Por Nicole Barrios
periodista
@queleo_algarrobo
En las últimas décadas, muchas familias han debito habitar viviendas donde el hacinamiento ha afectado su calidad de vida. Además han sido desplazadas a periferias carentes de servicios y oportunidades, creando bolsones de pobreza, resentimiento y violencia. ¿Cómo vamos a vivir juntos? Es un libro basado en la presentación que el reconocido arquitecto chileno Alejandro Aravena realizó ante el pleno de la Convención Constitucional, inaugurando el ciclo “Reflexiones Constituyentes”, iniciativa de conversación, diálogo y reflexión entre distintos sectores de la sociedad, que permitieron recibir valiosos aportes académicos, populares y ancestrales, apuntando a la consolidación de nuevas prácticas políticas que involucren a todas y todos.
Aravena, en este conciso y profundo texto hace su aporte al proceso constituyente a través de 11 casos de diseño participativo, de los cuales se destilan tanto soluciones a problemas urbanos como claves para reescribir las reglas de la vida en común de cara a una nueva Constitución. En este momento, tal vez, usted esté pensando ¿Y el caso de la “Población Elemental” de Playa Ancha en Valparaíso? ¿No fue un proyecto liderado por este arquitecto que no sobrevivió el primer temporal dejando 150 casas anegadas en 2011? entonces ¿Por qué lo invitaron a exponer al pleno de la Convención Constitucional después de tan grave error? Efectivamente así fue, y es el primer punto que tocó en su discurso con la pregunta ¿Desde cuándo hay que ser infalible para ser un interlocutor válido? Explicando en detalle la situación del caso, y el tremendo aprendizaje que sacó de este “terrible y doloroso momento” (según sus palabras) para su equipo y para él, quienes a pesar de todo, la frágil institucionalidad y los escasos recursos decidieron seguir trabajando en vivienda social.
¿Cómo hacer para que una familia pueda vivir junta en una casa? ¿Cómo se hace para que un grupo de familias puedan convivir en un pasaje o edificio? ¿Cómo se vive juntos en un barrio, en una ciudad o un territorio? Son algunas de las preguntas que plantea el arquitecto, no desde un tecnicismo urbano, sino, enfrentando la pregunta de la vida colectiva. Aravena propone que crear viviendas dignas y una ciudad justa no solo depende de aspectos técnicos y económicos, sino del involucramiento de quienes las habitarán. “Las personas son parte de la solución, no del problema”, la participación es clave para entender el problema, antes que juzgar a las personas, porque esta permite identificar y definir prioridades, ante la enorme diversidad de necesidades que van desde nuestra variación climática, geográfica y cultural.
No se necesita ser arquitecto o tener algún tipo de expertiz en construcción, o en políticas públicas para entender lo planteado en este libro, sólo se necesita empatía y tener sentido común del bienestar colectivo, porque como dice Aravena “las ciudades son atajos hacia la equidad”, lograr el bien común es difícil y, para construirlo, hay que correr riesgos.
Porque eso busca la izquierda, que no se hable de borrador ni de quienes lo hicieron. Ahora es farándula y cualquier otra mentira como aprobar para luego reformar. Es un engaño increíble.
ResponderEliminaren Chile hasta la arquitectura es clasista...malos materiales, casas sin jardin, hacinadas en pasajes....
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