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miércoles, 7 de septiembre de 2022

PUNTA DE TRALCA: EL DESASTROSO RESULTADO DE LA INOPERANCIA MUNICIPAL

Por Pablo Salinas

Tras los sucesos de ayer, hoy Punta de Tralca es noticia en todo Chile. Los noticiarios de los canales nacionales le entregan minutos a la localidad quisqueña. Pregunta inevitable: esta potente cobertura, ¿le resultará en algún grado atractiva a la autoridad local? ¿Le complacerá? Difícilmente. Que la comuna destaque por el mal desempeño municipal, por su bochornosa gobernanza, el único sentimiento que puede provocarle al jefe de la administración local es vergüenza. Porque lo de ayer fue un espectáculo escandaloso y el principal responsable tiene un solo nombre: José Jofré. 

Quien tomó las riendas del gobierno quisqueño en junio del año pasado, tras varios períodos como concejal, sigue empeñándose en tratar a los vecinos como si fueran niños de párvulo, o peor aún, deficientes mentales. La comunidad, tal como en el caso de la parcela 33 de la quebrada Totoral, para la parcela 30 de Punta de Tralca reaccionó temprano y en forma propositiva. Fue la comunidad, de hecho, la que llevó a Jofré de la mano y le puso sobre la mesa una salida concreta y viable para proceder ante un conflicto socio-ambiental que tampoco era nuevo, sino que llevaba ya arrastrándose varios años, pero que, entonces, asomada la bandera de la amenaza inmobiliaria, había empezado a aumentar peligrosamente su temperatura. Jofré, como ya es su sello de fábrica, fue pródigo en declaraciones biensonantes, para en la práctica terminar mostrándose como un completo irresoluto. 

La propuesta de los vecinos, el cambio de uso de suelo en el sector, la dejó en manos de su asesor urbano, ciegamente, quien, por su parte, se encargó de descomponerla a su antojo. Este último, incluso, tuvo el desparpajo de desautorizar a su jefe -expresar que el cambio de uso de suelo no le parecía adecuado- y armar una verdadera puesta en escena trayendo a la SEREMI del MINVU a presentarse ante el Concejo, como una forma de reforzar su tozuda postura pretendidamente técnica.

Despejado el trigo de la paja, de haber respondido responsablemente a la propuesta vecinal -introducir una modificación al plan regulador NO SUSTANCIAL, por lo que se evita la demorosa evaluación ambiental (ojo SEREMI)-, hoy existiría lo más probable un proceso de consulta pública para resolver consensuadamente un conflicto de relevancia para la comuna. Quizá no estaría apareciendo en los noticiarios, pero El Quisco sí estaría destacando por la civilidad al momento de hacer frente a una problemática compleja, y no porque las hoy verdes laderas de Punta de Tralca se convierten en un campo de batalla entre carabineros y los vecinos que luchan por defender uno de los puntos patrimoniales más ricos, queridos e importantes de la comuna.

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