Algarrobo y el país en general, enfrentan una dura realidad al respecto. Los sobresueldos son la punta del iceberg de la corrupción. Sueldos de hasta $ 17.000.000 impactan a la opinión pública.
La corrupción en la política es una problemática que debilita las instituciones democráticas y socava la confianza ciudadana. Dos de las prácticas más graves que perpetúan este fenómeno son los sobresueldos y el financiamiento ilegal de las campañas políticas.
Sobresueldos
El daño causado por los sobresueldos es múltiple: no solo minan la ética pública, sino que además comprometen la autonomía del Estado. Un político que recibe ingresos adicionales de manera ilegal tiene un conflicto de intereses constante.
Financiamiento
Por otro lado, el financiamiento ilegal de las campañas políticas representa el quiebre de la igualdad de condiciones para quienes participan del proceso.
Este tipo de financiamiento distorsiona el juego democrático al dar ventaja a ciertos candidatos que comprometen favores políticos a futuro.
Los sobresueldos y el financiamiento ilegal de campañas están íntimamente relacionados. El dinero que fluye de manera ilícita durante las campañas se convierte, muchas veces, en sobresueldos una vez que los políticos llegan al poder. Así, los mismos actores que financian ilegalmente campañas son los que más tarde mantienen a los funcionarios bajo su control a través de pagos adicionales. De esta forma, se perpetúa un ciclo de corrupción que debilita la rendición de cuentas.
Este círculo de corrupción tiene un costo alto para la sociedad. En lugar de políticas públicas orientadas al bienestar de la mayoría, se priorizan proyectos que benefician a pequeños grupos de poder económico. A medida que se profundiza la desigualdad, la ciudadanía se siente cada vez más alejada de sus representantes y el descontento social.
Consecuencias
El impacto de estas prácticas en la democracia es devastador. La corrupción política, tanto en forma de sobresueldos como de financiamiento ilegal, erosiona los principios fundamentales de equidad, justicia y representación. La ciudadanía pierde la confianza en que los procesos electorales son justos y que los líderes electos están trabajando por el bien común. Esto, a su vez, genera una mayor apatía política desmotivando la participación y debilitando la confianza.
La urgencia de la transparencia
La solución a estos problemas pasa por un mayor control y fiscalización.
Solo mediante la erradicación de estas prácticas corruptas se puede garantizar una democracia más justa, transparente y verdaderamente representativa, en la que las decisiones políticas responden a los intereses de la ciudadanía y no a los de grupos económicos privados.
Disculpe pero esto es para la risa. Esto se ha dicho innumerables veces y sigue igual. Solo palabrerías y no hechos. Demuestra la decadencia moral e ideológica en el país que está destruyendo todo lo que hemos logrado y lo que faltaba realizar. Esa ideología se llama Progresismo Marxista Globalista que se ha instalado en el gobierno y en el estado completo.¿ Quien esta instalando esta barbaridad?, La ONU y una casta política y empresarial, de izquierda y de derecha, que resultan ser de la misma clase social y ademas, cuicos ignorantes protegiendo sus intereses. Como ya se observa esto no tiene absolutamente nada de progreso, sino todo lo contrario, cada vez se tendrá menos recursos, mas dependencia del estado y de burócratas de esa misma clase y también quedar a expensas de inmigrantes y organizaciones criminales violentas Adoptar esa ideología solo conlleva destrucción y empobrecimiento incluso para los que tienen muchos recursos y dinero, imagine para los demás. Esta ideología en el gobierno, apoyada por una oposición que no es, no gobierna, solo se ocupa de mantener el poder y el acceso al dinero que conlleva ese poder. Esa ideología no se ocupa de los ciudadanos, usa a los ciudadanos, cobrando siempre mas impuestos y entregando migajas para mantener a la gente pobre sin revelarse. El poder por el poder y ese dinero. Así es que este articulo, lo único que pretende es lavar una imagen con palabrería y no con hechos.
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