Por Alien Carraz
Ha sido un duro golpe a la moral y a la credibilidad de la gente buena-gente que habita en este país, que, por ejemplo, don Eleodoro Matte (no digo que por orden suya) haya sido parte de una colusión que, más allá de su vulgaridad, también resulta casi un mal chiste. Porque, ponerse de acuerdo para meternos la mano al bolsillo a todos los chilenos y solo para ganar aún más plata con los rollos de papel que usamos para limpiarnos el traste, es verdaderamente una muestra de la avaricia y la podredumbre, como práctica regular dentro de un vasto espectro de la industria y del empresariado nacional.
Lógico, entonces, es pensar que otra esfera de poder - como una alcaldía que repite gestión – sirva de plataforma para que se manifiesten todo tipo de colusiones, prebendas, arreglines o chanchullos. No digo que efectivamente ocurran, pero tampoco aseguro que no sucedan. Lo que sí, apruebo las sugerencias del ex-fiscal en relación a la necesidad de parte de la Contraloría de poner coto en las fiscalizaciones para que la afición nacional de pasar jureles por atunes se transforme en una dificultad de tales proporciones que los encargados de aprobar pagos bajo la mesa con las platas de todos, prefieran esperar a que les llegue el sueldo a fin de mes en vez de meter las uñas a lo campeón por las rendijas que dejan abiertas las tontas normas, las leyes y los recovecos del papeleo.
Así, en otras latitudes, y en referencia a programas de autodenuncias, estos han tenido tanto éxito que la mayoría de los involucrados en contubernios y arreglines están en la cárcel o siendo enjuiciados.
Lo otro que promueven estas acciones son ciertos efectos en cadena que hacen que haya más gente dispuesta de denunciar, y como consecuencia, los perpetradores tengan temor de llevar a cabo ilícitos administrativos con tanta soltura.
Estar encima del maestro que nos viene a reparar la taza del wc y que dice saberlo todo, es mucho mejor que simplemente dejarlo que trabaje a su gusto para después tener que ir a tirar la cadena y abrir de par en par la ventana del baño en la casa del vecino.
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