AL CABILDO ABIERTO DE ALGARROBO. Publicación Solicitada

Por Jaime Bassa Mercado

Sobre mi candidatura a la Convención Constitucional

Quisiera compartir con ustedes algunas ideas y reflexiones para explicarles cuáles son las razones que motivan mi postulación, por la Región de Valparaíso, a un escaño en la Convención que redactará la Constitución Política de 2022. Nuestro país está atravesando por un trance histórico sin comparación en los procesos políticos y sociales de la República, protagonizado por una revuelta popular contra el orden neoliberal impuesto a partir del golpe de estado de 1973 y un proceso constituyente que ha contribuido a canalizar la potencia de dicha revuelta. Los pueblos movilizados han realizado una clara manifestación de voluntad popular en clave destituyente, contra el orden social neoliberal vigente, cuya potencia constituyente debe desplegarse efectivamente.

Estos son, a mi juicio, los ejes del proceso constituyente actualmente en curso y que debieran ser claves para avanzar hacia una nueva Constitución que sea, efectivamente, nueva… es decir, una estructura de poder en la sociedad distinta de la Constitución actual. Desde esta perspectiva, en tanto forma jurídica para el ejercicio del poder político, la Constitución vigente sigue siendo la del ’80, funcional a la acumulación y concentración del poder, que nos impone determinado proyecto de ingeniería social, sostenido sobre la mercantilización de nuestros derechos –con la consecuente mercantilización y precarización de la vida– y protegido por los llamados enclaves autoritarios o trampas constitucionales, que han neutralizado la potencia transformadora del pueblo organizado.

La nueva Constitución tiene que asumir el desafío de permitir el despliegue de la potencia transformadora de la organización social, el que va mucho más allá de las fronteras del texto constitucional o del proceso constituyente que culminará en 2022. En este sentido, es fundamental que la nueva Constitución asuma dos desafíos fundamentales:

- Desconcentración y distribución del poder

- Desmercantilización de los derechos, especialmente de los sociales

Estos desafíos se materializan en distintas dimensiones, pues la estructura de relaciones de poder atraviesa a toda la sociedad y se manifiesta no solo en clave territorial o institucional, sino también en clave ambiental, de género, entre otras. Por eso parece imprescindible considerar los derechos desde la perspectiva del poder, como instrumentos en torno a los cuales se construyen las relaciones de poder, con el fin de terminar con los modos de acumulación que las configuran; esto supone equilibrar la protección constitucional entre los distintos tipos de derechos (los de libertad, los sociales y otros), así como incorporar el reconocimiento de los derechos de aquellos grupos sociales que se encuentran en condiciones estructurales de postergación, como niños, niñas y adolescentes, pueblos originarios, entre otros.

En ese diseño, será fundamental fortalecer los gobiernos locales y empoderar a cada comunidad, de modo tal que seamos verdaderos protagonistas de los procesos de cambio social, pero también en la protección y garantía de nuestros derechos. Creo que esto solo será posible si la discusión constituyente de los territorios se articula con el trabajo en la Convención. Mi intención es desplegar todo el esfuerzo necesario para que así sea.

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