Escritor y Articulista
Para reconocer todo lo que está bien en un país que ¡está mal!, es imprescindible y fundamental empezar por reconocer – importa poco la redundancia - todo lo que está mal, y ¡NO permitir que siga estándolo!, porque centrados en la parte que aparenta estar bien es igual a construir nuestro hogar o nuestro negocio sobre una fundación hecha con caca. Una pésima idea que solo nos hará dueños de un castillo de naipes y lo más probable es que nos quedemos a la intemperie o en la calle en el corto plazo y ante el primer estornudo...¿Dije estallido?.
Porque, en definitiva, no es factible reconocer que en Chile hay buenos doctores en el servicio público si mi suegra con cáncer de mama tiene hora para el especialista a una distancia de 2 a 3 meses. ¿O es que los doctores del servicio público solo son mansos corderos que no tienen nada que ver con el servicio que hacen ni les importa en qué condiciones lo practican?
Tampoco es posible, ni demuestra empatía ninguna con la realidad, reconocer que tenemos leyes si un delincuente nos ataca casi impunemente y estará en la calle al día siguiente. ¿O es que los tribunales de justicia se sientan en las (inútiles) leyes que se apelotonan en las páginas de la Constitución?
De igual forma, no es aceptable imaginar que tenemos “protección ciudadana” por parte del Estado o del Gobierno o de las leyes o de la Constitución, si los encargados (aquellos asalariados bien pagados que, en rigor, están para salvaguardar los genuinos intereses de la gente, los ciudadanos todos) se hacen los weones mientras nosotros, la gente, tenemos que vivir el resto de nuestras vidas, con 65 años encima, después de sacarnos la cresta y depositar parte de nuestro sueldo por 40 años o más, con una jubilación que cae en promedios de $ 100 mil y monedas cada 30 días...
La encuesta del “Orgullo de ser Chileno” arroja números tristes que demuestran que la gente sigue teniendo cierto cariño al hecho de ser chileno, pero no siente orgullo ninguno por el país que es Chile hoy.
Chile, se ha vuelto un país de pillos en todos los haberes del comercio, la industria y en donde un lote de empresarios, además de coludirse para cobrarnos más, también han adoptado la exageración, la hipérbole, la caricatura o, derechamente, la mentira, como la herramienta común y silvestre para transformar a punta de versos y panfletos, por ejemplo, un adefesio culinario en un maldito manjar.
Por más que hayan letreros negros que acusan en los envoltorios cosas como “Alto en Calorías”, “Alto en Sodio” o “Alto en Grasas Saturadas”, se hace casi imposible comer cualquier cosa que produzca la industria alimenticia que no tenga mucho más de algo que no sea perjudicial para la salud.
Entonces, ¿Somos, la masa de ciudadanos chilenos, tan insignificantes que, en vez de exigirle a la industria que haga alimentos que no requieran letrero alguno, el Estado y las autoridades pertinentes permiten que las fábricas abarroten los supermercados de porquerías que pasan a ser legalmente comestibles porque llevan advertencias en sus envoltorios que señalan las cosas malas que contienen y que no son buenas para nuestra salud? ¿Es esa la fórmula para legislar y cuidar la salud de la gente? ¿Es que, de eso se trata la democracia y el libre mercado?
¡Eso pasa en todo el mundo! Vociferan los conformistas o los dueños de las industrias (con genios asesores del marketing que hacen que las etiquetas transformen un veneno en una delicatessen).
Sin embargo, esas cosas ya no cuelan. No pueden colar porque el ánimo de la gente, de esa mayoría de nosotros los que queremos dar a conocer nuestro descontento, tampoco estamos para escuchar ni ver pancartas oportunistas, ni basura recurrente ni chistes malos, tales como las cantinelas facilistas de los comediantes nacionales que en estos días han sido bajados a punta de pifias y piedrazos de los escenarios en distintos festivales a todo lo largo del país. Una señal clara y evidente de que después del estallido, ya no se puede recurrir a los mismos vicios, prebendas, ventajismos, bicocas o bagatelas y chucherías (todo lo que señala el diccionario).
Cuesta muchísimo ver el vaso medio lleno sin que la frustración y el desencanto nos haga verlo medio vacío.
Si vas a pretender ser tan macanudo (¡tú, Piñera!) tan seco, tan progresista, tan renovador y reformista, entonces hazte cargo del despelote que tienes – tal como prometiste que harías, nos vendiste la pomada, y cacareaste para que te re-eligiéramos...(¿¡Cómo tan weones!?)
Da rabia y hasta un poco de vergüenza ajena decirlo, pero tú no hiciste nada por corregir lo imprescindible, aquello básico y fundamental al servicio de la gente, y que está en la voluntad de un estadista que pone a la patria por encima de cualquier otra consideración e interés; aún por encima de su propia incompetencia, de sus intereses personales, por sobre sus componendas, a pesar de sus conveniencias económicas y las de sus pares, amigos y protegidos (incluidos esos empresarios que no construyen empresas de útiles y servicios, sino, apenas, maquinarias y/o maquinismos tragamonedas)...
Hoy, con apenas un escuálido y escandaloso % del planeta Chile en apoyo a tu figura y torpe mandato, solo queda el plebiscito para reacondicionar a bien las partes manidas y amarradas, a la vez que hacer lo obvio y consecuente: “dotar de facultades a los servidores del Estado para que éste cumpla con las funciones que legítimamente se esperan de él. Una Constitución con perspectiva de derechos debe pensarse para dotar de facultades a los servidores públicos para respetar, proteger, promover y garantizar los derechos fundamentales de todos los ciudadanos”.
¿Será esto igual a agregarle equidad y sabiduría al Estado -por buscar palabras que nos digan algo relacionado al bien común- para que éste se vea obligado a proteger, responsabilizar y hacer valer las normas y leyes constitucionales que rigen la convivencia y los destinos de la nación (de Presidente a Paje)?
Un ejemplo de sabiduría en estado de urgencia que requiere la Constitución es actuar inmediatamente sobre las leyes de los derechos de agua.
El proyecto de reforma constitucional indica:
“Se entenderá que este derecho es esencial para el pleno disfrute de la vida y de todos los derechos humanos. Toda persona tiene derecho a disponer de agua suficiente, salubre, aceptable, físicamente accesible y asequible para el uso personal y doméstico.
Es deber del Estado velar para que este derecho no sea afectado, y tutelar el suministro y provisión del mismo".
Esto, obviamente no significa que el Estado se transforme en una tiranía del agua. Lo digo porque está más que claro que las leyes son una cuestión apenas escrita en el papel (o en el disco duro) y que su aplicación es un asunto que tiene que ver con encargados, autoridades, personas, gente inserta en el aparato burocrático que, también, al igual que usted y yo, están sometidas a los vaivenes de sus pequeñeces, de sus delirios y emociones rotas, de su hambre y avaricia. Es decir, son gente, presidentes, senadores, abogados, conservadores de bienes raíces, notarios y otros con una moral corta y suficiente poder para forzar las leyes, y quienes se verán acosados por el impulso feroz de los que acaparan, aquellos depredadores que son capaces de todo por el dinero y el poder y que no descansan nunca en su afán de acumular riqueza. Esos cabrones NO se detendrán jamás en su lucha por hacerse de toda el agua posible para sus negocios. Incluida la parte suya y la mía.
Si no defendemos la correcta aplicación de las reformas constitucionales como esta del agua, nos vamos a quedar como aquél (y me disculpo por meter un chiste en algo tan grave, pero me parece que viene muy bien al caso):“Las estadísticas indican que en el mundo hay 5 mujeres por cada hombre. De ser esto cierto, alguien lo está pasando fantástico con las 5 que me tocan a mi”.
Cambie lo de 5 mujeres por 5 litros de agua y el resultado es el mismo
Hay muchos que creen que esto de cambiar la Constitución tiene que ver con borrar todo y escribir todo de nuevo. Como si estuviéramos hablando de un cuaderno al que se le pueden arrancar todas las hojas escritas y empezar a escribir de cero sobre la primera página en blanco. Es evidente que aquello no es lo que va a ocurrir cuando se apruebe reformar la Constitución.
Tampoco ocurrirá que una ola salvaje de izquierda marxista, comunista y leninista (como teme un querido amigo mío) pondrá su sello en la Constitución para que se abra el grifo de la oscuridad y Chile se transforme en una dictadura de izquierda con un presidente que plante la oz y el martillo como los nuevos símbolos del cacareado “pueblo por el pueblo”, más alguna de las otras falacias chavistas que, por ejemplo, han derrumbado la economía y la convivencia en Venezuela hasta el punto que millones de sus ciudadanos han tenido que huir de la pobreza y la malvivencia generalizada por culpa de la infausta administración de Maduro, y que doscientos mil de ellos se hayan venido a instalar en este largo y angosto despelote con la cándida idea de un mejor futuro para sus vidas.
(¡Gracias residentes venezolanos, colombianos, ecuatorianos, peruanos y ciudadanos de otras nacionalidades afincados acá, por enseñarnos a atender a nuestra gente en los supermercados, en las ferreterías, en el teléfono y en todas partes donde haya que servir de forma solícita, amable, delicada y culta!)
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Gracias Alien Carraz por las sonrisas que por lo general consigues sacar a mi aburrido espíritu comunitario. Pero. Siempre un pero. Pero nunca mencionas en tus socarrones e irónicos cargos al prójimo, alguna de nuestras propias faltas, falacias y agachadas sociales. Es una opinión …. diría otro frecuente del espacio. SONRIAMOS¡¡¡ Mientras se pueda y nos lo permitan.
ResponderEliminarGracias, Carlos Alberto Leoni, me sienta muy bien saber que, al menos, consigo que sonría.
EliminarHace mucho tiempo que no leiamos tanta verborrea
ResponderEliminarreduccionista. Hace mucho tiempo que no se personificaba imagenes manipuladoras de la realidad. Es como si se hubiera hecho un copy paste de la tele, como si fuera la verdad completa. ¿Que tiene de aporte algo asi?, nada, porque no tiene remedio,porque todo lo que se dice ya paso, es antiguo. Ademas, esta expresion es solo dialectica de muy escaso analisis esta todo basado en la tele. ¿ porque hablamos de esto?, porque hay que explicar dos cosas: porque por una parte existen personas que solo le dan cahuines a los enfermos y por otra que solo le dan esperanzas y aliento. ¿ Cual cree ud que representa este articulo?. Los motivos por el cual alguien le puede dar cahuines a un enfermo es solo para matarlo y quedarse con algo o tambien por venganza. Nosotros creemos que los dos motivos estan presentes en este articulo.
Caso Cerrado. Favor de No insistir
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