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Algarrobo vive una transformación marcada por la llegada masiva de turistas, la erosión ambiental y tensiones sociales. Mientras algunos celebran la diversidad que ha traído más turistas y trabajo, otros lamentan la pérdida de "la calma" que definía a este sector costero. Las playas se llenan de gente, pero también de problemas como la invasión de algas. Aquí vecinos, entre ellos el alcalde Marco Gonzales Candia y Katherine Salosny analizan el presente de la ciudad: "Hay que mirarlo con más esperanza y menos pesimismo. Esto se puede mejorar y solucionar. Hay que aprender y accionar“, dice la animadora.
Por Juan Oportot Campillay, The Clinic
8 de Febrero de 2025
Las tardes en las playas de Algarrobo tienen una particularidad. La marea fluye tranquila y el ambiente familiar se despliega por toda la costa. El calor de la arena quema los pies, pero no es molesta. Al contrario, y a diferencia de otros lugares, es suave, cómoda, agradable. El gentío abunda en febrero, mes donde gran parte de los chilenos piden sus vacaciones. El festival de trajes de baños y bronceados resaltan el panorama de un nuevo verano.
Dentro de los balnearios más populares están El Pejerrey, El Canelo, y su extensión chica, El Canelillo. Para llegar a estas hay que considerar tener unas buenas piernas y algo de paciencia. Los caminos de subidas y bajadas son habituales ante la presencia de quebradas. En lo oculto se divisan los escondites.
“Ahora es una playa mucho más popular”, dicen los quiosqueros de las playas. Al llegar, lo primero que se divisa es un tumulto de gente amontonada. Personas de todos lados, del norte, del sur, pero más de Santiago. Estos últimos buscan en el verano escapar de la realidad agitada que define a la gran ciudad.
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Atravesar la playa es un caos. Hay que tener aguante. El eco de los gritos de los niños da la bienvenida a los cientos de quitasoles que reducen el sol. Hay poco espacio para moverse y se debe tener cuidado para no pisar la cara o la mano de alguien.
Un reflejo de la popularidad que ha ganado en los últimos años este balneario del litoral central de la región de Valparaíso. Lo calmo del mar, el apaciguado recibimiento, lo bonito de la costa, los pueblitos artesanales y demás cosas invitan a los turistas.
Sin embargo, no todos miran con buenos ojos los veranos de los nuevos tiempos. Históricamente, Algarrobo fue concebida como el balneario exclusivo de los santiaguinos de la clase media alta. Muchos veían en esta parte de la costa una calma solemne, silenciosa y un escape del común y corriente del gentío urbano.
“Esta playa se ha ‘cartagenizado'”, dice una locataria de un puesto de artesanías que lleva más de 50 años viviendo en el sector.
“Para nosotros ha sido bueno que venga mucha más gente porque nos ayuda con el turismo y las ganancias. Eso de que la venida de otras personas ha sido un escándalo es una mentira“, dice Eugenia Garrido, presidenta de la Cámara de Comercio, Turismo y Fomento de Algarrobo.
Eso no es todo. En los últimos veranos la popularidad de Algarrobo es sinuosa, pues se estima que los años que le quedan a las playas están contados. Según datos del Observatorio de la Costa, solo en 2024 Algarrobo perdió 5,32 metros de playa. Las marejadas, la erosión, el desequilibrio de los ecosistemas, el desenfrenado cambio climático, entre otras cosas, son motivos de las pérdidas del balneario.
Asimismo, la invasión de algas ha terminado por alejar a muchos turistas que acostumbran a visitar Algarrobo. Todos los días, y a primera hora, personal de la municipalidad debe pasar con una máquina retirando kilos y kilos de güiros. Esto no es de mucha ayuda, porque al rato vuelven a llegar las algas, lo que molesta a los habitantes y veraneantes por el olor a podrido y mosquerío que dejan.
La conocida como “la segunda piscina más extensa del mundo” tampoco ha sido indiferente a la situación. San Alfonso del Mar, el mega conjunto de edificios que representa uno de los centros vacacionales más conocidos de Chile, ha sido golpeado por los cambios medioambientales y socioculturales. La baja de ventas y arriendos a los departamentos, sumado al miedo que existe a que el mar se coma a la piscina artificial, ha sido material de preocupación para los dueños y administradores del resort.
Sin embargo, pese a las diferencias de opinión y la variopinta cantidad de personas que asisten anualmente durante el periodo estival, muchos lugareños y veraneantes se niegan a dejar Algarrobo. Se reconoce que la playa se está perdiendo, pero muchos la habitan con más vida que nunca. Hay una resistencia a dejarla y, pese a que cada vez los playeros están más pegados en las arenas, y que el espacio personal es inexistente.
Entre quienes opinan esto se encuentra la actriz y presentadora de televisión y ex candidata a alcaldesa de Algarrobo Katherine Salosny: “Pese a todo lo que pasa con el medio ambiente, y todo lo que se dice sobre el estado social, la playa se llena y brilla como siempre”, asegura Salosny
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Un visitante se lanza en Canopy en la Playa El Canelo, Algarrobo. (Francisco Paredes / The Clinic)
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Algarrobo, el balneario “exclusivo”
“Parafraseando a Vargas Llosa, nos preguntamos, ¿cuándo se jodió Algarrobo?”
De esta forma se plantearon la pregunta sobre la situación del balneario los 24 vecinos que firmaron una carta al director publicada en El Mercurio. Con fecha del 11 de febrero de 2024, la molestia de los vecinos ante los problemas que se evidencian en el destacado litoral arrastran varios años. Quejas que se extienden hasta el día de hoy.
Durante décadas Algarrobo ha sido conocido como uno de los balnearios preferidos del litoral central. Su cercanía con Santiago le ha permitido darse el lujo de ser visto como el panorama preferido de la clase media alta capitalina en la Región de Valparaíso. Veraneantes de las comunas mejor establecidas, como Providencia, Las Condes y Providencia, van anualmente a disfrutar de una de las playas más antiguas de Chile. Exclusiva y algo conservadora, los años le han dado otro carácter a Algarrobo.
Su fuerza económica recae en el turismo. La siesta de varios meses en la que se sumerge la comuna termina con la llegada del verano. Turistas y foráneos de varios sectores del país visitan Algarrobo con la excusa de escapar de la rutina urbana. Entre sus playas más conocidas destacan San Pedro, El Pejerrey, Las Cadenas y el Canelo, en donde el paisaje algarrobino se junta en el agua salada y la arena caliente para capear el calor.
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Pese a que el turismo sigue siendo el motor que mantiene vivo a Algarrobo, dicho carácter exclusivo de antaño que los turistas suelen recalcar dista con lo que se ve hoy en día. Después de la pandemia, las personas buscaron por viento y marea lugares para conectar con el exterior. Algarrobo fue un punto en común. Incluso, la migración Santiago-Algarrobo fue un fenómeno común luego de los años del coronavirus.
Entre quienes abandonaron la ciudad y se enfrascaron a vivir en la costa algarrobina se encuentra Katherine Salosny. La actriz y presentadora de televisión desde hace tres años que habita la comuna, desde donde conduce la radio local Mirasol FM 98.7 y dirige su restaurante Casa Tunquén.
Su vínculo con Algarrobo es de una vida entera. En su niñez visitaba las playas durante los fines de semana para practicar natación y juntarse con sus amigas. La belleza, tranquilidad, el mar calmo y el estar cerca de su madre fueron sus motivadores para vivir en la comuna.
“En estos años la población aumentó mucho. Mucha gente de Santiago, pero eso de que está peligroso es mentira. Este año se han generado varios trabajos para aumentar la seguridad junto a Carabineros y Seguridad Ciudadana”, dice la actriz en conversación con The Clinic.
Para muchos habitantes y visitantes la heterogeneidad social ha sido buena. Las playas son libres, dicen, por lo que bienvenido sea quien quiera visitarlas. Sin embargo, muchos ven en esto una amenaza.
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“Ya no es lo que era antes. Se ha llenado de rotos que vienen a poner su música fuerte y a tomar alcohol”, dice una veraneante.
“Yo no entiendo porque a los cuicos les molesta que venga gente común y corriente a bañarse a las playas. Le dan color con eso del desorden. Yo vengo desde la pandemia para acá y no es así. Es rico estar acá y mejor compartirlo”, comparte una mujer que junto a su familia se encuentra disfrutando de la playa.
Otra de las constantes que más se ha repetido en Algarrobo es la inestable llegada de los turistas. Hay locales que han tenido que trabajar más o reformular sus negocios, mientras que otros han optado por aumentar en creces los precios de sus bienes y servicios.
Tal es el caso de Paulina, quien ha vivido toda su vida en Algarrobo y trabaja desde hace más de veinte años en un negocio de lanchas. Los populares “bananos” que llaman la atención de los veraneantes.
“Chuta, ha cambiado mucho la cosa. Antes venía harto cuico y no era tan caro. O sea, con solo decirte que la fila para subirse al banano era eterna y duraba todo el día”, comenta Paulina.
“Ahora casi nada, muy poco. De hecho enero estuvo super fome. Producto de eso hemos tenido que aumentar muchísimo los precios. En diez años pasamos de tener el paseo de mil quinientos pesos a cinco mil por persona”, agrega.
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Por otro lado, dueños y quiosqueros del lugar han denunciado la presencia de vendedores ambulantes. El comercio ilegal, mencionan, se ha instaurado en la comuna y ha ocasionado un par de problemas. Peleas entre los vendedores que han culminado a combos, lo que según los locatarios se debe a meras luchas territoriales.
“De repente se arman unas peleas terribles. De hecho, hace unas semanas pasó algo que nos impactó a todos, y es que se llenó de retenes móviles por el temita de los ambulantes. Muchos quedamos para adentro, porque algo así nunca se había visto”, dice una mujer de tercera edad propietaria de un quiosco de la playa El Pejerrey.
Según datos de Carabineros de Chile consultados por The Clinic, el delito de robos ha presentado una fluctuación desde el inicio y término de la pandemia. Particularmente en robos de “objetos de o desde vehículo”, en 2020 se provocaron 39 delitos, mientras que en lo que va de 2025 se lleva 43, lo que representa un umbral de 2,84.
Con respecto a los robos “en lugar habitado”, la tendencia ha ido a la baja, en donde se produjeron 78 delitos en 2020 y 2024 cerró con 43. No obstante, el panorama de 2025 no ha sido esperanzador, pues solo en enero se produjeron 55 robos.
La compleja situación de seguridad no es exclusiva de Algarrobo y afecta a todo el litoral central. Según datos de la Fiscalía Local de San Antonio –que agrupa a las comunas de Santo domingo, Cartagena, El Tabo, El Quisco, Algarrobo y San antonio– a los que The Clinic tuvo acceso, al 31 de enero de 2025 los hurtos han aumentado en un 38,71% con 129 ingresos, 36 más que el mismo periodo del año anterior.
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Las quejas de la situación social atravesaron lo mediático. Entre 2023 y 2024 fueron publicadas tres cartas al director en El Mercurio que manifestaban las quejas de algunos habitantes. La más reciente estuvo firmada por 24 vecinos y gira en torno a la pregunta sobre “cuándo se jodió Algarrobo”.
“Nuestro querido balneario se ha transformado en un lugar inseguro, desaseado y en las playas reina la anarquía y la inopia: se vende y toma alcohol, se escucha música a alto volumen en enormes parlantes que algunos veraneantes llevan a la playa, todo a vista y paciencia de inspectores y de la nula presencia de la autoridad marítima”, dice el documento.
“Los malos olores y la suciedad campean en esa zona, tanto por la avenida principal como en el paseo de la costanera, el que también sufre una suciedad extrema”, agrega.
The Clinic se contactó con el alcalde de Algarrobo, Marco Antonio Gonzales Candia, quien manifiesta que los problemas turísticos que atraviesa la comuna son producto de la “banalización televisiva”. También alude al millonario desfalco de fondos públicos del anterior alcalde, José Luis Yáñez Maldonado. Frente a eso, el edil de Algarrobo defiende su argumento de que Algarrobo está más vivo que nunca.
“Eso es por culpa de los canales de televisión. Cuando se derrumbó el borde costero le dieron fuerte con el tema de qué Algarrobo se está perdiendo y no es así. Yo no entiendo a quienes escribieron esa carta, porque uno baja a la playa y no es así. Solo se ve a la gente disfrutando de lo que ofrece Algarrobo”, dice el alcalde.
“Desde que asumí como alcalde que estamos a full trabajando con el turismo. Hemos controlado a los vendedores ambulantes, trabajado con Carabineros y Seguridad Ciudadana y muchas cosas más. Hay que recordar que la comuna también está muy mal económicamente por el temita del alcalde anterior y la plata que se llevó”, agrega.
Estos cambios y diferencias en las opiniones no solo se han visto en el casco central de Algarrobo. Un poco más al norte, la llamada como “la segunda piscina más grande del mundo” también ha visto cambios en las costumbres de su resort.
Auge y caída de San Alfonso del Mar
Una de las postales que más llaman la atención de Algarrobo es el lujoso condominio San Alfonso del Mar. Construido sobre un terreno abandonado entre dos humedales junto al mar a mediados de los años noventa, la inmobiliaria representa la ambición de los hermanos Fernando y Myriam Fischman.
Entrar al lugar es casi imposible. Pese a que el restaurante El Gran Pez invita desde su sitio web a que los visitantes del litoral central visiten sus dependencias, los guardias del condominio enfatizan en su carácter privado, no dejando entrar a veraneantes que llegan a pie.
“Si no tiene auto, no puedes entrar”, señala un guardia en la puerta del acceso norte cuando se le consultó sobre el acceso pese a contar con una reserva.
“Antes se podía, pero hace unas semanas la administración nos dijo que se le niegue el acceso a la gente que no cuente con auto. Uno tiene que acatar nomás, si no pierdo la pega”, agrega con un tono directo y serio.
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Con once edificios, el recinto cuenta con más de mil departamentos orientados hacia el mar y con vista a la laguna. Su piscina corresponde a la más extensa de Chile e incluso le valió un ingreso en 2007 al Libro de los Récord Guinness por los números que maneja: 1.013 metros de largo, ocho hectáreas de superficie y un volumen de 250 mil metros cúbicos de agua de mar. Hoy en día solo es superada por Citystars Sharm El Sheikh, en Egipto, piscina de la misma empresa que desafió su propio récord.
Lujosa por dentro, y dotada de una publicidad que la muestra como algo impresionante y un símbolo del progreso, esta no ha estado exenta de problemas estructurales. Las denuncias producto de la contaminación hacia el humedal que está solo a metros del resort, y que es hogar de mucha flora y aves endémicas, son latentes y directas producto de que se han visto afectadas.
También, las filtraciones de agua turbia y los tubos de PVC que se ven en las afueras ensucian el ambiente de la playa de afuera. El desorden de tubos, canaletas y cañerías no está dentro del sector privado, sino en el exterior de la zona pública.
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Tras los estragos de la pandemia del coronavirus, la presencia de cambios ha sido evidente en los últimos años. Consultados por The Clinic, distintas personas que trabajan y visitan San Alfonso del Mar comentaron que los cambios a nivel sociocultural, como también medioambiental, han sido materia de discusión para los dueños del lugar. Entre ellos se encuentra Angel Gutierrez, quien posee propiedades dentro del mega complejo de edificios de Algarrobo.
“Este año ha sido un poco más tranquilo, pero 2024 destacó por los malos comportamientos de las personas. Muchos llegaron gritando, tomando y poniendo música a todo reventar. Esto provocó que algunos arrendatarios no acepten a personas de una cierta clase social, o de ciertas nacionalidades”, dice Gutierrez.
“Yo entiendo que el chileno es más tranquilo en las playas. El caribeño no. A este le gusta la fiesta y está bien, son sus costumbres. Igual creo que eso de seleccionar a la gente con una pinza está mal. En mi caso, yo no ando seleccionando a quienes me arrienda según como se ven o de qué país son”, agrega.
Angel Gutierrez comenta que desde los dueños y la administración del sector se ha generado un miedo: que el mar se coma a la laguna y a San Alfonso del Mar. Si bien la laguna cuenta con un muro de protección de aproximadamente tres metros, tanto Angel, como los guardias que resguardan el espacio a los que The Clinic consultó, saben que en un par de años el mar puede subir y provocar un problema mayor. Algo de lo que temen que pase.
Producto de los cambios, las viviendas han tenido una baja en su venta y arriendo. The Clinic accedió a datos de GPS property, donde se pudo constatar que el mercado de ventas de viviendas en Algarrobo ha caído al menos un 40%. En su mayoría estas corresponden a propiedades que entran en la categoría de “segunda vivienda”, algo que está vinculado a una mayor restricción crediticia.
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Playas más chicas y la ensalada de güiros
“Es triste ver como las playas se van perdiendo, pero es algo que pasa en todo Chile y el mundo”, dice Katherine Salosny.
La actriz, quien ha visitado durante toda su vida la comuna de Algarrobo y que hoy en día la habita desde hace tres años, no ha sido indiferente a los enormes cambios que ha sufrido la comuna.
Hace un par de semanas, en las playas de Algarrobo hubo marejadas que afectaron el borde costero. Las consecuencias terminaron en la destrucción de parte de la costa, lo que se mantuvo en arreglo durante un par de semanas.
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Muchos restaurantes y locales comerciales que están frente al mar han sido testigos de cómo el mar año a año va disminuyendo las playas. Según comentan, esto ha provocado que los números de las ganancias bajen con respecto a otros periodos estivales.
Según datos de las investigaciones del Centro UC Observatorio de la Costa, las razones que provocan la excesiva desaparición de las playas tienen directa relación con el cambio climático. El fenómeno ha afectado a todos los balnearios de Chile, en donde las olas que llegan a alcanzar entre los cuatro y once metros de altura han incidido en la erosión costera.
Esto ha provocado el retroceso del 86% de las playas entre Arica y Puerto Montt. Entre estos, Algarrobo es uno de los balnearios más afectados. Incluso, solo en 2024 se perdieron más de cinco metros de playa, lo que despertó la preocupación de los veraneantes y habitantes.
“Esto ha sido producto de los inevitables cambios de la naturaleza. Si antes teníamos treinta o cuarenta metros de playa, hoy con suerte estamos llegando a los quince o veinte. Son cosas en las que tenemos que trabajar si no queremos perder Algarrobo”, dice Marco Antonio González Candia, alcalde de Algarrobo.
La excesiva cantidad de algas que habitan en las costas son otro problema latente en Algarrobo. Según Carolina Martínez, directora y académica del Observatorio de la Costa de la Pontificia Universidad Católica de Chile, la extracción ilegal en los bosques de algas ha aumentado los oleajes extremos producto de que esta flora es mitigadora de las marejadas.
No obstante, lo peor de la presencia de las algas según los veraneantes y algarrobinos, es el olor que dejan en el aire.
Algas en las playas de Algarrobo (Francisco Paredes / The Clinic).
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“Una ensalada de güiros. Asquerosa, porque las algas se pudren y huelen horrible. Además te encargo el mosquerío. A uno le llega a dar arcadas de sentir el olor fétido”, dice Paulina, propietaria de las lanchas y bananos de Algarrobo.
Carolina Martínez comenta que el auge de estas algas se entiende por la presencia de distintos nutrientes en la costa de Chile. Los vientos del sur y las frías aguas profundas impulsan las altas tasas de crecimiento para la biomasa de macroalgas y fitoplancton. Esto aumenta constantemente las mareas verdes, sobre todo en verano.
No obstante, pese a la constante e imparable pérdida de las playas, el aumento de las algas y la afectación del comercio, los habitantes y veraneantes de Algarrobo se niegan a abandonar este balneario. Al contrario, han sido partícipes de buscar soluciones para mantener vivo a este lugar, tal como ha sido históricamente durante décadas. Una resistencia a dejar morir este balneario. La actriz Kathy Salosny es una de ellas.
“Da tristeza y nostalgia, pero el cambio climático es algo que llegó para quedarse”, dice la actriz y presentadora de televisión.
“Hay que mirarlo con más esperanza y menos pesimismo. Esto se puede mejorar y solucionar. Hay que aprender y accionar”, agrega.
Este es un articulo intencionado, pero no sabemos cual es todavía. Si fuera bien intencionado estaría mintiendo, porque solo anuncia medias verdades y no anuncia los intereses que hay detrás de todo lo que se plantea. Por ejemplo, El Alcalde niega que este mal Algarrobo, que todos lo pasan muy bien y lo demuestra el hecho que viene mucha gente y los negocios funcionan. Lo mismo la animadora. La Cofradia funciona bien, etc. Entonces ya se habla que las quejas solo obedece a reclamos "Quicos". Si esto no es populismo, ¿Que es?. Por otra parte si fuera mal intencionado, también estaría mintiendo al contar medias verdades sobre San Alfonso del Mar, por ejemplo, departamentos que son ocupados por inversionistas y por propietarios de segunda vivienda, que solo buscan negocios. Y San Alfonso se los provee. Quizás solo les falta un casino. Entonces el deterioro planteado seria muy minúsculo.
ResponderEliminarPolíticamente hablando, este es un articulo que plantea una visión progresista, no conservadora y patriota y es por eso que se produce una incoherencia de llamar Balneario pero sin playas a la comuna, es por eso que nadie esta feliz, excepto por supuesto los que vienen por 15 o 20 dias y luego se van, ya usaron, pagaron y da lo mismo después. También es una incoherencia progresista de buscan un Balneario para encontrar placer, claro, pero eso atrae a proveedores de placer y también atrae a los se aprovechan del placer y la soledad, pero que mas da, es solo por 15 o 20 días, pero los proveedores quedan porque saben que vuelven por mas. En resumen, este Balneario sera progresista, buscadores de placer y egoísta, con todas sus consecuencias y no una ciudad conservadora patriota, que garantiza comunidad, tranquilidad, felicidad y permanencia entre generaciones. ¿ Quien esta ganando?¿Quien esta perdiendo?. En Algarrobo,esta ganando el progresismo con todo su egoísmo y placer, esta perdiendo lo conservador patriota, con toda su comunidad, colaboración y desarrollo humano armónico.