CATATO, EL ESPONTÁNEO HERMOSEADOR DE ALGARROBO

Por Pablo Salinas

Por Pablo Salinas

Toda la vida ligada con Algarrobo. Y la de sus padres, abuelos y antepasados. Y una conexión y compromiso con su tierra que vencen cualquier obstáculo. Catato recorre cada verano de punta a cabo nuestras playas, cargado de palmeras y pan de huevo, y durante el resto del año se dedica a llenar con formas y colores los rincones de la ciudad que, a su juicio, merecen una atención especial.

Lleva años, más de veinte, en estos espontáneos trabajos de hermosamiento. Ha limpiado quebradas, borrado rayados callejeros, pero, sobre todo, ha hecho sus singulares mosaicos, dándole creativo uso a desechos y escombros. Ahora, lo tenemos concentrado en los paraderos de Avenida Ignacio Carrera Pinto. Uno ya lo tiene prácticamente listo; en el otro, justo en frente, comienza a trabajar. Desaparecen los tonos sombríos y la basura acumulada, entran los colores vivos, las figuras de peces, gaviotas y barcos, el toque distintivo.

Punto de la ciudad particularmente concurrido (próximo a restaurantes y el centro de adulto mayor). Catato envía un llamado a las autoridades: el "paso de cebra", apenas visible, exige una mano de pintura. "Cada día veo pasar muchos abuelitos, es peligroso", nos comenta.