NO MÁS DESARROLLO INMOBILIARIO EN EL BORDE COSTERO

Por Pablo Salinas

Una de las claves de un desarrollo comunal verdaderamente sólido, es decir, armónico y sustentable, radica en una buena planificación urbana. Y en este sentido, criterios que imperaron durante décadas hoy son cada vez más cuestionados. El borde costero, sus playas, rocas y dunas, deja de ser entendido como área de mero provecho inmobiliario, propiciándose una mirada mucho más integradora, donde se resignifican sus cualidades naturales, paisajísticas y ecosistémicas. 

Además, gracias al trabajo desarrollado por organizaciones como CIGIDEN y el Observatorio de la Costa, se suma ahora en toda su magnitud un factor de primera relevancia: el riesgo. Con una costa expuesta a fenómenos telúricos no solo de Chile sino de toda la cuenca del Pacífico, seguir apostando a poblar indiscriminadamente sectores del borde costero equivale lisa y llanamente a jugar con vidas humanas. "No es una utopía de hippies", aclara Karla Pino, arquitecta, magíster en urbanismo y destacada integrante del Observatorio de la Costa. "La erosión está haciendo lo suyo y se están permitiendo asentamientos en los peores lugares."

Karla ahonda: "Las playas son consideradas áreas de uso intenso asociadas a numerosos conflictos. A nivel mundial las playas están retrocediendo por fenómenos erosivos y en Chile el 80% de las playas presenta problemas de erosión. En Algarrobo, por su parte, ha disminuido considerablemente la superficie de playas. En los últimos 37 años, la tasa de erosión es de -2.54 (m/año), considerada una de las mayores tasas de erosión de todo el país. Esta disminución de la superficie sedimentaria debe ser considera como factor fundamental dentro de la planificación territorial de Algarrobo."

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