palabras, en estas divagaciones de un padre en la noche...”

2 comentarios:

  1. Obviamente un articulo de una persona angustiada, que se puede ver en cómo el hombre ha enfrentado las tragedias históricas que la vida le ha puesto por delante. Innumerable literatura sobre eso, de todo tipo de tragedia y dramas, algunas veces muy ficticias y alucinantes, otra muy reales y angustiantes, otras miradas sobresaltadas y otras minimizadas.¿Cual es la de Warnken esta vez?. Sobre la libertad, obviamente que en sí misma el ser humano no la tiene completa porque depende de la subsistencia y debe conseguirla, pero la libertad está en elegir, el libre albedrío, comprobada científicamente su existencia, etc.
    ¿que la tecnología no va a resolver todo?, no es cierto, porque hasta el momento lo ha resuelto todo desde que creó la herramienta, la rueda,el fuego controlado, la escritura, entonces ¿Porque no va a continuar así?.
    Ahora, anunciarle al hijo que vienen tiempos muy difíciles o muy duros, recuerdo que los abuelos y papás siempre, objetivamente, han tenido tiempos duros, para que decir durante las guerras, las epidemias, las hambrunas,etc,etc que ha tenido el hombre, las contadas directamente y las relatadas en la historia.¿Entonces de qué se trata?, ¿por su propio miedo,decirle al hijo que se inmole, decirle al hijo que vuelva a las cavernas, decirle al hijo que se acabó la belleza, decirle al hijo que de esta le va a costar salir,decirle a su hijo que debe buscar la esperanza,etc?, Jamas le diria algo asi a un hijo. Este articulo de Warnken, parece que proviene de una histeria que proviene de perder un status quo de "Holgazán",(no es que lo sea), que le permite vivir en la imaginación y de imaginaciones anteriores. Es como sentir y pensar que la dialéctica ya no resuelve nada, debe ser angustiante para una persona que lo creía.Esta actitud tan antropológicamente humana, no ayuda en estos tiempos, porque en estos tiempos se requerirá del trabajo efectivo, del conocimiento efectivo, del hacer efectivo porque ahora se trata de la real adaptación a los cambios que vienen y aunque no se crea, la colaboración será fundamental, ponernos de acuerdo. Las buenas ideas y construir, jamás destruir pensando que si se hace eso, todo cambiara, eso seria muy tonto y antinatural.
    Pensandolo bien si sirve este articulo, para actuar exactamente lo contrario, visibiliza la confianza de ser persona y un ser humano muy querido, que ama a los demás y confía en la naturaleza de las cosas. ¿Y la fe participa en esto?, Claro que si.
    Esta es una opinión.

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  2. La tecnología nos ayuda en la medida que no se pierde la humanidad ante ella. Obvio que sería injusto renegar de los avances que nos han dado comodidad, que nos han extendido la vida. Pero vivir pegado a ellas, priorizando eso por sobre lo humano y olvidar asombrarse por la belleza del cielo, por el olor de la tierra, por lo divino de lo sencillo, no ayuda, resta vida.

    Por otra parte, tampoco es descabellada la pérdida momentánea de las esperanzas, viendo la indiferencia, la falta de empatía, el egoísmo, viendo como destruimos nuestra tierra. Yo no veo desesperación, yo veo la calma de ver las cosas como están pasando, quizás no sea hoy, ni mañana, pero si seguimos con nuestro ritmo y estilos de vida nada sustentables, llegará la hora en que nuestras futuras generaciones no conocerán la tierra como la hemos vivido nosotros. Y para mi es muy cierto, el peor desierto, y el que nos conduce al otro, es el de lo interior...

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