Por Pablo Salinas
Las barras de arenas, que ahora separan las aguas dulces del mar, se perciben frágiles y los segmentos de playa bastante alterados, por lo que es de suponer que habrá que esperar no pocas semanas para que las condiciones habituales se restituyan en forma natural.
Un perro, sin intenciones de causar daños, se cuela dentro del área protegida de San Gerónimo, aprovechando un sector de la reja en mal estado. Tranque Roto, por su parte, que empieza a desaguar alcanzado determinado nivel, mantiene su población estable de jergones, taguitas y pidenes -además de una pareja de tortugas orejas rojas seguramente liberadas por particulares en el humedal.
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