Por Ernesto Ortiz
En la comuna existen una serie de humedales de distinto tipo; artificiales, ribereños, palustres y marinos. Aunque desde el año 2004 ha existido una genuina preocupación por preservar los humedales de la comuna, especialmente de la Fundación Kennedy, en la práctica esto sólo se ha traducido en que el humedal de Tunquén ha sido declarado Santuario de la Naturaleza, una categoría de protección que ya no existe, mientras que el humedal El Membrillo ha sido declarado Humedal Urbano. Para algunos de los otros humedales, recién se está preparando la documentación necesaria para poder brindarles algún tipo de protección frente al desarrollo inmobiliario descontrolado que ha ocurrido y que ocurre en la comuna.
A pesar de tener humedales de distinto tipo, estos nunca han sido considerados parte de la oferta turística de la comuna, fundamentalmente porque siempre la idea ha sido preservarlos en lugar de conservarlos; conservarlos incluye preservarlos y utilizarlos en forma sustentable.
En este sentido, los humedales nos proporcionan una serie de servicios ecosistémicos para nuestro bienestar; estos se pueden clasificar como servicios de aprovisionamiento, de hábitat, regulatorios y culturales. Entre los servicios culturales que nos proporcionan los humedales se encuentran: el proveer información escénica, oportunidades para recreación y turismo, inspiración para arte y cultura, instancias para cultivar la experiencia espiritual e información cognitiva para educación y ciencia.
Estos servicios culturales pueden ser utilizados bajo el concepto general de Eco Turismo. Ahora bien, en particular, la observación de aves cuenta con un mercado ya establecido desde hace mucho tiempo; los observadores de aves son turistas que generalmente abren mercados turísticos internacionales. Ya en el año 2011 esta industria generaba 3 millones de viajes internacionales por año, en el que participaban 25.4 millones de fotógrafos de naturaleza, que en tours de observación contribuían con un gasto diario promedio de entre US$140 y US$300 a los lugares que visitaban. Además de los turistas internacionales, también es necesario considerar los turistas nacionales que podrían sentirse atraídos por esta actividad.
¿Desde la perspectiva de la preservación de los humedales, cual es el perfil de estos observadores? Son personas altamente educadas, con ingresos anuales altos, de una edad mediana o mayor, ligeramente más mujeres que hombres, usualmente viajan solos o con su compañera y por lo general permanecen en los lugares que visitan entre 10 y 13 días. Debido a la actividad que ellos realizan, lo último que les interesa es perturbar el humedal o a sus habitantes.
Para poder poner en valor estos humedales -esto es, preservarlos para poder mantener los beneficios que los servicios ecosistémicos nos proporcionan, y utilizarlos sustentablemente para poder financiar la administración que permitirá su conservación efectiva- es necesario obtener un financiamiento inicial para: proteger físicamente los humedales, generar facilidades que permitan el involucramiento de la comunidad, establecer un programa de manejo adaptativo y reducir las amenazas de usos incompatibles, incluyendo el turismo descontrolado. Para esto el financiamiento existe.
Debido a lo anterior, el ecoturismo en general y la observación de aves en particular, podrían contribuir a diversificar la oferta turística comunal y a poner en valor los humedales de Algarrobo con un mínimo impacto ambiental.
Este artículo está basado en una presentación realizada en el año 2021 para el Proyecto del Fondo para el Medio Ambiente Mundial titulado ‘Conservación de Humedales Costeros de la Zona Centro Sur de Chile, Hotspot de Biodiversidad’. Posteriormente a esa presentación, el autor de este artículo formuló la estructura de un proyecto de puesta en valor para los humedales fiscales de Algarrobo. Esta estructura ha sido utilizada para generar proyectos, sin dar el debido reconocimiento al autor.
Foto de Francisco Gamboa.
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