Por Pablo Salinas
Hace pocos días, Damaris Calderón acaba de publicar un nuevo libro. En rigor, el 1 de julio recién pasado, la poeta radicada en Isla Negra anunció en su muro de facebook la aparición de "La sombra del pájaro". El texto se publica a través de "Las Dos Fridas", sello editorial que Damaris mantiene desde los años 90 y que en su catálogo incluye autores como Pound y Ritsos. La imagen de su portada corresponde también a un trabajo de su autoría. Es decir, se trata de una obra donde su autora interviene en la globalidad del proceso: desde la escritura de los poemas, al diseño, elaboración e incluso distribución del libro. Esto da cuenta del grado de seriedad y compromiso que Damaris tiene por el mundo, no solo de la poesía y las letras, sino de la cultura en su conjunto.
A mi modo de ver, por lo demás, "La sombra del pájaro" no se trata en ningún caso de una obra que podría considerarse "menor" dentro de la prolífica producción de Damaris. Por el contrario. En esta, se reinterna en huellas ya exploradas -verdaderos leitmotivs, la madre, el padre, Cuba, la patria-, ahondando con especial intensidad en un registro: la coyuntura social del Chile actual.
Los interesados en adquirir este excelente nuevo poemario de Damaris pueden hacerlo poniéndose en contacto con su autora en: https://www.facebook.com/damaris.c.campos
Dentro de los cerca de cincuenta poemas que componen el volumen, todos de gran calidad, comparto:
CHILE C de cordillera y de carne de perro.
H muda en la boca del indio
Y ante consonante, con signo $
Irredento.
Inconmensurable.
Irrisorio.
Loco.
Libertario.
Ladrón.
Extraviado.
Extranjero en sus propios pedazos.
Niño que aún no comprende
cuando lo llaman por su nombre:
Chile.
LA DICHA
Algo que no tiene que ver
ni con la euforia ni con la exaltación.
Algo que no prescinde tampoco
de la empatía, de la tristeza.
En estado sólido, es un cristal de cuarzo.
En el líquido, un río que fluye.
Un río, por el que más de uno
querría arrancarte los ojos.
Pero ya no te importa
desde esa orilla amarga, plena.
La dicha.
ni con la euforia ni con la exaltación.
Algo que no prescinde tampoco
de la empatía, de la tristeza.
En estado sólido, es un cristal de cuarzo.
En el líquido, un río que fluye.
Un río, por el que más de uno
querría arrancarte los ojos.
Pero ya no te importa
desde esa orilla amarga, plena.
La dicha.
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