Por Pablo Salinas
Cada verano, el estado de los humedales de nuestra provincia despierta algún grado de preocupación. Tanto por sus casos de extraña pigmentación como de acentuadas mermas de sus aguas, durante la última década ha sido El Peral, en El Tabo, el que mayor atención ha concentrado.
Hoy, nuevamente las imágenes aéreas de su superficie convertida virtualmente en un pantano vuelven a repetirse en notas de prensa y redes sociales. La explicación que se reitera para justiciar el fenómeno, la sequía, se convierte ya en el gran comodín, de uso extendido a nivel nacional, que permite hacerle el quite al trabajo serio y a la búsqueda de soluciones reales.
Hace ya 4 años atrás, cuando El Peral sufrió un dramático fenómeno de descomposición de sus aguas, que hizo que estas tomaran un extrañísimo color rosado, el biólogo Carlos Medina, autoridad académica que ha destinado gran parte de su vida profesional al estudio de los ecosistemas de nuestro litoral, propuso una alternativa factible para estabilizar definitivamente los volúmenes de agua de El Peral: el aporte artificial de aguas tratadas.
No se trata, hay que aclararlo, de una solución salida de la mente afiebrada de un científico, ni de algo carísimo e irrealizable. Para nada. Es algo que se ha implementado y que funciona en muchas partes del mundo. En Richmond Hill (Georgia, EEUU), por ejemplo, el municipio local creó en 1996 un gran humedal artificial para tratar las aguas residuales urbanas, de manera de, ya purificadas, ser evacuadas en un río. Tal fue el éxito, que con el paso de los años la población urbana creció y la superficie del humedal aumentó 3 veces su tamaño, para terminar siendo declarado como santuario de vida silvestre (foto).
Algo similar plantea el profesor Medina: la instalación de una planta depuradora cercana que aporte con sus aguas tratadas a la laguna. Así, El Peral (y ninguno de los otros humedales costeros) volvería a sufrir episodios dramáticos como el que sufre nuevamente en la actualidad.
Pero no. En Chile atravesamos un fenómeno de sequía que no comenzó ahora sino que se extiende ya por años... y botamos el agua. Y nos alarma que nuestros humedales, lagunas y ríos se sequen ¿Pero no que despilfarremos el agua?
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