Por Guillermo Valenzuela
Francisco Ramos, reconocido y talentoso ilustrador naturalista, profesor, historiador del arte y pintor hiperrealista de selvas vírgenes en halls de hoteles de cinco estrellas, acaba de publicar el tercer número de su revista Kisko, que se define como una publicación independiente, testimonial y de historia del litoral. Curiosamente, salvo en el número 2 de Kisco, encontramos la leyenda de Añañuca, único vínculo local con el litoral de los poetas. Haré una lectura de su primera entrega, Abuso de poder.
Entramos directo a un relato testimonial ocurrido en 1976 (año de intensa y brutal represión en dictadura), donde su protagonista, un estudiante de arte, sin militancia política declarada, es arrestado mientras busca una dirección para ir a una fiesta en un papel que le ha sido entregado por un compañero. Sospechoso por ir ataviado de morral, pelo largo, barba y sandalias, un repugnante agente de civil le arrebata el mapa que consulta con total ingenuidad en la vía pública.