Por Pablo Salinas
Planificación territorial. Un concepto árido para la mayoría, que adquiere una rápida y tangible cercanía cuando lo vinculamos con medio ambiente. Porque gran parte de las problemáticas socioambientales que nos afectan, no solo a nivel local, sino a lo largo de Chile, tienen su origen precisamente ahí. En una decisión técnica, pero arbitraria y, por lo general, peor todavía, tomada “entre cuatro paredes”. El caso de Tunquén y su potente ecosistema es un caso neto de aquello. En determinado momento, un comité de “expertos” decidió que su playa era terreno adecuado para construir, para urbanizar, para llenarlo de viviendas. Pese a que se trata de una zona enteramente inundable en caso de tsunami, que está repleto de restos arqueológicos, de que sus doradas arenas forman parte de un corredor biológico de importancia mayor. La amenaza no vino del cielo, sino de una decisión muy humana y concreta. Desde entonces, la comunidad es la que se levanta, la que debe hacerlo, con el fin de contener los coletazos de una maniobra en falso en cuanto a planificación territorial. Hace pocos días, la Corte de Apelaciones de Valparaíso entregó algo de alivio en esa lucha, obligando a toda pretensión inmobiliaria en el lugar a someterse a un estudio de evaluación ambiental. Conversamos al respecto con el abogado de la Fundación Tunquén Sustentable, Christian Lucero.
Las gestiones por la defensa del ecosistema de Tunquén se prolongan por varios años, quizá ya cerca de diez. En todo este tiempo han habido evidentes avances. ¿En qué está ahora esta importante cruzada de protección ambiental de nuestra provincia y nuestra región?