Psicóloga- Magister (ts) Gerontóloga Social
Les saludo cordialmente a cada uno/a de ustedes. En esta ocasión, revisaré algunos aspectos del bienestar psicológico en esta pandemia y comentaré algunas sugerencias relacionadas con los niños, las niñas y los/as adolescentes.
Como decía anteriormente, esta pandemia nos ha golpeado de manera repentina y significativamente, afectándonos en múltiples niveles, poniendo en riesgo nuestra vida, por lo que hemos tenido que ir adaptándonos a períodos de aislamiento, interrupción de procesos escolares, cambios en las rutinas de higiene, incluso el contagio al interior de los hogares. Esto hoy, es parte de una nueva realidad, una emergencia que ha puesto en jaque los sistemas de salud, políticas públicas, económicas, sociales, y por supuesto, nuestro modo de vivir.
Todos y todas nosotros/as, incluidos los más pequeños, debemos afrontar un escenario de cambios, del cual no teníamos precedentes, que incluyen la suspensión de clases, clases on line o remotas, estados de excepción (cuarentenas) que son medidas de aislamiento obligatorio, que puede resultar especialmente complejo para los niños, niñas y adolescentes, quienes deberán permanecer en sus hogares. También lo será para quienes trabajan hoy desde sus casas, como el teletrabajo, una nueva modalidad que conlleva una carga adicional de estrés, para las madres y padres, que, además de trabajar (para el sustento familiar) deben ejercer de profesoras/es de sus hijos/as o enfermeras/os de algún familiar.
Por otra parte, la alteración de rutinas, el aislamiento social, no poder compartir con amigos/as, viene a atentar contra los vínculos y las relaciones interpersonales, los que son básicos para el bienestar psicológico de las personas. Los niños/as ven a sus padres complicados, cansados, y estresados, preocupados por posibles contagios, el teletrabajo y hasta problemas de sustento. Es en este contexto, que los más jóvenes requieren de atención y protección; ellos perciben lo que está ocurriendo, independiente de su edad.
Muchas de las situaciones estresantes, que para un adulto pueden ser manejables, pueden causar un impacto en los sentimientos de seguridad y confianza del niño/a. Es así como, los niños/as pueden manifestar, estrés o la ansiedad de distinta manera; como, por ejemplo:
- Dolores de cabeza.
- Pataletas.
- Quejidos de dolores o molestias estomacales.
- Dificultades en el sueño; aparición de miedos nocturnos, Pesadillas.
- Miedos nuevos o recurrentes (miedo a la oscuridad)
- Empezar a mojar la cama o hacerlo frecuentemente.
- Ansiedad o preocupaciones. Tristeza.
- Aferrarse al adulto, no querer perderlo de vista
- Miedo a perder a sus abuelos o personas significativas.
- Rabia, llanto o quejidos recurrentes.
- Incapacidad para controlar sus emociones.
- Comportamiento agresivo o testarudez
- Renuencia para participar en actividades familiares o escolares. Aislamiento.
Este panorama, que conlleva un alto estrés, los niños/as deberán ser tratados tal como la situación lo amerita, de modo “excepcional”, por lo que, como el proceso de adaptación nos exige un cambio, es necesario que nos dispongamos a modificar, por ejemplo, nuestros hábitos familiares; lo que hacíamos antes, lo tendremos que hacer ahora de forma diferente. Sin duda, no es el mejor momento ni una tarea fácil, pero podemos intentar dar prioridad a nuestro bienestar personal y al de aquellos que nos rodean. Para ello, considere las siguientes opciones:
- No oculte lo que sucede, hable con calma, de forma sencilla de lo que pasa, de la importancia de quedarnos en la casa, de cuidarnos y de cómo hacerlo.
- Protéjalos de contenidos alarmantes de los medios de comunicación y las redes sociales. Limite el uso de la tecnología, sin prohibirla. Acuerden juntos/as un horario para conectarse: cuánto tiempo y cuándo.
- Los niños/as y adolescentes pueden sentirse vulnerables y debemos permitir que expresen lo que sienten, por lo que, favorezca la expresión de sus ideas. Invítelos a que digan lo que sienten y cómo lo sienten. Ayúdelo/a a identificar las emociones que está sintiendo.
- Ante cualquier pregunta respondamos con claridad y cuéntele como se siente usted y que está haciendo para manejar juntos la situación. Hágalo sentir que es parte.
- Los fundamentos que utilice deben ser cortos, coherentes, es decir, cuide lo que usted dice y cómo lo dice.
- Mantenga algunas rutinas básicas en el hogar, como, por ejemplo; hora de levantarse y acostarse.
- Establezca nuevos horarios y rutinas para la situación actual, ejemplo: Horarios de colegio, que se vistan adecuadamente y se dispongan en los horarios que corresponde. Incorpórelos a ellos/as en las decisiones de lo que se puede ir construyendo como una rutina, pueden ser activos/as y protagonistas en buscar y proponer ideas y soluciones.
- Alterne los tiempos de quehaceres escolares, de ocio y de juegos.
- Compartan actividades familiares independiente la edad que tengan, por ejemplo: cocinar, deles la oportunidad de pensar una idea de que hacer, de organizar los materiales, el espacio, y de organizar como lo van a hacer. Y por supuesto, a limpiar lo que se ocupó. Luego compartan y disfruten en conjunto, reforzando la tarea realizada.
- Compartan los quehaceres cotidianos, asígnele un encargo diario, por ejemplo; todos los días poner o levantar la mesa a la hora de comer; darles comida a los animales de la casa, o cualquier actividad del hogar. Lo hará sentir que es parte, que colabora con su la familia en esta situación.
- Promueva que se conecten con sus cercanos, permita relaciones virtuales.
- Promueva que llamen a sus abuelos/as, disminuirá la preocupación de ellos por los más ancianos y revitalizará los lazos afectivos.
- Los niños/as también deben tener su momento para que jueguen solos, es necesario, ya que así aumentan su independencia y autonomía, así como su creatividad.
En cuanto a los adolescentes, se supone en ellos una madurez suficiente para entender lo que pasa, por lo que sus quejas pueden pasar desapercibidas en el momento actual. Hay poco espacio para sus emociones y no siempre expresan lo que sienten. Los cambios en la rutina y el encierro les obligan a adaptarse a formas diferentes de ocupar su tiempo, por lo que puede resultar una situación bastante difícil de afrontar.
Por lo anterior:
- Hay que darles su espacio. Generalmente, ellos prefieren conectarse con sus pares en la intimidad, tarde noche, como en una sensación de no ser observados, interrumpidos, en su mundo, porque necesitan espacios diferenciados, solo para ellos y no compartidos con la familia.
- Busque compartir actividades con ellos y estar abiertos al diálogo, sobre todo si es una inquietud de ellos; hablar en base a lo que preguntan, no otra cosa. Además, es importante: sin otros estímulos presentes.
- Busque un espacio para conversar, compartir emociones, enojos (por qué no), abrir el diálogo es necesario.
- Respete los tiempos y los espacios de ellos. Deles la oportunidad que sugieran cómo participar, puede ser con un video, película, juegos.
- Aprovechemos estos momentos, para la comunicación.
Por último, debemos asumir que habrá momentos de frustración, cansancio, agobio y aburrimiento, que es normal que pase.
Espero que estas orientaciones, le sean de utilidad para usted y para compartir con quien lo necesite.
Si desea comunicarse conmigo, enviarme un comentario, sugerencia o consulta, puede escribirme al mail: lorenaesquivel.algarrobo@ gmail.com
Nos vemos en el próximo video, abordaremos a los padres y madres en esta pandemia. Reciban un gran abrazo.
Muchas gracias Lorena por seguir aportando en el bienestar social y familiar. Se agradece.
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