INVITACIÓN A CARAVANA DEL APRUEBO. Carta al Director

Estimado director;

Hemos recibido una invitación a participar en la “caravana del apruebo”, en conmemoración al año transcurrido desde el 18 de octubre pasado. Así como hay personas decididas a festejar el acontecimiento, habemos otros a los que no nos cabe sino deplorar el rumbo que ha tomado el país desde esa fecha. Si bien es cierto resultaron absolutamente compartibles las demandas que se manifestaron entonces, hay enfatizar que ninguna de ellas resultaba impedida de ser resuelta con las facultades vigentes, sólo se han postergado por la falta de voluntad o directamente incapacidad para actuar de los funcionarios a cargo de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial que, apoyados en su propio bienestar han desatendido gravemente sus responsabilidades. 

Uno de los más poderosos reclamos de la comunidad se refería a la corrupción generalizada en todos los ámbitos de la nación y las escandalosas sanciones aplicadas a los delincuentes en especial a los denominados de cuello y corbata. Esa es la gran demanda que se está haciendo eco en nuestro país. Sin embargo, la corrupción no tiene pelaje y ha llegado a generalizarse al punto de que ahora tenemos a más de trescientos mil compatriotas que cobraron dolosamente un bono de ayuda estatal que no les correspondía. (Seguramente ellos también marcharán en apoyo al estallido…) El país en el último año ha perdido infinidad de puestos de trabajo, se han destruido valiosas obras que se han debido reparar con plata de todos los chilenos y se ha tensionada a la sociedad a límites que no veíamos desde hace medio siglo. Como resultado de toda esta situación el desarrollo alcanzado en el último tiempo se ha retrasado en varios años que demorarán muchos más en recuperarse. Todo esto se ha convertido en duro castigo para las clases más humildes, en cuyo nombre dicen actuar los mentores del movimiento. Hábilmente los políticos tradujeron la presión social en la necesidad de una nueva constitución cuya tramitación les permitiría mantenerse en el rentable ejercicio de sus funciones. Personalmente - y lo he conversado con muchas personas que ven el tema de manera parecida, - no tengo nada que celebrar.

J. Joaquín Berríos r.

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