Comunicaciones
Existen diversas formas para enfrentar el momento, aunque sea difícil de creer. Pero todas ellas tienen una raíz común: la experiencia.
La experiencia nace del propio historial que se haya tenido. También por cómo fuimos educados y las historias que nos han contado. En este sentido, tenemos distintas actitudes y recursos para enfrentar el momento.
Con base en la realidad que estamos viviendo en la actualidad, mucho más urbanizados e informados de las cosas, quisiera ofrecer 3 propuestas para surfear el problema en el que estamos.
1.- La actitud es crucial. ¿Debemos exigir o debemos estar abiertos a la comprensión y a proponer? Qué actitud tomar es clave porque define si enfrentaremos la situación con fortaleza o debilidad. Exigir demuestra nuestra debilidad, puesto a que le deja al otro la solución de nuestros problemas y haciendo que debamos esperar por ellas. Se dejan de lado soluciones propias y responsables, prescindiendo de la colaboración, y se deja en manos de la caridad la solución. Caridad que no está mal esperar, pero ésta a veces no llega porque hay que priorizar. Ahora, ¿por qué demuestra fortaleza comprender y proponer? Porque al comprender, uno toma los resguardos personales y colectivos que dependen de cada uno y, al proponer, colabora para formar parte de un conjunto humano qué hace y construye por el bienestar de todos.
2.- Visualizar la situación: recuperar o contener. Esto es muy importante porque lo único que hace sostenible que las personas mejoren su condición, es recuperar muchas cosas como: El empleo, la dignidad del trabajo, el acceso a resolver necesidades básicas actuales y futuras, entre otras muchas. La otra alternativa es solo contener, pero esto provoca aún más incertidumbre sobre un futuro incierto. Pues, solo contener no es sostenible y nunca lo es ni lo será.
3.- Enfrentar el momento con confianza. Debemos transitar de la desconfianza a la confianza en nuestra predisposición a comprender y proponer. Por este motivo debemos confiar en las autoridades. Porque al final, esta pandemia y la recesión que vendrá les llega a todos; a los negocios o actividades, a los trabajos del hogar y a los niños, a sus propias capacidades, entre otras. Confiar implica no creer jamás que se está solo en el mundo. Por ello, hay que confiar en los sistemas: que habrá abastecimiento, que la cosa irá a mejor, en que cada uno de nosotros hará la pega, entre otras.
En el fondo, la pregunta es ¿cómo dejar de sentir que esto no se acaba nunca? Y la respuesta es pensando y creyendo que viene la primavera y luego el verano. Es decir, que esto es momentáneo, aunque parezca largo. También, abordando el presente de una manera entretenida, no despreocupada, sino que apreciar lo cercano. Esto último parece muy sicológico y lo es. Esto ayuda a ser más creativos e impulsadores.
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Absolutamente de acuerdo con estos planteamientos. Una cosa es tener debilidad y la otra mostrar debilidad sin tenerlas.
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