Aprender a gestionar emociones como la ansiedad y la sensación de intranquilidad resulta clave para tener una experiencia óptima, además, establecer estrategias de planificación previo a clases y otras actividades ayudará a sortear de mejor manera este período.
Cada año son miles los estudiantes que inician un nuevo ciclo académico con el ingreso al primer año de universidad, y es bastante común que experimenten emociones como ansiedad e incertidumbre, debido a que este paso implica cambios que van desde los horarios, la rutina de estudio y la carga estudiantil.
Para lograr tener un primer año exitoso es importante tener en cuenta que existen diferentes niveles de adaptación en torno a esta experiencia. Según explica Ximena Rojas, psicóloga y académica de la Facultad de Psicología de la Universidad San Sebastián, el primero se relaciona con entender que el ingreso a la educación superior puede generar en los estudiantes mayor sensibilidad los primeros días, ya que se trata de un nuevo paso en sus vidas. Para enfrentar esta sensación, resulta clave ser consciente de ella y aplicar estrategias y fórmulas que ayuden a compensar los nervios iniciales.
El segundo nivel tiene que ver con entender realmente que la vida universitaria es muy distinta al colegio, por lo que se debe tener claridad en que los sistemas de estudio, la intensidad, la preocupación y la planificación tendrá importantes cambios.
En palabras de la académica, “en la universidad uno debe ajustarse o variar un poco, dependiendo del tipo de estudiantes que fuimos en la enseñanza media. Si en esa época no tenías un sistema de planificación de estudios o de organización de actividades es importante pensar que esto en la universidad es básico, es un componente súper importante que ayuda a tener un buen desempeño”.
También la autorregulación motivacional es otro aspecto del cual los estudiantes deben ser conscientes para tener un desempeño exitoso, porque permite que la experiencia universitaria sea una instancia de aprendizaje. Este factor va de la mano con la planificación y permite que los alumnos puedan tener herramientas previo, durante y posterior a una clase o evaluación que les ayudarán a hacer una evaluación general de cómo les resultó una actividad o qué tiene que ajustar.
“La autorregulación motivacional siempre hay que considerarla respecto del significado de la tarea, de cómo me motivo, de cómo refuerzo, de tener en cuenta la importancia de que la motivación no surge espontáneamente, sino que hay algo que uno debe ir cultivando y ser consciente de eso”, explica Rojas.
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