Por Pablo Salinas
Enrique Swinburn fue un pintor chileno que vivió entre 1859 y 1929. Hijo de un banquero inglés radicado en Chile, se formó en la Escuela de Bellas Artes, recibió lecciones de Pedro Lira y durante un tiempo fue secretario de Benjamín Vicuña Mackenna. Consagró en exclusivo su vocación pictórica a los paisajes, dedicando algo más de cuatro décadas a recorrer Chile en busca de motivos para sus pinceles.
Nos ha legado vistas cordilleranas, de los campos de la zona central y un buen número de marinas. Entre éstas, destaca una, en rigor, un paisaje costero: Tunquén, desde los cerros hacia el mar, que nos ofrece una vista inestimable del sector hace un siglo atrás. El cuadro no tiene fecha pero con seguridad fue pintado antes de 1920. Nos permite descubrir cómo era la antigua capilla que había junto a la desembocadura del estero, con dos torres, y que hasta hoy sigue dando nombre a esa área.
Podemos suponer cuán apartada y de difícil acceso era la zona hace cien años atrás; sin embargo, un factor poderoso hizo que el pintor Enrique Swinburn pasara por encima de cualquier eventual contratiempo: la belleza del paisaje.
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