Fuente Pablo Salinas
Los cuerpos de agua de los humedales de nuestra comuna han aumentado en forma considerable su volumen tras las lluvias de los últimos días. El espectáculo es francamente halagüeño y anuncia una primavera llena de vida y color. En Tunquén vuelve a emerger con especial fuerza el humedal estacionario, en medio del campo dunar, y en El Membrillo y San Gerónimo las parejas de cisnes coscoroba exhiben sus lustrosos plumajes blancos bajo los tímidos rayos del sol.
Pero es en el mismo centro de la ciudad donde se genera el evento natural más interesante de este último temporal de viento y lluvia. Desplazado a segunda línea dentro de los ecosistemas locales, el estero de Quebrada Los Claveles despierta (y nos despierta) con un robusto flujo de aguas que terminan por abrirse paso hasta el mar, socavando las instalaciones de juegos infantiles que desde hace años intervienen su cauce. Una potente señal para hacernos ver y entender, nuevamente, que a la naturaleza, con sus ciclos y dinámicas, conviene siempre, por encima de fugaces apetitos humanos, conocerla, estudiarla y respetarla.
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